Laura Carrillo, la abuela líder que en el café encontró una segunda oportunidad
Laura Carrillo tiene 63 años y es senior partner en Starbucks México, un lugar que le ha permitido adquirir nuevas habilidades y empoderarla en un mercado laboral que excluye a las personas adultas mayores. Aprender a preparar bebidas y profesionalizarse aún más en el área de alimentos son algunos de los deseos que quiere concretar en el corto plazo. Esta es la receta detrás de su éxito.
Desde que era pequeña a Laura Carrillo no le gustaba la leche. Cuando llegaban visitas sabía que era el momento de sacar la olla y agregarle canela para preparar café. El aroma que abrazaba la cocina de la casa donde creció es un sello imborrable que hoy sigue presente en su vida.
A sus 63 años revive ese sentimiento como senior partner en Starbucks México y disfruta de las segundas oportunidades que la vida le regala todos los días.
“El sentirnos activos y útiles es el mejor regalo que nos pueden dar a los adultos mayores y hoy tengo esa oportunidad”, dice sonriente mientras de fondo se escucha el ruido de la máquina de café y las charlas de los clientes que se dan cita en la sucursal de Starbucks en Avenida Presidente Masaryk.
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La historia detrás de la historia
Cuando Laura mira hacia atrás y ve la foto de su vida se siente satisfecha. Su mayor orgullo son sus tres hijas y sus dos nietos.
Mientras frota sus manos, recuerda que al cumplir 48 años regresó a la escuela para concluir sus estudios universitarios como parte de una motivación que rige su vida: ayudar a los demás.
De frente tenía las opciones de Trabajo social, Psicología e Historia, a pesar de no ser su favorita fue para esta última que la seleccionaron. Su deseo era inclinarse más hacia el enfoque social, pues deseaba adquirir herramientas que le permitieran estar en contacto con niños y adultos mayores, pero en esta disciplina encontró su verdadero camino.
“Yo quería aprender y conocer más. Una de mis mayores motivaciones siempre ha sido ayudar a los demás, pero para lograrlo primero debía saber cómo hacerlo”, dice la jefa de familia.
Al inicio no fue fácil, la historia no era una de sus mayores fortalezas, pues la dedicación que esta requería implicaba leer cientos de páginas y memorizar nombres al por mayor. Pero gracias al compromiso que tuvo con esta segunda oportunidad y el apoyo de sus hijas, Laura concluyó sus estudios universitarios. “Hoy ya me considero una apasionada de la historia”, dice satisfecha.
Carillo forma parte del universo de los 17.9 millones de personas mayores de 60 años que representan el 14 por ciento de la población en México, de acuerdo con el Inegi. Estimaciones del Consejo Nacional de Población muestran que para el año 2050 serán 33.4 millones, una cuarta parte de las y los habitantes del país.
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Preparar la receta del éxito
Hasta antes de 2020, Laura se desempeñó en diversos puestos en la iniciativa pública y privada. En todos ellos pudo mostrarle a las personas el valor de la historia.
En su último trabajo se dedicó más a la parte administrativa. Durante tres meses se encargó de llevar los registros de los vehículos que se alojaban durante las noches en un estacionamiento.
Cuando el mundo paralizó actividades a causa del fantasma invisible de la pandemia, la vida de Laura dio otro giro, ya que al igual que otros de sus compañeros, ella también se quedó sin trabajo. “Yo me preguntaba, ‘¿Qué voy a hacer?’ Porque siempre hay necesidad de cosas en la casa”, recuerda.
Sin embargo, fiel a la educación inculcada por su madre, esta abuelita puso manos a la obra y empezó a vender pays de queso utilizando la receta familiar. Lo que comenzó como una idea para su comunidad después de dos años se había convertido en un pequeño negocio de tres días a la semana que le ayudó a obtener ingresos durante la emergencia sanitaria.
“Al inicio solo preparaba el pay de mi madre, pero por recomendación de vecinos aprendí a hacer más cosas. Me metí a YouTube a ver más recetas y después una vecina me compartió una de gelatinas y de ahí me sostuve en ese tiempo”, comparte.
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Escuchar el canto de la sirena
Laura se define como una mujer inquieta que siempre quiere aprender cosas nuevas. Cada vez que caminaba frente a una sucursal de Starbucks le generaba curiosidad imaginar cómo sería trabajar ahí.
