La intérprete convirtió el naranja en el nuevo color de moda para las marcas, marcando un impacto cultural y económico global. Descubre cómo esta elección redefine el marketing, impulsa el branding y abre nuevas formas de conectar con sus millones de fans.
Taylor Swift está de vuelta con un movimiento inesperado: convertir el color naranja en el símbolo de su nueva era musical y, de paso, en el tono más deseado por las marcas.
El anuncio de su 12º álbum de estudio, The Life of a Showgirl, hecho en el podcast New Heights —copresentado por Travis Kelce, estrella de la NFL y pareja de la cantante— desató una ola naranja que va mucho más allá de la música.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosDe repente, Taylor Swift no solo dicta tendencias en playlists, también en estrategias de marketing globales.
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Cuando Taylor Swift se mueve, también lo hace la economía. Su Eras Tour fue la primera gira en superar la barrera de los mil millones de dólares en taquilla, de acuerdo con datos de Pollstar.
Las ciudades sede registraron aumentos en turismo, consumo en hoteles, restaurantes y hasta comercios locales.
Lo mismo ocurre ahora con el color naranja, que tras el anuncio se convirtió en el nuevo lenguaje del branding digital.
Marcas como United Airlines, Olive Garden, Shake Shack, Netflix y Walmart reaccionaron en cuestión de horas, inundando redes con memes y gráficos naranjas.
Incluso X (antes Twitter) cambió temporalmente su logo por una versión brillante de este tono, logrando más de 5.5 millones de vistas en un solo post.
new profile pic 🧡 pic.twitter.com/vn8J6730dw
— X (@X) August 12, 2025
Google tampoco se quedó atrás: al buscar “Taylor Swift” aparece un confeti digital y un corazón en llamas con la frase “And, baby, that’s show business for you” (“Y, nena, así es el mundo del espectáculo”).
La frase publicitaria hace referencia a una playlist sorpresa en Spotify donde la artista deja pistas de su próximo álbum.
Otras empresas como FedEx también se subieron a la fiebre naranja de las y los “swifties” al cambiar temporalmente el logo institucional en su cuenta de X.
Y fiel a su estilo, Duolingo (Brasil) se subió a la ola naranja del momento.
A lo largo de su carrera, Taylor Swift ha usado colores para marcar cada era: el negro de Reputation, el azul de Midnights, el rosa pastel de Lover.
Ahora, el naranja no solo distingue a Showgirl, también funciona como código cultural.
Según psicólogos del color, los tonos cálidos transmiten energía, creatividad y entusiasmo, cualidades que se alinean perfectamente con la narrativa de reinvención de la artista.
La elección cromática ha sido tan influyente que hasta equipos deportivos como los Philadelphia Flyers de la NHL y los Texas Longhorns de la NCAA rindieron homenaje con guiños naranjas en sus redes.
Empresas como FedEx aprovecharon su logo naranja para sumarse a la conversación, mientras que Popeyes y Dunkin’ no tardaron en explotar su paleta visual para colgarse del fenómeno.
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La llamada “Era Naranja” demuestra que los colores son más que estética: son herramientas de comunicación masiva.
Estudios de neuromarketing han mostrado que las personas procesan el color en menos de 90 segundos y lo asocian con confianza y valores antes incluso de leer un mensaje.
Pero como advierten analistas de tendencias, imitar a Taylor Swift sin estrategia puede ser un error.
El ejemplo más claro fue el “verde Brat” de Charli XCX, que invadió moda, política y cultura pop, pero se desinfló rápidamente.
Lo mismo ocurrió con la ola rosa de Barbie. El secreto no está en seguir la moda del color, sino en hacerlo con autenticidad, storytelling sólido y conexión real con la audiencia.
Vanessa Boris, Associate Director, Media Strategy en Harvard Business Impact Enterprise, explica en un artículo que contar historias es uno de los medios más poderosos que tienen los líderes para influir, enseñar e inspirar.
“Las buenas historias hacen más que crear una sensación de conexión. Generan familiaridad y confianza, y permiten al oyente sumergirse en la historia desde su punto de vista, haciéndolo más receptivo al aprendizaje”.
Por lo tanto, la diferencia entre ser parte del ruido o crear cultura está en cómo se cuenta la historia. Y eso, sin duda, es lo que Taylor Swift hace mejor que nadie.
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