Visibilidad financiera y tecnología: La clave para avanzar hacia una ética tributaria en México

La declaración anual de impuestos es una de las fechas que más preocupa a las pymes y a los contribuyentes en general, sobre todo en un contexto donde la inflación y las tasas de interés elevadas son algunas de las principales trabas que impiden el avance de la economía mexicana y, por ende, dificultan el crecimiento de muchas empresas, en algunos casos, poniendo en riesgo su continuidad. 

Ahora, ¿Qué implica la declaración anual de impuestos? Se trata de un documento virtual con el que los contribuyentes deben reportar ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) sus ingresos, deducciones y retenciones para declarar de manera puntual el Impuesto Sobre la Renta (ISR).

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El ISR se aplica a todas las entradas de dinero percibidas durante el transcurso de un año, con excepción de las herencias y donaciones, y tiene tasas que van desde el 1.9% hasta el 30%.

La falta de cumplimiento de esta obligación fiscal puede representar nuevos problemas para las pymes — que aportan más del 70% de los empleos en México y más de la mitad del PIB—.

Para las personas físicas que no presenten sus declaraciones, o la presenten fuera de término, la multa oscila entre los 15,860 a los 31,740 pesos.

Además, los ciudadanos deberán pagar entre 1,400 y 17,370 pesos por cada una de las obligaciones no declaradas de manera espontánea y una amonestación que va de los 4,260 a 14,230 pesos en caso de presentar declaraciones incompletas o con errores. Todas estas multas son acumulables.

Pese a estar transitando una coyuntura adversa y contra todo pronóstico, cada vez más personas y empresas cumplen con sus obligaciones fiscales. De acuerdo con un informe realizado por el SAT, entre enero y octubre de 2022 la recaudación tributaria en México superó a la de 2021 en 216.752 millones de pesos.

Además de las multas que se generan por no pagar, por un lado, el incremento de la recaudación tributaria se puede atribuir a la digitalización de este trámite que, ahora, se puede realizar a través de Internet, lo cual agiliza y facilita el proceso.

Por otro lado, vemos que cada vez son más las empresas que, independientemente del rubro al que pertenezcan, deciden implementar herramientas digitales para optimizar sus procesos administrativos y contables.

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Sin ir más lejos, según datos de IDC, durante el primer cuatrimestre de 2022 las compañías mexicanas gastaron, en promedio, 1,559 millones de dólares en servicios de infraestructura en la nube.

Entre otras cosas, para cumplir a tiempo con la declaración anual de impuestos, las empresas deben guardar registro de todas sus entradas de dinero, además de contar con la liquidez suficiente para pagar el monto correspondiente.

En este punto, la tecnología es una gran aliada de las empresas y, como correlato, también del Estado.

En lo que respecta a las empresas, estas tienen cada vez más oportunidades de acceder a herramientas digitales low tech que permiten optimizar procesos vinculados a la gestión financiera, como lo es la cobranza.

Al implementar la automatización en estos aspectos clave para el funcionamiento de sus negocios, las empresas no solo ganan dinero y tiempo, sino visibilidad financiera.

Hasta hace no mucho tiempo, las pymes solían utilizar planillas de Excel y biblioratos como único recurso para la gestión administrativa, y aún existen muchas empresas que se siguen manejando de esta manera.

Esto representa grandes problemas a la hora de realizar trámites, pagar impuestos y también para la planificación y gestión empresarial.

Gracias a las plataformas digitales, la visibilidad dejó de ser un problema para muchas pymes. La posibilidad de ver en tiempo real cuánto dinero ingresa a un negocio y de acceder a todas las facturas en un solo lugar hace que cada vez sea más fácil cumplir en tiempo y forma con las obligaciones fiscales.

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En definitiva, las pymes se encuentran transitando una realidad económica compleja y no es fácil llegar a tiempo a fechas clave como la declaración anual de impuestos.

En este contexto, la tecnología, si bien no es una solución a todos los problemas, es una vía segura que puede ayudar a las empresas a tener visibilidad financiera, ganar liquidez y ahorrar tiempo para cumplir con sus obligaciones y avanzar en la construcción de una ética tributaria que ayude en el crecimiento de la economía mexicana. 

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