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Por qué fracasan los experimentos de semanas laborales de cuatro días

Benjamin Laker y Chidiebere Ogbonnaya 25 Mar 2025
Por qué fracasan los experimentos de semanas laborales de cuatro días Las estrategias basadas en la investigación de los autores pueden facilitar la transición a una semana laboral más corta y garantizar la perdurabilidad del nuevo horario. (Elnur/Adobe Stock)

La semana laboral de cuatro días está demostrando ser un éxito para algunas organizaciones y un desafío para otras. La diferencia radica en la ejecución. Aquí te decimos cómo lograr que tu experimento funcione.


La semana laboral de cuatro días ya no es solo un experimento marginal: es una realidad para un número creciente de organizaciones. El debate ha pasado de si funciona a cómo hacerla sostenible.

Si bien algunas organizaciones que han adoptado este cambio han logrado importantes aumentos de productividad, un mayor compromiso y una ventaja competitiva en la contratación, otras han tenido dificultades con la compresión de la carga de trabajo, la resistencia del liderazgo y la complejidad operativa.

La diferencia entre el éxito y el fracaso suele radicar en la ejecución. Los líderes que simplemente recortan un día sin realizar ajustes estructurales suelen enfrentarse a ineficiencias, agotamiento y consecuencias imprevistas.

Quienes triunfan suelen adoptar un enfoque estratégico, rediseñando el trabajo y alineando las expectativas en todos los niveles.

Una semana laboral de cuatro días bien ejecutada no se trata solo de ofrecer un día libre extra, sino que es una herramienta estratégica para mejorar el rendimiento, la retención y el compromiso.

Pero el éxito no es automático. Los líderes deben diseñar la transición de forma proactiva para prevenir el agotamiento, mantener la eficiencia operativa y garantizar la viabilidad a largo plazo.

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La semana laboral de cuatro días: Cómo hacer que funcione en tu empresa

Evita los errores comunes

Muchas organizaciones tienen dificultades para mantener un modelo de cuatro días porque no anticipan los desafíos clave. Aquí hay tres factores que los líderes deben abordar desde el principio.

Compresión de la carga de trabajo y agotamiento

El mayor fracaso es asumir que los empleados pueden lograr el mismo rendimiento en menos tiempo sin realizar cambios fundamentales en la forma de trabajar.

Si las tareas, las reuniones y los procesos permanecen inalterados, el resultado será estrés, trabajo apresurado y desconexión.

Para mitigar esta dinámica, cambia el enfoque de las horas a los resultados. Antes de reducir las horas, elimina las ineficiencias auditando los flujos de trabajo de tu organización.

Reduce las reuniones innecesarias, agiliza los procesos de aprobación y automatiza las tareas repetitivas. Evalúa el desempeño de los empleados en función de los resultados y el impacto, no de las horas que dedican. Y capacita a los gerentes para que prioricen con rigor.

Los líderes deben ayudar a sus equipos a identificar el trabajo de alto valor y eliminar las distracciones.

Un modelo de cuatro días fomenta la disciplina en la gestión del tiempo, y los gerentes que adopten este cambio obtendrán mejores resultados.

Resistencia del liderazgo y mentalidades anticuadas

Muchos ejecutivos equiparan la productividad con el tiempo dedicado al trabajo, en lugar de con los resultados reales.

Si los altos directivos no se comprometen plenamente con la semana laboral de cuatro días, los empleados podrían sentirse presionados a realizar horas extra, lo que socavaría toda la iniciativa.

En cambio, los líderes sénior deben dar ejemplo. Si los ejecutivos continúan trabajando cinco días a la semana, los empleados seguirán su ejemplo.

El equipo directivo debe modelar el comportamiento que esperan ver. Los gerentes pueden impulsar el cambio cultural reconociendo públicamente a los equipos que mejoran su eficiencia y trabajan de forma más inteligente, no a aquellos que recurren al exceso de trabajo.

También es fundamental que el éxito sea medible. Define métricas claras para verificar si la semana laboral de cuatro días funciona y monitorea los niveles de productividad, la satisfacción del cliente y el compromiso de los empleados.

Desafíos operativos y de clientes

Para las organizaciones con roles de atención al cliente, un modelo de cuatro días puede parecer imposible, pero no tiene por qué serlo.

Aunque algunas empresas necesitan operar cinco días a la semana, esto no significa que todos los empleados deban hacerlo.

