La ofrenda de muertos debe tener varios elementos esenciales con la finalidad de que el encanto espiritual que rodea a este patrimonio religioso se siga preservando. Aquí te decimos cuáles son los que no deben faltar en tu altar
En México, la ofrenda de Día de Muertos es importante para honrar a los seres queridos que ya no están presentes. En este altar se colocan frutas, alimentos, juguetes, fotografías, flores y otros elementos que ayudan a recordar la memoria de las almas.
El adornar, dar tiempo y alimentos a los familiares que ya no están presentes hace que esta fecha sea especial para todos los mexicanos.
La ofrenda simboliza el recuerdo y el amor hacia aquellas personas que ya no están, por lo que es ritual en el que se reencuentran los vivos con los muertos.
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La fruta es imprescindible, pues es la unión que se tiene entre la vida y la naturaleza. Los antiguos ancestros mencionaban que ponerlas en la ofrenda de Día de Muertos era darle gracias a los cultivos que regalaba la tierra.
Estas frutas además de ser muy comunes durante todo el año, otoño es la mejor estación en que se cosechan, así como tienen tonalidades anaranjadas y amarillas que dan vida a la ofrenda. El pueblo Nahua mencionaba que estos colores aludían a los tiempos de sequías y madurez de la tierra.
El nabo mexicano y originario de Centroamérica está compuesto en un 90 por ciento de agua. Su color hace referencia a la antigüedad, al nacimiento y al fin de la vida, pues al nacer de la tierra fértil hace alusión al camino que cruzan los muertos al plano terrenal. La cosecha de las jícamas se da entre noviembre y diciembre.
Los antiguos pueblos decían que el anaranjado era el único color que podían ver los muertos durante su regreso del Mictlán. Por lo que es muy común que este color adorne toda la ofrenda y los caminos que se hacen con flor cempasúchil. También el color alude al luto y pena de quien ya no está en este plano.
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Para quien hace una ofrenda en honor a los niños y niñas, no se deben colocar platillos con chile o picosos. Más allá de un significado profundo la comida se pone según el gusto o platillo favorito que tenía el difunto. Además del largo camino que realizó para llegar al hogar, este le recarga de energía y le evoca recuerdos agradables.
La fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso después de haber visitado la ofrenda de Día de Muertos. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.
El elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
La tradición prehispánica señalaba que a los invitados se les daba un jarrito de chocolate preparado con el agua del difunto en batalla a manera de quedarse con la esencia y recuerdo.
El ofrecimiento fraternal es el pan. La iglesia lo presenta como el “Cuerpo de Cristo”. Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.
Es común encontrar este rosáceo pan en las ofrendas de algunos pueblos, su forma —similar a una dona irregular— hace referencia al tzompantli, altar de cráneos que simbolizaban al enemigo vencido. Mientras que la caña es la representación de las varas donde se ensartaban estos.
La palabra viene del náhuatl “envuelto” haciendo referencia a que los dioses mayas crearon al ser humano de maíz. Los tamales al ser un platillo simbólico y ritualístico; representa el regreso de los muertos al plano terrenal cuando se destapa la olla y sale humo a manera del “ciclo de la vida”.
En México estas fechas no representan tristeza y dolor, al contrario, simbolizan una fiesta y el reencuentro de los seres queridos que vienen a degustar sus platillos favoritos.
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Son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.
Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La flama que producen significa “la luz”, la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada.
El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o alabanza. Fragancia de reverencia. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
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