A la empresaria mexicana Mariana Padilla le tocó saborear la derrota. Su historia en el fondo no es de riqueza, sino de conocimiento.
Igual que le sucedió a Chris Gardner, el millonario y filántropo en cuyas memorias escritas se inspiró la película “En busca de la felicidad”, protagonizada por Will Smith, a la empresaria mexicana Mariana Padilla le tocó saborear la derrota.
Esa desgarradora escena en la que Gardner, encarnado por el actor y cantante, abrazaba a su hijo mientras ambos se habían encerrado en un baño público para no tener que dormir en la calle, se tradujo en el caso de Mariana cuando se declaró en quiebra hace 15 años.
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Pero lejos de pensar que para desplegar sus alas como el Ave Fénix, una persona primero tiene morder el polvo (Queen dixit), ella sostiene que el fracaso se puede evitar.
Su objetivo es compartir el conocimiento para que nadie tenga que pasar lo que le tocó.
“Sería muy trágico que para tener éxito primero te tenga que ir mal, por eso algunas personas a quienes nos va bien, nos proponemos evitar que a otros les suceda”, dice.
Nuestra cultura está llena de frases y dichos acerca de la pobreza y el dinero. Algunos se han inoculado en la sangra igual que una droga.
Desde “No es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea”, pronunciado por Séneca, hasta la lapidaria “El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”, autoría de Gabriel García Márquez.
De la célebre Christina Onassis, Joaquín Sabina canta que era una muchacha tan pobre que no tenía otra cosa que dinero.
Quizá una de las más repetidas es aquella que se escupe desde el balcón del privilegio y que a la luz del emprendedurismo, parece justificar la brecha social: “El pobre es pobre porque quiere”.
“El pobre no es pobre porque quiera serlo, sino porque no sabe hacerlo diferente. El dinero tiene más que ver con lo que sabes acerca de él, que con lo que tienes. El pobre no es pobre porque quiera, porque cuando puedes vivir bien, lo último que quieres es dejar de hacerlo. El pobre no es pobre porque quiera, sino que lo mantienen pobre porque a otros les conviene que así sea”.
Mateo 5:3
Para Mariana Padilla, la glorificación de la precariedad no es más que un instrumento de dominación. Todos los días, un hombre que no es pobre, que descansa en un colchón mullido alojado dentro de un palacio virreinal, se levanta muy temprano para repetir la misma perorata: está mal ser rico y tener dinero. Ser pobre, en cambio, te asegura una butaca de primera fila en el concierto celestial.
“Los primeros que te dicen que no deberías tener dinero, que está mal ser ambicioso y que los pobres son santos, lo hacen desde el Vaticano, el lugar de la más absoluta riqueza. También, te lo dice un tipo desde su palacio, que vivas en la austeridad. Esa narrativa de la mediocridad, y la promueven los que, en vez de vivir en la pobreza, lo hacen en la opulencia gracias a quienes renunciaron a una vida mejor”.
Empecemos por cambiar nuestra relación con el dinero, propone la autora del libro “El producto no importa”, bestseller en Amazon.
Aquí entran otra vez los dichos populares que contribuyen a programarnos contra lo que Jay-Z define en una canción como los presidentes muertos. Porque los billetes son más que los rostros impresos en ellos.
“Nos dicen que la pobreza es una condición de santidad. Y a esas personas les conviene mantener al pobre ignorante. Entonces concluimos que no se trata de cuánto tienes, si no de cuánto sabes acerca del dinero”.
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Eso les sucedió casi a todos aquellos que transitaron financieramente por el camino del héroe, desde Chris Gardner, a quien es imposible pensarlo afuera del cuerpo del Príncipe del Rap, pero también a Steve Jobs, Jeff Bezos y a la misma Mariana Padilla, hace tres lustros, cuando su empresa financiera se fue a la quiebra.
Su historia en el fondo no es de riqueza, sino de conocimiento. El que dejó escrito en el libro “El producto no importa” y que se vende con gran éxito en Amazon.
Son consejos para sanar nuestra relación con el dinero y entender el complejo mundo de las inversiones. Padilla, por cierto, dicta conferencias al respecto.
Entonces no estaba tan equivocado Jesús Manrique González cuando se hizo viral por su aparente incapacidad para rapear. MC Dinero nos regaló una frase una invaluable lección financiera: Aprende algo, dinero.
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