Las medicinas y terapias psicodélicas se están generalizando y pueden ofrecer soluciones innovadoras en una época de deterioro de la salud mental y el bienestar.
Las sustancias psicodélicas. La sola mención de la palabra desencadena una gran cantidad de opiniones, estigmas, conceptos erróneos y juicios que a menudo se basan en suposiciones poco fundamentadas.
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Dejando a un lado las ideas preconcebidas, es justo decir que estamos entrando en lo que muchos llaman un renacimiento psicodélico, una nueva ola de pensamiento impulsado por la ciencia sobre el uso de los psicodélicos para la psiquiatría, la salud mental y el bienestar.
Entonces, ¿en qué consiste este resurgimiento?
En primer lugar, una introducción. Los psicodélicos han sido utilizados por sociedades antiguas de todo el mundo durante miles de años. Aunque la investigación científica rigurosa no comenzó en este campo hasta los siglos XIX y XX.
Son sustancias psicoactivas que afectan a varios procesos cognitivos del cerebro. Esto provoca estados alterados de conciencia e influyendo en las percepciones, los pensamientos y las emociones.
En las décadas de 1950 y 1960, hubo una explosión de investigaciones sobre el uso de psicodélicos en la salud mental y la enfermedad.
Sin embargo, el movimiento de la contracultura, los picos de uso recreativo (y el mal uso), y el malestar político condujeron a la estigmatización de estas drogas. Lo que finalmente resultó en la clasificación de los psicodélicos como sustancias controladas de la Lista 1 en 1970.
Esto hizo casi imposible seguir realizando investigaciones clínicas.
El grupo más amplio de psicodélicos clásicos incluye diversas clases y variedades, como el LSD (“ácido”), la psilocibina (“hongos mágicos”), el DMT (más asociado a plantas como la ayahuasca).
Además existen otros psicodélicos como la mescalina (presente en cactus como el peyote y el San Pedro), la ketamina y el MDMA (un componente de lo que se conoce como éxtasis).
Cada uno de ellos puede tener diferentes mecanismos de efecto dentro del cerebro, afectando a la mente, la percepción y el comportamiento.
Los efectos de los psicodélicos también varían mucho según la dosis: En dosis altas, pueden inducir experiencias emocionales intensas e incluso alucinaciones, que pueden durar horas.
En dosis muy bajas (denominadas microdosis), los individuos se autoadministran cantidades que no afectan a su funcionamiento habitual.
En la última década, se ha reavivado el interés clínico en el campo de la psicodelia. Ahora los institutos de investigación mundiales están normalizando la conversación y realizando estudios multidisciplinarios, con resultados prometedores.
Esto incluye los centros de investigación de la Universidad de Zúrich, el Imperial College, la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos, la Universidad Johns Hopkins y Stanford, entre varios otros.
Hay países, como Suiza, los psicodélicos han sido aprobados de forma selectiva, de manera muy controlada. Esto para la atención e investigación psiquiátrica durante décadas.
Ahora hay más movimiento en los Estados Unidos para apoyar la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de ciertas sustancias psicodélicas como medicamentos.
En lo que respecta al mundo de los negocios, se espera que el mercado mundial de drogas psicodélicas (legales) crezca a una tasa anual compuesta del 14,5%, alcanzando los 6 mil 300 millones de dólares en 2026.
Esto está llamando cada vez más la atención de los líderes empresariales y de la industria de la inversión.
Por ejemplo, el Foro Económico Mundial de 2022, celebrado en Davos (Suiza), acogió una Casa de la Psicodelia Médica. Esta organización tiene como objetivo de reunir a un gran número de académicos y líderes para debatir el futuro de los psicodélicos por su potencial para revolucionar el campo de la salud mental.
Están surgiendo asociaciones comerciales en todo el mundo que apoyan la investigación y el uso legal de las drogas. Junto a muchas empresas más pequeñas, grandes compañías que cotizan en bolsa, como Atai Life Sciences y Compass Pathways, han recaudado cientos de millones de dólares en financiación.
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¿Cuáles son algunas de las razones de esta explosión de investigación e inversión en psicodélicos?
La investigación científica ha descubierto innumerables aplicaciones potenciales que podrían cambiar la vida de las personas para mejor.
En primer lugar, en estudios controlados médicamente, los psicodélicos han sido explorados clínica y empíricamente para tratar una gran cantidad de trastornos diagnosticados. Por ejemplo; la depresión, la ansiedad, la anorexia, el trastorno de estrés postraumático, varias adicciones, el trastorno obsesivo-compulsivo y las migrañas.
En ensayos recientes realizados por Compass Pathways, una dosis única de psilocibina, administrada junto con apoyo psicológico, produjo mejoras significativas en pacientes con depresión resistente al tratamiento.
En individuos sanos, se ha demostrado que los psicodélicos mejoran la atención plena y aumentan los sentimientos de conexión, compasión, empatía y bienestar general y espiritual. Lo que el autor Michael Pollan ha denominado “la mejora de la gente buena”.
Se ha demostrado que los psicodélicos son potentes moduladores de la cognición y el comportamiento social. Como tales, pueden influir en la información que percibimos, procesamos y actuamos en relación con otras personas.
