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¿Qué tienen que ver los productos químicos que usan las empresas con la sostenibilidad?

Lori Bestervelt, Colleen McLoughlin y Jillian Stacy 31 Ene 2024
¿Qué tienen que ver los productos químicos que usan las empresas con la sostenibilidad? Existen varios químicos que utilizan marcas de ropa o cosméticos que causan daño al medio ambiente y que no están regulados. (Sam Falconer / theispot.com)

Las nuevas normas de sostenibilidad obligan a las marcas de consumo a rendir cuentas sobre la composición de sus productos, pero la mayoría no lo hacen.


Las normas nuevas y emergentes en Estados Unidos y Europa que hacen a las empresas responsables del impacto medioambiental de los productos a lo largo de todo su ciclo de vida están obligando a las marcas a enfrentarse a una sorprendente laguna de conocimiento: su comprensión de las sustancias químicas que se encuentran en sus cadenas de suministro y cómo afectan la sostenibilidad.

El Plan de Acción para la Economía Circular del Pacto Verde Europeo, que se adoptó en marzo de 2020; las normas de diseño ecológico recientemente propuestas que afectan a la moda y los textiles. Mientras que la propuesta de Directiva sobre Diligencia Debida para la Sostenibilidad Corporativa exigirán a las empresas que revelen cualquier riesgo para los derechos humanos y el medio ambiente.

Se aplican a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, desde la formulación de ingredientes y materiales hasta su fabricación, envasado y distribución.

En Estados Unidos cuatro estados han aprobado leyes de responsabilidad ampliada del productor dirigidas a los materiales de envasado, y esta cuestión será uno de los puntos centrales de los eventuales requisitos de alcance 3 de la cadena de suministro de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense.

Además de esta legislación, en todo el mundo se están adoptando nuevas medidas reguladoras centradas en el abastecimiento y la eliminación de materiales, la seguridad en las cadenas de suministro mundiales y la protección de la seguridad de los empleados y los derechos humanos.

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¿Qué retos suponen estas normas de sostenibilidad?

Estas normas suponen un reto para muchas de las marcas que fabrican, comercializan y venden la ropa que vestimos, los cosméticos que nos aplicamos y los juguetes con los que juegan nuestros hijos, porque sus empresas tienen muy poca visibilidad de la composición química detallada de sus productos.

Ante la evolución de la normativa, las marcas de moda han tenido que reconsiderar su uso de materiales, tintes y una serie de sustancias químicas que se han relacionado con la deforestación y la contaminación. También necesitan poder rastrear estos compuestos a través de cada eslabón de la cadena de suministro.

Rastrear la composición química de una prenda de vestir no es tarea fácil, dado que las muchas docenas de sustancias y materiales que intervienen en una sola prenda proceden de diversos proveedores y se incorporan al producto en distintas fases.

Una prenda básica como un par de jeans estará compuesta por combinaciones de tejidos, tintes, suavizantes, enzimas de desteñido, biocidas y conservantes procedentes de docenas de proveedores diferentes en distintas fórmulas que deben aplicarse con técnicas diferentes.

Todos estos elementos pueden crear riesgos medioambientales en distintos puntos de la cadena de suministro y en todo el ciclo de vida del producto.

Más allá de las fichas de datos de seguridad

Las grandes marcas que venden productos de consumo son las más presionadas por los organismos reguladores para que limpien sus cadenas de suministro. Aunque muchas se han comprometido públicamente a mejorar su sostenibilidad, conseguir la cooperación necesaria de proveedores y socios ha sido todo un reto.

La mayoría de las marcas han confiado en las fichas de datos de seguridad (FDS) facilitadas por sus proveedores para obtener información sobre la composición química de los productos.

Sin embargo, estos documentos están diseñados principalmente para divulgar información sobre sustancias y compuestos químicos que podrían dañar a los trabajadores o a otras personas de la cadena de suministro. No proporcionan información detallada sobre la composición química de cada material utilizado en un producto ni ofrecen ninguna perspectiva significativa sobre su impacto en el reciclaje y la eliminación.

La realidad respecto a la divulgación de la información

En nuestro trabajo de evaluación de riesgos químicos y análisis toxicológicos de productos para algunas de las marcas más importantes del mundo, aproximadamente un tercio de las FDS que revisamos contenían información incompleta o inexacta sobre la composición química de los productos y materiales que incluían.

Tanto si esto se debe a que los proveedores omiten información intencionadamente como si es un reflejo de las limitaciones de las FDS como herramienta de divulgación, el resultado final es que las marcas responsables de estos productos a menudo desconocen lo que contienen.

Llenar el vacío existente entre la información básica proporcionada en las FDS y las revelaciones detalladas que pronto exigirán las autoridades mundiales se ha convertido en una fuente de conflicto y confusión para muchas marcas.

Algunos proveedores son reacios a compartir formulaciones químicas detalladas para proteger secretos comerciales, y muchas marcas no han querido invertir en costosas evaluaciones químicas.

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¿Cómo abordar el problema de la falta de sostenibilidad?

Esperamos que este problema se aborde de dos maneras. En primer lugar, es probable que el mercado se decante por proveedores que puedan dar fe de la seguridad de sus productos y procesos.

Ya hemos empezado a ver esto en la industria de la moda: Marcas como Gucci, H&M, Stella McCartney y Zara se han comprometido recientemente a comprar más materiales reciclados procedentes de fábricas textiles sostenibles.

