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Sé dueño de tus propias palabras para ganar autoridad en la organización

Los líderes socavan su credibilidad cuando hablan en nombre de otros con demasiada frecuencia en lugar de expresar sus propias opiniones.

David Hollis y Alex Wright 24 May 2024

¿Con qué frecuencia te encuentras expresando las ideas, pensamientos o demandas de otra persona en el trabajo? Es tiempo de que te conviertas en dueño de tus palabras para ganar autoridad al interior de la organización.

Al acto de hablar por los demás los investigadores lo llaman ventriloquia gerencial, una práctica común en las organizaciones.

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Un colaborador puede ser valioso, e incluso esencial, para desempeñar el papel de líder. Pero cuando lo hace mal puede dañar su credibilidad, dañar la cultura empresarial y perjudicar la reputación y las ganancias de su empresa.

La práctica de expresar intereses de terceros mediante declaraciones como: “El CEO necesita esto antes del final de la jornada” o “La junta directiva necesita respuestas de inmediato” es común y natural.

Pero cuando los gerentes confían en este enfoque del exceso, generalmente es un indicador de dos problemas en la empresa.

1) Los líderes poseen muy poca autonomía y se ven obligados a repetir las palabras de otros (usualmente sus jefes).

2) O como como ocurre en la mayoría de las organizaciones, el hábito de la ventriloquia se ha vuelto tan arraigado que los gerentes actúan como portavoces de los demás sin prestar mucha atención a la práctica.

Entonces, al decir rutinariamente “El director ejecutivo necesita…” un colaborador puede crear la percepción, tanto en su propia mente como entre sus colegas, de que carece de autoridad.

Con el tiempo, hablar en nombre de los demás de esta manera genera una cultura gerencial en la que la responsabilidad siempre pasa a otra persona, sin que nadie esté dispuesto a tomar posesión de las decisiones.

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Primer paso: Reconocer cuándo se habla por los demás

La buena noticia es que prestar atención a estos comportamientos y modificarlos puede generar grandes beneficios.

Identificar cuándo y por qué los gerentes asumen innecesariamente el rol de mensajeros les ayuda a darse cuenta de que a menudo tienen más autonomía de la que ellos y sus colegas asumían.

Pequeños ajustes en la elección de palabras permite demostrar que se tiene autonomía y que se merece más.

Además, moderar la frecuencia con la que hablan en nombre de los demás y prestar atención a lo que dicen en este rol aumenta la credibilidad y eficacia de los gerentes y fomenta una cultura corporativa saludable donde la responsabilidad se asigna y reclama claramente.

(Depositphotos)

Ventriloquia gerencial en acción

Hablar en nombre de los demás y evitar ser dueño de tus propias palabras también puede ayudar a los colaboradores a defender a superiores en nombre de sus equipos.

Por ejemplo, un gerente de ventas en una reunión con otros ejecutivos de alto nivel podría decir:

“Obviamente, me encantan los mensajes de venta adicionales de la estrategia; sin embargo, el equipo me dice que no hay suficientes existencias para vender”.

En este caso, reconocen la autoridad del departamento de estrategia, pero la contrastan con la experiencia sobre el terreno de su equipo.

Al hacerlo, el alto directivo defiende hábilmente a su equipo y al mismo tiempo tiene cuidado de no denigrar al departamento de estrategia.

Utiliza la ventriloquia de forma reflexiva e intencionada

Como hemos comentado, la práctica de hablar en nombre de los demás es común, pero no debería ser inconsciente.

Más bien, los gerentes pueden utilizar esta técnica de comunicación con mayor habilidad al aumentar su propia conciencia de cuándo ellos y otros la están usando.

Hacer un inventario de las diversas entidades en nombre de las cuales hablan y a las que confieren autoridad o credibilidad a expensas de las suyas propias podría resultar en una lista sorprendentemente larga.

Además de hablar en nombre de la alta dirección, la oficina central u otros niveles superiores, los colaboradores también hablan en nombre de las tecnologías, documentos, modelos de negocios, entornos empresariales, radiciones de la empresa, entre otras.

Por ejemplo utilizan frases como:

“Nuestro algoritmo establece…”

“La declaración de misión propone…”

“La gestión ágil requiere…”

“El mercado es exigente…”

“El estilo CorpCom es…”

Presta atención a la frecuencia con que los colegas usan las palabras de los demás en lugar de las propias.

Estar en el lado receptor de estas comunicaciones es una oportunidad para ver cómo pueden mejorar, restar valor o hacer poca diferencia en la autoridad o credibilidad de los colegas.

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Cómo empezar a hablar con tus propias palabras

Los líderes no solo deben tener conciencia de la ventriloquia, también desarrollar las habilidades para evitar adoptar el papel de portavoz con demasiada frecuencia a fin de establecer y mantener su reputación ante colegas, clientes y otros socios.

A continuación tres prácticas que pueden ayudar a desarrollar este conjunto de habilidades para que seas dueño de tus palabras.

1. Cuestiónate si tu propia ventrilocuidad es necesaria o se ha convertido en un hábito.

Por ejemplo, si haces un ventríloquio “La oficina central necesita…”, ¿es este tu requisito o tu táctica para lograr que el equipo haga algo al darle peso adicional a tu declaración?

El uso excesivo de este enfoque en el último caso eventualmente debilitará tu credibilidad.

Considera si es posible equilibrar las palabras de los demás con tu propio punto de vista (como “Sé que esto es una prioridad para la oficina central, pero…”).

Si es así, entonces el contrapeso te ayudará a establecer un mayor respeto ante tus colegas y a generar mejores relaciones laborales.

2. Conoce a tu audiencia

Es importante realizar una autoevaluación al hablar en nombre de otros colegas de alto nivel.

La tentación de asignar agencia y autoridad a otros puede convertirse en un hábito y crear la impresión de que eres un líder que evita tomar decisiones.

Si crees que es creíble, no necesitas depender del peso extra que pueda tener otra voz.

Además, estarás mostrando un pensamiento original y ganas de asumir responsabilidades.

En particular, evita actuar como portavoz cuando te dirijas a colaboradores más jóvenes.

Si lo haces demasiado, puedes hacer que duden de tu autoridad y debiliten tu propia posición.

3. Identifica aquellas ocasiones en las que hablas por los demás con mayor regularidad

¿Tiendes a hablar por los demás durante reuniones importantes para generar impacto? ¿O tus actos de ventrílocuidad son provocados por presiones como la proximidad de plazos?

Ventrilocuar de forma inteligente, en lugar de reactiva, marca una gran diferencia en cómo te perciben los demás.

Cuando los gerentes comprenden mejor quién habla realmente y ejercen conscientemente su capacidad de acción para elegir cómo comunicar decisiones e información, pueden mejorar su credibilidad y cultivar un sentido de responsabilidad y propiedad entre los miembros de su equipo, lo que mejora la eficacia en toda la organización.

La ventriloquia gerencial es un lugar común: todos somos, en distintos momentos, figuras hechas para hablar las palabras de otros.

En lugar de ignorar este fenómeno y sus efectos, los líderes deberían desarrollar sus habilidades en este arte y practicarlas para garantizar que se logren los resultados deseados.

SOBRE LOS AUTORES

David Hollis es profesor de estudios organizacionales en la Escuela de Administración de la Universidad de Sheffield en Sheffield, Inglaterra.

Alex Wright es profesor de estrategia y organización en Audencia Business School en Nantes, Francia.

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