Entre los beneficios reportados se encuentran el aumento de la empatía emocional, la mejora de la calidad de la comunicación y el fortalecimiento de las relaciones.
Las investigaciones demuestran que los psicodélicos pueden ofrecer una visión y una conciencia cruciales en relación con el comportamiento de uno hacia los demás.
Aumentan los sentimientos de conexión tanto interna (con las propias emociones) como externa (con los demás y con el mundo en general).
Amplían el acceso a las emociones previamente ocultas y conducir al desarrollo de una relación más positiva con uno mismo. A través de la creación de competencias en áreas como la autoconciencia, la autocompasión y la autoestima.
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Las revisiones de la investigación destacan que las sustancias psicodélicas pueden apoyar el recableado del cerebro. Por tanto, influyen en el cambio duradero del funcionamiento psicológico y el comportamiento.
Algunos de los cambios a largo plazo más estudiados están relacionados con la personalidad, en particular, una mayor apertura a la experiencia, un aumento de la extraversión y una disminución del neuroticismo.
Los estudios también han examinado los efectos de los psicodélicos sobre la actitud. Lo cual incluye la mejora del estado de ánimo, el bienestar y la satisfacción vital. Además de una actitud positiva más duradera hacia uno mismo, los demás y la naturaleza.
El aumento del optimismo y la atención plena se consideran claves para impulsar algunos de estos cambios psicológicos positivos y más duraderos.
En lo que respecta a la creatividad, los psicodélicos pueden ayudar a las personas a ejercitar la flexibilidad cognitiva. Lo que hacen es activar o desactivar importantes redes cerebrales que normalmente tienden a trabajar en oposición.
En un estudio, se descubrió que la microdosis de LSD favorecía la generación de ideas creativas al aumentar la novedad, la originalidad y el carácter sorprendente de las respuestas de los participantes a los problemas.
Esto comparándolos con las de las personas que recibieron un placebo. Los voluntarios que asistieron a retiros de ayahuasca en los Países Bajos desarrollaron una capacidad significativamente mayor para descentrarse (es decir, ver el mundo desde la perspectiva de otras personas), lo que se sabe que estimula el pensamiento original.
La creatividad es un concepto especialmente difícil de medir, sobre todo en un laboratorio.
Pero, como mínimo, el conjunto de conocimientos acumulados atestigua que los psicodélicos ayudan a los usuarios a potenciar su capacidad de creatividad y a seguir líneas de pensamiento inusuales y menos obvias.
En general, las investigaciones indican que la mayoría de los psicodélicos se consideran fisiológicamente seguros, con bajos niveles de toxicidad y menos efectos adversos que otras sustancias, incluido el alcohol.
En los estudios de investigación controlados realizados durante los últimos 30 años, no se han registrado consecuencias psiquiátricas duraderas atribuibles a los psicodélicos entre los participantes. Además no se han producido daños fisiológicos significativos ni hospitalizaciones durante más de 2 mil sesiones de dosificación controlada.
Dicho esto, los psicodélicos son drogas poderosas y potentes de las que no se debe abusar ni explotar.
Especialmente en grandes dosis, deben manejarse de forma ética y bajo el cuidado de profesionales experimentados. También hay que tener en cuenta que a las personas con antecedentes personales o familiares de esquizofrenia se les aconseja no tomar ciertos psicodélicos.
Es fundamental tener en cuenta la seguridad psicológica y física (a través de lo que comúnmente se denomina set and setting) y trabajar con profesionales experimentados.
La intención de este artículo no es recomendar el uso de psicodélicos en el lugar de trabajo, sino ofrecer una visión de una industria creciente pero aún controvertida y estigmatizada.
El renacimiento de los psicodélicos está generando un impulso y una oportunidad, y está provocando nuevas conversaciones que unen los mundos de la naturaleza, la medicina y la gestión.
Según una cita que suele atribuirse a Albert Einstein.
“No se puede resolver un problema con el mismo nivel de conciencia que lo creó”.
Así pues, en un momento en el que la salud mental mundial está en declive, en el que se necesitan soluciones nuevas e innovadoras para problemas sistémicos cada vez más complejos y en el que las organizaciones reclaman líderes con más capacidad de conexión.
Alyson Meister (@alymeister) es profesora de liderazgo y comportamiento organizativo en el International Institute for Management Development (IMD) de Lausana (Suiza). Fue reconocida como líder de pensamiento de Thinkers50 Radar en 2021 y es presidenta del Comité Asesor Científico de One Mind at Work.
Kaja Oppegaard es psicóloga clínica, consejera e instructora de meditación. Lleva más de 25 años explorando el funcionamiento de la mente a través de la intervención clínica, la investigación, la meditación y el yoga.
Eric Grotefeld es un inversor de impacto y entrenador de liderazgo. Eric ha participado activamente en el apoyo a la investigación psicodélica durante algún tiempo, con estrechas colaboraciones en el Imperial College de Londres, el Instituto de Síntesis, la Universidad de Zúrich y otras instituciones.
Cyril Bouquet es profesor de innovación y estrategia en el IMD, donde organiza viajes de innovación para organizaciones. Es coautor de ALIEN Thinking: The Unconventional Path to Breakthrough Ideas (PublicAffairs, 2021).