Gestionar estos sucesos en los negocios es un arte que requiere una combinación de preparación, flexibilidad y la capacidad de adaptarse rápidamente a lo inesperado.
En el mundo empresarial, el término “cisne negro” se refiere a eventos altamente improbables, sorpresivos e impredecibles con un gran impacto socioeconómico.
Estos fenómenos extraños pueden poner a prueba incluso a las organizaciones más robustas, ya que generan graves crisis y contingencias que no se pueden anticipar.
El ensayista, filósofo, financiero e investigador libanés, Nassim Taleb, fue quien desarrollo la metáfora del cisne negro, nombrada así porque, hasta la llegada de los primeros exploradores a Australia en el siglo XVII, en el continente europeo se creía que todos los cisnes eran blancos.
No obstante, el hallazgo de estas aves con plumas negras fue un evento que parecía altamente improbable, pero que sucedió y que transformó la idea que había hasta ese momento.
El crack del 29 y La gran depresión, la crisis de las puntocom, la crisis subprime y la gran recesión, la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), los atentados del 11 de septiembre, la pandemia por COVID-19 y la invasión rusa a Ucrania, son algunos ejemplos de cisnes negros.
¿Estás preparado para la próxima interrupción de la cadena de suministro?
En este contexto y para mitigar los efectos de estos “cisnes negros”, te comparto seis consejos para gestionar estos eventos y convertir las crisis en oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
Esta capacidad de adaptarse y recuperarse de las adversidades es clave para la permanencia en el tiempo de una empresa.
Para gestionar los cisnes negros, las compañías deben cultivar una cultura resiliente que fomente la flexibilidad y la adaptación.
Esto implica preparar a los colaboradores para responder a las crisis con calma y creatividad, equipar al capital humano con las habilidades necesarias para enfrentar lo inesperado, así como promover un entorno donde el cambio es visto como una oportunidad, no como una amenaza.
Este plan bien elaborado puede ser la diferencia entre la supervivencia y el fracaso de la organización durante una crisis.
El documento sigue el conocido ciclo de vida iterativo PDCA (plan-do-check-act, es decir, planificar-hacer-comprobar-actuar) y debe incluir estrategias específicas para mantener las operaciones esenciales y proteger los activos críticos.
Sin duda, es fundamental establecer un comité de crisis multidisciplinario que revise y actualice estos planes regularmente.
Además de contar con una agencia de relaciones públicas y comunicación corporativa para gestionar la contingencia, implementar mecanismos de monitoreo de medios y social listening, así como realizar simulacros para asegurar que todos los miembros del equipo entienden sus roles y responsabilidades.
Conoce sobre el ruido positivo en la reputación corporativa
Esta estrategia puede aplicarse a varios aspectos del negocio, desde el portafolio de productos y servicios hasta los mercados, clientes y proveedores.
Por ejemplo, ampliar las fuentes de ingresos y los canales de distribución puede ayudar a reducir la dependencia de un solo elemento, aumentando la capacidad de la compañía para absorber impactos inesperados y mantener la estabilidad financiera.
Estas soluciones pueden proporcionar una ventaja crucial en la identificación y gestión de riesgos.
Las herramientas de análisis predictivo, la Inteligencia Artificial (IA), el aprendizaje automático y el aprendizaje profundo pueden detectar patrones y señales tempranas de problemas potenciales.
Además, ayudan a las empresas a responder rápidamente a los cambios del entorno y optimizar la toma de decisiones basadas en datos.
Por otra parte, implementar sistemas robustos de ciberseguridad será esencial para proteger la información sensible y garantizar la continuidad del negocio en caso de un ciberataque.
Durante una crisis, garantizar la comunicación clara y efectiva con cada uno de los stakeholders es vital. Esto incluye empleados, clientes, proveedores, gobierno, comunidad y accionistas, entre otros.
Esto permitirá gestionar correctamente la imagen pública y reputación corporativa, así como generar confianza y lealtad.
Utilizar múltiples canales de comunicación como sitio web, micrositio de la crisis, redes sociales, entre otros, así como asegurarse de que los mensajes sean coherentes y oportunos, será esencial para mantener a todos informados y alineados con la estrategia de respuesta.
La innovación se ha posicionado como un motor poderoso para superar los desafíos que presentan los cisnes negros, ya que alienta a los colaboradores a pensar de manera creativa y a proponer soluciones nuevas y efectivas.
Esto incluye la implementación de programas de ideas, el apoyo a proyectos piloto y la inversión en investigación y desarrollo, lo que permitirá a las organizaciones adaptarse rápidamente a entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) y encontrar oportunidades incluso en medio de la adversidad.
Gestionar los cisnes negros en los negocios es un arte que requiere una combinación de preparación, flexibilidad y la capacidad de adaptarse rápidamente a lo inesperado.
Desarrollar una mentalidad resiliente, implementar planes de contingencia, diversificar riesgos, invertir en tecnología, mantener una comunicación transparente y fomentar la innovación son estrategias clave para domar los demonios que presentan este tipo de contingencias poco probables.
Al adoptar estos enfoques, las organizaciones no solo podrán sobrevivir a los eventos imprevistos, sino también prosperar en un entorno empresarial cada vez más incierto al tener la capacidad de manejar lo inesperado.
Y tú, ¿ya estás listo para enfrentar con tu negocio el siguiente cisne negro?