Tenía una noción básica gracias a que una de sus hijas formó parte del equipo de la cadena de cafeterías unos años atrás. “Ella estuvo muy contenta y nunca me imaginé que yo sería parte de esa empresa algún día”.
Tras la apertura económica postpandemia, la jefa de familia siguió buscando trabajo sin éxito. “Durante dos años no obtuve una respuesta de nadie, pero no quité el dedo del renglón”.
En enero de 2023, Laura se acercó a la bolsa de trabajo del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), pero la reactivación del mercado laboral fue gradual, por lo que su espera se prolongó unos meses más.
El canto de la sirena de Starbucks alcanzó a Laura en abril cuando en el Inapam le dijeron que había una vacante para ella.
“No me imaginaba lo que iba a hacer, pero me emocionaba mucho”.
Cuando fue a entrevista a las oficinas de Alsea, operadora de la marca en México desde 2002, le dijeron que contaba con habilidades que se alineaban a la visión de su programa de vinculación laboral para las personas adultas mayores. Fue así que Laura Carrillo se convirtió en senior partner en Starbucks México.
Desde 2012, el Inapam y Starbucks son aliados estratégicos en la inclusión laboral de adultos mayores en el país. Este esquema les permite crear oportunidades para las personas con la finalidad de mejorar su calidad de vida.
La primera certificación de un partner adulto mayor como Barista Trainer se dio en 2014 y esta es entregada a los partners con el mayor nivel de experiencia y conocimientos para capacitar a los baristas recién llegados.
Para el cierre de este año, el objetivo de Starbucks es sumar a 100 partners adultos mayores a sus tiendas, con un promedio de edad de 68 años.
Laura recuerda claramente la fecha y el sentimiento de su primer día como senior partner: el 8 de mayo de 2023. “No estaba nerviosa, solo muy emocionada porque quería dar una buena impresión, era una gran oportunidad”.
A los pocos días de su ingreso se enfrentó a la primera prueba. Era el 10 de mayo y el número de clientes fue más alto de lo habitual. Ella estaba a cargo de calentar los alimentos que se iban ordenando. “Recuerdo que era una locura porque no sabía mucho, pero creo que lo hice bien”, ríe al recordar ese momento.
Como senior partner en Starbucks México, Laura comparte que ha fortalecido y aprendido nuevas habilidades. Actualmente disfruta mucho estar en el área de alimentos, pero no deja de aprender. “Me estoy capacitando en bebidas, aunque me da un poco de miedo porque se necesita mucha agilidad, pero lo quiero hacer”.
Su pasión por conocer las historias de las personas y las ganas de aprender de los demás le han permitido hacer equipo con partners de todas las edades. A los más jóvenes los mira con sorpresa por todo lo que saben y le enseñan todo los días.
“Estoy muy contenta y agradecida de trabajar en Starbucks, me respetan y apapachan mucho, hemos encontrado la fórmula de trabajar en equipo”.
Desde la perspectiva de Laura este tipo de programas que impulsan el Inapam y Starbucks son una puerta de entrada al mercado laboral de una forma incluyente. Así como le dieron la oportunidad a su hija cuando estaba estudiando en la universidad, ahora se la dan a ella, algo que la hace sentir productiva y motivada porque gana un salario.
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El motor de la vida
Establecer horarios y crear una rutina son dos factores elementales en la dinámica de Laura Carrillo. A sus 63 años sabe lo que quiere y está segura de que nada ni nadie la detendrá, pues va acompañada de una familia llena de amor que la motiva a encontrar una segunda oportunidad en la vida, y adelanta que seguirá trabajando hasta que “el cuerpo aguante”.
Para esta abuelita líder sus tres hijas y dos nietos son la cafeína de todos sus días. Su núcleo familiar es la brújula que la rige y motiva a seguir aprendiendo cosas nuevas, incluso en tiempos complicados.
“La familia es mi gran orgullo, es el regalo más hermoso que tengo. Mis hijas son el pilar de mi vida y creo que con lo bueno o malo soy un ejemplo a seguir para ellas; y mis nietos, bueno, ellos son el postre de mi vida”.