El duelo tiene muchas caras y formas. No todos lo viven de manera similar y con la misma intensidad, y no solo cuando se muere un ser amado, sino también cuando muere la idea de alguien todavía vivo o de algo profundamente deseado, anhelado y trabajado en nuestra mente y corazón.
El luto, una palabra compuesta solo por cuatro letras, pero con el impacto de una destrucción total del mundo interior de cualquier individuo.
L de lástima y de lo no dicho.
U de un vacío profundo.
T de tristeza y temblor interior.
O de oscuridad emocional.
Quien está de luto siente todo aquello que teme y evita sentir… y lo siente de golpe, de forma intensa, además de experimentarlo de manera indescriptiblemente desesperada y con el corazón embebido de dolor.
Es un proceso tan doloroso que, aunque pareciera natural, nadie en absoluto está preparado para afrontar.
En los últimos 20 años, en la mayoría que he visto vivir un duelo, he notado que se quedan mucho tiempo allí, en ese mundo oscuro y vacío, sin que nadie a su alrededor tenga la mínima idea de cómo lo vive.
Solo derraman sus lágrimas en silencio para hacerse fuerte para los demás, o menos vulnerable, y se ven a sí mismo en el espejo para encarar el hecho de que ya se fue lo que más amaba en este mundo transitorio, algo que solemos percibir con ojos que ven a este mundo como un lugar eterno.
En este contexto, cabe mencionar que el duelo tiene muchas caras y formas.
No todos lo viven de manera similar y con la misma intensidad, y no solo cuando se muere un ser amado, sino también cuando muere la idea de alguien todavía vivo o de algo profundamente deseado, anhelado y trabajado en nuestra mente y corazón.
En este punto, es importante hacer énfasis en que este último tipo de pérdida representa un duelo constante, porque también implica lidiar con una decepción severa que corta el alma en pedazos.
El problema es que no todos sabemos cómo lidiar con una decepción severa, mezclado con duelo o incluso independientemente del duelo que nos toca vivir.
Para ser más precisa, cuando, por ejemplo, alguien en quien confiamos plenamente comienza a desdibujarse en nuestra mente, empezamos a entrar en un luto sutil conforme cuestionamos las razones de esto.
Y cuando descubrimos que no tuvimos nada que ver con la reacción y acciones indebidas de la persona, allí es donde empieza a despintarse su imagen de nuestra mente … y empieza un proceso profundamente doloroso para quienes lo han dado todo para que esa relación amistosa, familiar o incluso laboral pudiera funcionar.
Es ahí donde la decepción se convierte en un clavo en el corazón; uno que duele con cada inhalación, y que es difícil de quitar porque sabemos que, si lo arrancamos de forma rápida o inadecuada, podemos herirnos aún más.
Y siendo así, no me es un placer confesar que conozco a muchas personas viviendo con clavos oxidados incrustados en el fondo de su ser.
Permiso por luto, ¿las empresas están obligadas a darlo?
Cómo lidiar con los funerales emocionales en las empresas
Como Directora de Bienestar y High Performance Coach de varias empresas y muchos líderes a nivel internacional, llevo años siendo testigo de muchos funerales emocionales dentro de las empresas, gente con estos clavos que se encarnaron en los empleados.
No es un secreto que la pérdida de la salud, la juventud, las habilidades o la memoria son solo algunos ejemplos cotidianos que enfrentan los empleados día a día, muchos de ellos incluso de manera irreversible.
Todo empieza con un clavo, le siguen los golpes que se dan… una y otra vez… Y cuando analizamos su raíz, si es que lo hacemos, la mayoría de las veces no encontramos una intención maléfica, sino más bien un profundo desconocimiento del campo del Bienestar Organizacional.
Un desconocimiento que hace pensar a muchos lideres que los empleados lo pueden con todo y a todas las horas. ¿Será?
Lo pongo en duda, porque el liderazgo enfocado únicamente en los resultados es un ejemplo claro y muy recurrente de este vacío, sin tomar en cuenta que quienes hacen posible esos resultados excepcionales para las empresas son las personas y su talento.
Y si estas personas valiosas, cada una de ellas, no cuentan con las herramientas para estar bien y crecer, no podemos hablar de un bienestar organizacional bien implementado.
Justo eso, tristemente, nos lleva a hablar del constante luto de quienes trabajan: empleados que pierden lentamente su vitalidad, su salud y su entusiasmo, corriendo detrás de una ilusión que los aleja de vivir con plenitud y bienestar. Y cuando tienen su despertar, la mayoría de las veces, es muy tarde; tarde para recuperar la salud y/o la relación, sea laboral, personal o familiar.
Entonces ¿qué es este Bienestar Organizacional?
Es un camino confiable para el éxito de las empresas. Pero, primero que nada, creo importante dar ejemplos claros de lo que podríamos llamar “desconocimiento de la importancia del Bienestar Organizacional”: jornadas eternas, llamadas y mensajes fuera del horario laboral, incluso en días de descanso, provocados por la desorganización o la desconsideración de jefes, supervisores y coordinadores.
