En países como México, quejarse es un deporte nacional. Todo parece estar mal y siempre son otros los culpables. ¿Sabes el daño que te hace esta actitud y cómo limita tu vida? Acá te cuento.
Lo tenía todo, pero no podía verlo. Por más de 10 años soñé con encontrar el amor de mi vida, formar una familia y ser padre, pero no ocurría. Llegué a los 40 soltero y quejándome con la vida, Dios o el destino, por no lograr ese sueño anhelado.
No importaba tener una familia que me apoyara, muchos amigos y una carrera exitosa como periodista. Yo estaba enfocado en lo que no tenía.
Trabajé por años en terapia este sentimiento de carencia hasta que un día, a los 41, por fin me sentí libre. Dejé de anhelar lo que no tenía y aprendí a ver lo que sí. Dejé de quejarme, de rumiar, de culpar al mundo y empecé a agradecer por mi vida, tal y como era.
La magia ocurrió. Meses después, me reencontré en una comida de trabajo con quien hoy es mi esposa. Por supuesto que no fue un cuento de hadas, hubo muchas subidas y bajadas, pero hoy esa relación es fuerte y tengo un hijo que amo profundamente.
Te cuento esta historia personal porque en estos días me topé con un video corto de Daniel Habif en TikTok que me la recordó y, sobre todo, que me reiteró la lección que había aprendido en forma de sacudida: la queja te carcome lentamente y te encierra en una cárcel que te ciega y te impide crecer.
“No te das cuenta que condenas al mundo a que te decepcione por tus absurdas expectativas. (…) Te saboteas sin darte cuenta: le encuentras una grieta a todo”, dice Daniel Habif.
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Cuestión de enfoques
Si tus ojos solo ven lo que falta y no lo que ya existe, es como si estuvieras ciego.
“Este mundo es abundante, pero si tu actitud proviene de la escasez, entonces tu mirada está entrenada para detectar únicamente la carencia. Incluso el milagro más grande te va a parecer insuficiente”, dice Daniel.
Lo que te cuento aquí no es solo por mi experiencia personal o por lo que dice Habif: es porque están comprobados los daños que provoca.
Según varios estudios de neurociencia, la queja crónica tiene varios efectos negativos en el cerebro y en la salud mental:
Aumento del estrés y daño al hipocampo
Quejarte o escuchar quejas por periodos prolongados estimula la liberación de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, que pueden reducir el tamaño del hipocampo, una región cerebral crucial para la resolución de problemas, el aprendizaje, la memoria y la regulación emocional.
Activación de la amígdala y refuerzo de patrones negativos
La queja constante activa la amígdala, una zona del cerebro asociada con emociones negativas, como el miedo y la ira, lo que puede alterar la neuroplasticidad cerebral, haciendo que tu cerebro se acostumbre a enfocarse en lo negativo.
Impacto en la salud mental
Puede contribuir a desarrollar trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión. Al reforzar tus pensamientos negativos, dificulta tu búsqueda de soluciones constructivas y te puede llevar a la rumiación, la baja autoestima y el cansancio mental.
Efecto contagioso
Debido a las neuronas espejo, escuchar a alguien quejarse por mucho tiempo puede hacer que tú empieces a adoptar un comportamiento similar.
Pasividad y dificultad para resolver problemas
Quejarte puede convertirte en un ser pasivo, ya que te centras en el problema en lugar de buscar soluciones.
“Lo que se enfoca se expande –dice Habif. Y si tú nada más te enfocas en lo roto, estás jodido. Si te enfocas en lo roto vas a creer que nada sirve. Si nada más te enfocas en lo que no tienes, vas a terminar por despreciar lo que ya conquistaste”.
Y advierte: “La queja es más peligrosa que el fracaso. Porque la queja no destruye de golpe, sino que te va desgastando poco a poco, te va apagando lentamente”.
Es más cómodo quejarse que construir algo mejor. Ya sé que esforzarte y luego no lograrlo duele, pero es mejor siempre darlo todo por lo que crees porque siempre sentirás mucha paz sin preguntarte: ¿y si hubiera…? La vida se trata de eso: de nunca dejar de intentarlo y de ver (y agradecer) todo lo que sí tienes.
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Fundador de Bar Emprende Periodista de negocios, estratega editorial, consultor en storybeing y comunicación integral, y mentor de emprendedores. LinkedIn Top Voices 2019. Fundador de BAR EMPRENDE. Speaker en temas de liderazgo, storytelling, periodismo digital, comunicación integral y emprendimiento. Fue director de Entrepreneur en Español y fundador de Forbes.com.mx. Ha sido editor en El Financiero, El Economista y Expansión, y reportero en El Universal.y recibe contenido exclusivo