Pregúntale a Sanyin: ¿Cómo puedo construir un legado de líder que deje huella?
Los líderes se preguntan cómo pueden hacer que su empresa los recuerde con afecto después de retirarse, por eso buscan formas para dejar un buen legado.
Siento que gran parte de mi liderazgo en los últimos años ha sido gestión de crisis. Aunque estoy orgulloso de haber logrado estabilidad y crecimiento en tiempos difíciles, no me parece un legado duradero.
¿Cómo puedo dejar mi huella aquí?
La idea de construir un legado es desalentadora porque la enmarcamos en términos de lo que dejamos atrás: el recuento final de nuestros logros como herencia que pasamos a la siguiente generación. Desde esta perspectiva, la idea de legado es intrínsecamente transaccional y crea la ilusión de que construir un legado consiste en obtener grandes resultados.
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Por supuesto, la creación de nuevas fuentes de valor o la transformación de las operaciones para lograr una mayor sostenibilidad pueden formar parte del legado que te enorgullecerá dejar. Pero esta forma de pensar en nuestro legado también es temporalmente disyuntiva.
Hace que nuestro legado parezca lejano, algo que se manifiesta en el futuro. Olvidamos que el legado es algo que construimos continuamente en el presente. Y lo hacemos en pequeños momentos.
Momentos pequeños que enmarcan el legado de un líder
El legado se deja poco a poco con esos desayunos mensuales que tienes con los nuevos empleados para conocer sus puntos de vista, demostrándoles que importan.
Puede ser en las historias que compartes, destacando no sólo a los que cerraron el trato, sino celebrando a aquellos cuyas ayudas permitieron la victoria. Puede ocurrir cuando orientas a un colega que atraviesa una crisis de confianza.
Pensar en el legado como la presencia de la ausencia
En lugar de centrarte en los grandes logros, piensa en el legado como tu presencia en tu ausencia. Esto no significa que el legado sea tu recuerdo vivo, sino que es más dinámico.
Cultivar el legado como presencia en ausencia significa preguntarse:
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¿Cómo quieres que la persona que eres ahora (tus valores, tu imaginación) siga animando provechosamente a la organización cuando te hayas ido?
Este cambio de mentalidad consigue dos cosas importantes. En primer lugar, te recuerda que estás construyendo tu legado cada día, con intención, en lugar de mirar atrás para evaluar tus logros.
Piensa en tu último día como en el primero
“Piensa en tu último día en tu primer día” es como me lo dijo Andrea Hyde, ex directora general de Draper James y Burch Creative Capital.
Cuando entreno a ejecutivos recién llegados a sus puestos, les preguntó:
“¿Qué quieres que tu junta directiva, tus compañeros de equipo, tu familia y tus clientes digan de ti en tu último día aquí?”.
Visualizar ese día y nombrar lo que quieres oír dará forma a tus acciones. Si quieres que digan que fuiste considerado, es probable que intentes comprender las necesidades y perspectivas de los demás. Si quieres que digan que fuiste motivado, probablemente serás más diligente. Si quieres que digan que fuiste sensato, probablemente te esforzarás por ser paciente.
Este cambio de mentalidad también te ayuda a pensar en tu legado en términos de los demás. Si existe en nuestra ausencia, nunca puede tratarse sólo de nosotros.
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Perspectivas sobre el legado de otros líderes
Como parte de mi propio trabajo sobre el legado, he estado entrevistando a antiguos jugadores del retirado entrenador de baloncesto masculino de la Universidad de Duke, Mike Krzyzewski.
Rara vez se habla de las grandes victorias del entrenador. En cambio, los jugadores reflexionan sobre el cariño que les profesaba como personas. Esto sugiere que nuestro papel como mentores puede tener un impacto más duradero que cualquier gran victoria o logro registrado en la historia corporativa.
Y si hacemos caso de esto, recordaremos que, al final, nuestros legados perdurables son lo que otras personas hacen de lo que les hemos transmitido.