Desconsideración de los días de descanso, hacer sentir mal a los empleados cuando piden sus vacaciones, incluso amenazar al personal y no reconocer sus logros…Como estos ejemplos, hay más.
Estos son ejemplos muy comunes, que en su mayoría son consecuencias de un sistema laboral abusivo en detrimento de la propia empresa.
Mientras que en Europa algunos países se atreven a implementar jornadas semanales de 32 horas, en otros lugares hay personas que trabajan semanas enteras sin descanso alguno.
Tal vez pensemos que tenemos el fin de semana, pero esos días a menudo se ven invadidos por problemas personales, familiares e incluso por cuestiones laborales que anulan el descanso real.
Una llamada laboral de un minuto, un mensaje fuera de lugar… y el cerebro empieza a producir los mismos neuroquímicos como si estuviera trabajando.
La mente, aunque esté con la familia, sigue atrapada en la conversación, en el tono de voz, en lo no resuelto. Y de nuevo desconectamos de lo que más necesitamos: de nuestra familia, de nuestra pareja, de nuestros hijos…
Estamos, pero no estamos. Y así, aunque amamos a nuestra familia más que a nada en este mundo, les hacemos ver un cuerpo presente, con una mente ausente y damos la imagen de no querer lo suficiente a los que quieren ver en nuestros ojos interés, amor y comprensión.
Hoy en día, queridos lectores, la desconexión familiar parece ser una realidad. Como lideres, aunque deseamos a todos los empleados “Feliz fin de semana”, muchas veces nosotros somos los que les estamos causando este malestar. ¿No les parece contradictorio lo que les deseamos y hacemos para impedirles ese deseo? ¿Somos conscientes de eso?
Así, el padre o la madre de familia vuelve a ser empleado o empleada en un espacio donde debería haberse alejado de ese rol para poder entregarse a otros igualmente importantes: los de su vida cotidiana, sus afectos, su propio bienestar.
Y es entonces cuando muchas personas me comparten que, a raíz de malas prácticas en la dirección y estrategias organizacionales poco humanas, ya no se sienten motivadas, contentas, ni productivas… ni en lo profesional, y mucho menos en lo personal.
Llegados a este punto, ya podemos hablar de personas que se sienten perdidas, sin sentido de pertenencia, y sin poder encontrarle sentido a su vida, como si vivieran un luto.
Su trabajo se vuelve rutina y la rutina se convierte en el asesino principal de su pasión por lo que hace y crea cada día. Y de ahí nace una insatisfacción personal y laboral, y cuando el ultimo afecta a lo primero, se rompen no solo las relaciones, sino el amor por uno mismo, hasta que nos volvemos apáticos.
Me es muy importante hacer énfasis en que vivir en constante preocupación, angustia e insatisfacción es, hoy en día, una de las consecuencias más frecuentes del malestar emocional y psicológico en el ámbito laboral.
Y nosotros, como lideres, necesitamos estar mil pasos más adelante que nuestro equipo que busca en nuestra mente y palabra una guía confiable. Nuestra actitud mental, verbal y física, deberían ser fuente de inspiración para los empleados y nuestro equipo directo e indirecto.
Dar a conocer a nuestro entorno personal y laboral el que somos aptos de confianza, empieza con el adiestramiento de la mente. Nos urge entender la diferencia entre un jefe y un líder y entre un líder y líder positivo e inspirador.
Porque hoy en día no basta ser un líder, sino vale más ser uno que ofrece a todos los que le rodean un refugio creativo, confiable donde todos quieren descansar para descubrir y desarrollar más su talento. Únicamente así se traerán buenos resultados para la empresa.
¿Cómo poner en práctica esto?
Ahora, querido lector, querida lectora…ya que me leíste, ¿Qué piensas hacer con esta información? Yo creo que quedarnos con los brazos cruzados o no actuar por miedo al cambio o fracaso, no es una solución favorable. Pero sí hay una solución, piénsalo.
Te invito a que, si no sabes qué hacer o por dónde empezar, tomes en cuenta que estoy a solo un mensaje de distancia para acompañarte en este proceso de transformación necesaria y reencuentro con el bienestar organizacional.
Y aunque el mundo laboral no se detenga… tú si puedes hacer una pausa, respirar y empezar de nuevo por ti, por los tuyos, y por los que lideras.
Aquí te dejo mi correo si tienes alguna duda: burcu@happymind.center
Las consecuencias para los colaboradores de no reconocer el duelo en el lugar de trabajo
Te recomendamosBurcu Kadipinar
CEO y Fundadora de Happy Mind Center Líder internacional en bienestar y transformación organizacional, autora y embajadora de bienestar. En su rol de directora de Bienestar Empresarial y ejerciendo como coach mental para ejecutivos de élite a escala global empodera a empresas y equipos con estrategias de liderazgo positivo y desarrollo humano —fundamentadas en neurociencias y neuropsicología—, redefiniendo la cultura organizacional para lograr un éxito sostenible e impacto duradero.y recibe contenido exclusivo