Considera la posibilidad de escalonar los horarios: Algunos equipos pueden adoptar horarios superpuestos de cuatro días que garantizan una cobertura continua sin necesidad de que todos estén disponibles al mismo tiempo.

En ciertos sectores, un modelo de “4,5 días” o un horario flexible puede ser más sostenible, permitiendo a las organizaciones equilibrar la eficiencia con las necesidades de los clientes.

Asegúrate de establecer expectativas claras para el cliente. Si es necesario cambiar los tiempos de respuesta o los modelos de servicio, la comunicación proactiva es clave. Los clientes suelen estar más dispuestos a adaptarse de lo que los líderes suponen, siempre y cuando no se sorprendan.

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Cómo hacer que funcionen las semanas laborales de cuatro días

Los líderes que desean implementar con éxito una semana laboral de cuatro días deben ir más allá del cambio de políticas y centrarse en el rediseño estructural, las expectativas de rendimiento y la alineación cultural.

Si no toman las siguientes medidas, el cambio corre el riesgo de convertirse en un experimento insostenible en lugar de una ventaja competitiva duradera.

Rediseña el trabajo: no te limites a reducir las horas de trabajo

Las organizaciones más eficaces replantean cómo se trabaja, no solo cuándo. Reducir un día sin abordar las ineficiencias genera estrés, resultados apresurados y un menor rendimiento.

En lugar de asumir que los flujos de trabajo actuales se adaptarán a una semana más corta, los líderes deberían revisar los hábitos de trabajo, eliminar las pérdidas de tiempo y crear sistemas que fomenten un trabajo profundo y concentrado.

Capacita y apoya a los mandos intermedios

Los mayores desafíos al implementar una semana laboral de cuatro días suelen recaer en los mandos intermedios.

Muchos no están preparados para liderar equipos bajo un sistema que prioriza los resultados sobre las horas trabajadas, y algunos pueden resistirse a abandonar los métodos tradicionales de supervisión.

Sin el apoyo adecuado, los gerentes pueden recurrir a los viejos hábitos de monitorear la presencia de los empleados en lugar de los resultados reales.

Para que la transición funcione, las organizaciones deben capacitar a los gerentes en un liderazgo orientado a resultados, cambiando su enfoque de la microgestión a una supervisión del desempeño basada en la confianza.

Proporcionarles marcos claros para priorizar las cargas de trabajo puede ayudar a prevenir cuellos de botella y garantizar que las expectativas estén alineadas entre los equipos.

Algunos gerentes pueden temer perder el control o la visibilidad de sus equipos, por lo que abordar sus inquietudes desde el principio es crucial. Ayudarlos a gestionar estas inquietudes con expectativas claras sobre sus roles aumentará su confianza para gestionar una fuerza laboral más flexible.

Mide y adapta procesos

Implementar una transición a gran escala a una semana laboral de cuatro días es arriesgado sin antes probar las condiciones.

Muchas organizaciones que han adoptado el modelo con éxito comenzaron con un programa piloto para evaluar el impacto, identificar desafíos y perfeccionar su enfoque antes de implementar cambios permanentes.

Un programa piloto estructurado, que suele durar unos seis meses, da a los equipos tiempo para adaptarse y permite a la dirección monitorear los efectos de la reducción de horas sin comprometerse con una política a largo plazo de antemano.

Más allá de la retroalimentación anecdótica, las organizaciones deben recopilar datos concretos sobre indicadores clave de rendimiento como la productividad, la satisfacción del cliente y el bienestar de los empleados.

La flexibilidad es fundamental: lo que funciona en una organización puede requerir ajustes en otra.


Para los líderes, la verdadera pregunta no es si un modelo de cuatro días puede funcionar, sino si están listos para liderar la transformación.

Quienes aborden el cambio estratégicamente obtendrán más que una simple ventaja competitiva en la contratación.

Construirán un lugar de trabajo donde el rendimiento y el bienestar se refuercen mutuamente, creando una organización no solo más productiva, sino también más resiliente en el cambiante mundo laboral.

SOBRE LOS AUTORES

Benjamin Laker es profesor de liderazgo en la Henley Business School de la Universidad de Reading. Chidiebere Ogbonnaya es profesor de gestión de recursos humanos en el King’s College de Londres.

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Benjamin Laker y Chidiebere Ogbonnaya Benjamin Laker es profesor de liderazgo en la Henley Business School de la Universidad de Reading. Chidiebere Ogbonnaya es profesor de gestión de recursos humanos en el King's College de Londres.
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