En segundo lugar, las empresas tendrán que invertir en un análisis detallado de los productos químicos para realizar evaluaciones más exhaustivas de los peligros y divulgar toda la información sobre las fórmulas.

Este enfoque también ha ido ganando popularidad a medida que las marcas buscan certidumbre y un medio objetivo de evaluar a sus proveedores.

En ambos casos, el objetivo clave para las grandes marcas en el centro de este cambio hacia la sostenibilidad será la transparencia. Las marcas tienen que empezar a mantener conversaciones francas con los proveedores sobre qué contienen exactamente sus productos y qué se espera de ellos en términos de información y divulgación periódicas.

Es posible que tengan que aumentar su personal para disponer de recursos suficientes para relacionarse con los proveedores, sobre todo para ampliar las relaciones de trabajo más allá del primer nivel.

También es posible que las marcas tengan que coordinar las solicitudes de información a través de múltiples partes de la organización para conseguir su aceptación. Involucrar a toda la cadena de suministro puede resultar tedioso y arduo.

Hablar de la transparencia química es un tema complicado

Estas no siempre son conversaciones fáciles. Los obstáculos a la comunicación más comunes son la confidencialidad, el hecho de que los proveedores digan que están demasiado ocupados para responder a una letanía de preguntas de los clientes sobre la composición química y los malentendidos sobre lo que se pide y por qué.

Las marcas no saben necesariamente qué pedir a sus proveedores. Tampoco saben cómo evaluar el impacto de las sustancias químicas cuando obtienen la información.

Las marcas también pueden tener que gestionar múltiples sistemas internos de inventario de sustancias químicas y armonizar los datos de los proveedores en diferentes plataformas.

Para llegar a un punto en el que todas las partes estén de acuerdo, las marcas necesitan estandarizar un proceso para determinar qué preguntas hacer, a quién preguntar y cómo gestionar la información recopilada.

Las marcas también tienen que explicar a los proveedores por qué esta información es importante para la empresa y cómo la utilizarán, para disipar las preocupaciones sobre la privacidad.

Evaluación numérica del riesgo químico y sostenibilidad

Como hemos señalado, esperamos que cada vez más marcas presenten sus propias pruebas fehacientes de la composición química de sus productos cuando no puedan obtener información fiable de sus socios de la cadena de suministro.

La única forma de ofrecer una certeza objetiva sobre el riesgo químico de los productos es realizar evaluaciones de peligrosidad química, que identifican los componentes químicos específicos utilizados en la producción de un producto y los comparan con listas exhaustivas de toxinas conocidas para proporcionar una puntuación de peligrosidad.

Pero no son baratas. Las empresas pueden llegar a gastar entre 3 mil y 10 mil dólares por sustancia para cada evaluación. El costo se sitúa en el extremo superior de esa horquilla para las sustancias sobre las que existe una gran cantidad de literatura científica que debe revisarse cuidadosamente.

Dado que incluso la ropa, los cosméticos, los juguetes y los productos de consumo más básicos contienen docenas de sustancias químicas individuales, los costes pueden aumentar rápidamente.

Si a estos costos se añaden los retos que supone reequipar y sustituir las sustancias tóxicas en el proceso de producción una vez descubiertas, empieza a quedar claro que los plazos que se avecinan, como el objetivo europeo de Green Deal Net Zero para 2050, están mucho más cerca de lo que parece.

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¿Cuál es el primer paso para iniciar la conversión a la sostenibilidad?

El primer paso fundamental en el proceso de eliminación de sustancias tóxicas de una cadena de suministro es identificarlas sistemáticamente. Por ejemplo, hace poco trabajamos en un proyecto con una marca mundial de calzado que tenía la misión de hacer que su cadena de suministro de caucho fuera más sostenible desde el punto de vista medioambiental.

Empezó por crear una base de datos exhaustiva de su inventario químico actual y cotejar todas las entradas con una lista de toxinas conocidas y sustancias químicas reguladas en cada jurisdicción en la que opera. Sólo entonces pudo iniciar el proceso de transición a sustancias químicas más seguras.

A medida que avanzan, las marcas necesitan incorporar este conocimiento institucional a sus procesos de abastecimiento y desarrollo de productos para mitigar o eliminar los impactos químicos nocivos de los futuros productos a lo largo de sus ciclos de vida.

En algún tiempo estas iniciativas darán lugar a productos de consumo más seguros y sostenibles. A corto plazo, sin embargo, es de esperar que se produzcan grandes alteraciones y reorganizaciones en las cadenas de suministro a medida que más marcas empiecen a reconocer que los métodos de fabricación y distribución de probada eficacia ya no son suficientes en la actual economía orientada a la sostenibilidad.


SOBRE LOS AUTORES

Lori Bestervelt, doctora en ciencias, es la antigua directora de operaciones globales, y Colleen McLoughlin, doctora en ciencias, DABT, ERT, es la directora de toxicología de Enhesa Sustainable Chemistry. Jillian Stacy es la directora comercial de Enhesa Sustainable Chemistry.

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Lori Bestervelt, Colleen McLoughlin y Jillian Stacy Lori Bestervelt, doctora en ciencias, es la antigua directora de operaciones globales, y Colleen McLoughlin, doctora en ciencias, DABT, ERT, es la directora de toxicología de Enhesa Sustainable Chemistry. Jillian Stacy es la directora comercial de Enhesa Sustainable Chemistry.
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