La Ley Antitabaco abre un debate sobre el cuidado de la salud de los consumidores, a costa de sacrificar los ingresos de cientos de pequeños comercios que han dependido de la venta de cigarro durante años, y a esto se le suma la comercialización de productos provenientes del mercado ilícito.
Juan tiene 32 años. Vive en el Estado de México y se mantiene gracias a un negocio próspero que heredó de su padre. Su tienda de abarrotes surte diariamente a los pequeños comercios que se dedican a vender dulces, chicles, papas y refrescos.
Por las noches, el comerciante recorre las calles del municipio de Metepec, muy cerca de la capital del estado, de la mano de su hijo mientras ofrece gelatinas de durazno, fresa, cajeta y chocolate (dependiendo del día). Con el dinero extra que le llega de su otra venta puede darle un extra a su familia, por ejemplo, llevar a su hijo al cine o comprar unas hamburguesas.
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El dulce sabor de sus gelatinas (con textura de mousse) se desvanece al recordar un tema que lo tiene intranquilo desde la mitad de enero. Una ley que, si no fuera porque lo afectará directamente no lo sumiría en la preocupación.
“La verdad es que el cigarro nos da muy buenas ganancias, siempre ha sido así. ¡Los viciosos nos salvan! Pero ahorita todo va a cambiar. En este mes mi cartera no va a resentir el golpe, pero el siguiente todos vamos a estar en aprietos”, comenta.
Dos grandes problemas se le avecinan: el primero es que ya no venderá la misma cantidad de cigarros que antes. Pero el segundo es peor, no está seguro de que venderá ni el 50 por ciento de paquetes de tabaco que tiene en su almacén debido a la nueva Ley Antitabaco y al alza de precios que experimentará ese producto. “Ahora van a costar 80 pesos, ¿quién me va a comprar?”.
Nadie escapa de la legislación puesta en marcha desde el 16 de enero de 2023 y sus consecuencias las resienten tanto los fumadores, como los no fumadores y los comercios.
Datos del Instituto Nacional de Salud Pública muestran que cerca de 43 mil personas mueren al año en México a causa de enfermedades desarrolladas debido al consumo de tabaco. Quizá el número suene a muy poco comparándolo con los 127 millones de mexicanos que existen, pero esa suma equivale a llenar el 66 por ciento de la capacidad del Foro Sol.
Incluso diversos estudios han comprobado que tener contacto con el humo del cigarro de forma indirecta, es contraproducente para la salud. La Sociedad Americana Contra el Cáncer explicó que los menores cuyos padres fuman presentan más problemas de funcionamiento en los pulmones.
Ambas perspectivas abogan por la salud de los fumadores y los no fumadores y ofrecen una perspectiva de lo que la reforma a la Ley General para el Control del Tabaco intenta hacer por el bien de las personas. Sin embargo, esto le sabe poco a Juan y a otros comerciantes que verán disminuidas sus ventas hasta un 25 por ciento, de acuerdo con estimaciones de Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Horas después de que se promulgó la Ley Antitabaco, el líder de Anpec puso manos a la obra para promover amparos contra la normatividad con la finalidad de proteger a las tienditas en México.
Rivera asegura que el hecho de que existan este tipo de reglamentos es anticonstitucional, pues coarta el libre derecho al consumo de distintos productos a quienes residan en México.
“Esa ley nació muerta. Es una imposición. Las afectaciones son muy importantes ya que el comercio de las cajetillas es un motor de venta. Eso significa que quienes compraban este producto también consumían refrescos, papas o chicles y sin ellos, las tiendas dejarán de tener un cuarto de sus ventas”, dice Rivera.
No obstante, la baja de sus ventas es solo una fracción del problema que los comerciantes podrían tener próximamente, ya que el peligro a que sean extorsionados aumentaría debido a que esa ley los descobija frente los delincuentes que comercian con tabaco ilícito.
InSight Crime, una organización dedicada a estudiar amenazas para la seguridad en América Latina y el Caribe, describió en junio pasado al Cartel del Tabaco. Esa mafia se encarga de extorsionar a los comerciantes para hacer que vendan cigarrillos provenientes de plantas propiedad de grupos criminales, entre ellos, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Esta expansión del CJNG al negocio del tabaco ilegal coincide con la mayor aceptación de los cigarrillos ilegales de fabricación mexicana. Cerca del 19 por ciento de los cigarrillos consumidos en México son de producción ilegal, 2 por ciento más que en 2011”, precisa Insight Crime.
Estos grupos y los demás productores de cigarro provenientes de China y otros países de Asia son señalados como los principales enemigos de la salud de los fumadores, así como de la seguridad de quienes atienden en las tiendas de abarrotes. Juan tendrá que preocuparse por otras cosas más, adicional de la caída de sus ventas.
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Antes de la entrada en vigor de la ley que controla el consumo del tabaco en México, oler el humo que deja era algo usual. Pero ahora ya no será así. Los fumadores ahora tienen prohibido fumar en cualquier lugar.
De acuerdo con lo establecido en la ley, para que alguien pueda fumar, el espacio que ocupe debe de estar físicamente separado e incomunicado de los espacios 100 por ciento libres de humo y no ser paso obligado para las personas. Además deben de ubicarse a 10 metros de distancia de cualquier acceso a un lugar.
Para Miguel Ángel Toscano, extitular de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), esta nueva normatividad obedece a un derecho constitucional superior al que tienen los fumadores: el derecho a la salud.
Y a pesar de los riesgos económicos que pueden correr los comerciantes, está seguro que proteger a las personas de una sustancia nociva como lo es el tabaco, es la mejor salida que existe actualmente ante la mortalidad de las personas.
“El derecho a la salud es un derecho constitucional y va por encima de cualquier otro derecho, (en este caso el derecho a fumar)”, comenta el ahora presidente de la organización Refleacciona, que busca generar espacios públicos más sanos.
De igual forma, concuerda con las Instituciones de salud sobre lo necesario que es dejar de fumar e incluso afirma que la problemática a la que alude el presidente de la ANPEC no es del todo cierta porque muy pocos mexicanos consumen tabaco ilícito.
“La industria tabacalera ha dicho que el 50 por ciento es tabaco pirata. Hay un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública donde demuestran con evidencias científicas y con evidencias de botes de basura que solo el 7 y 8 por ciento de los cigarros que se consumen son piratas”, agrega Toscano.
Sin embargo, en 2015 la Cofepris anunció que existían más de 200 marcas de cajetillas de tabaco proveniente del extranjero que no contaban con etiquetas a diferencia de las cerca de 13 legales que existen en México.
Productos que, de acuerdo con el medio especializado Manufactura.mx, forman parte de las dos principales empresas tabacalera existentes en territorio nacional: Philip Morris y British American Tobbaco.
Juan (al igual que cientos de comerciantes que han hecho negocio con la venta de cigarros durante años) deberá buscar alternativas para evitar que sus ingresos se vean mermados por esta nueva restricción.
Por su parte, Miguel Ángel Toscano está convencido de que este es el camino correcto para lograr un país 100 por ciento libre de humor, a pesar de las implicaciones que conlleve. “Está demostrado que todos los cigarros contienen raticidas y muchas más toxinas de las que se piensa, lo mejor que pueden hacer los fumadores es dejar de consumir este producto”.