El sistema de estratificación socioeconómica del sur de Asia puede dar lugar a desigualdades en el lugar de trabajo. Los directivos deben entender cómo funciona para abordarlo.
A medida que la globalización y la movilidad de la mano de obra hacen que muchas organizaciones sean más multiculturales, los directivos se ven obligados a ampliar su comprensión de las posibles formas de discriminación. En particular, los problemas de prejuicios relacionados con las identidades de castas aparecen cada vez con más frecuencia.
Para mantener una cultura sana y productiva será necesario que los directivos sean capaces de identificar, prevenir y mitigar la discriminación.
El sistema de castas es una jerarquía sociocultural y económica omnipresente en el sur de Asia y en la considerable diáspora surasiática de todo el mundo. La casta de una persona, heredada de su padre, viene determinada únicamente por su nacimiento y es inmutable.
Los medios de comunicación han documentado numerosos incidentes de prejuicios basados en la casta en Silicon Valley y otros lugares. Estudios llevados a cabo por académicos, gobiernos y organizaciones de defensa de los derechos humanos han revelado que la discriminación de casta es frecuente en países con importantes poblaciones del sur de Asia, como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia.1
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En el sur de Asia, donde vive una cuarta parte de la población mundial, los prejuicios de casta pueden tener consecuencias desastrosas para las personas y empresas.
Por ejemplo, en junio de 2023, Vivek Raj, empleado del minorista de moda hindú Lifestyle International, se suicidó tras grabar una declaración en la que denunciaba discriminación por casta en el lugar de trabajo. En otro caso, la empresa india de reparto de comida a domicilio Zomato se enfrentó a la reacción del público por un anuncio de 2023 que reforzaba los estereotipos despectivos de castas.
Empresas multinacionales, como Alphabet, Amazon, Apple, Dell y X (antes Twitter), han reconocido la importancia de esta cuestión abordando la discriminación. Más de 20 universidades estadounidenses también han incluido la casta como categoría protegida en sus políticas.
En febrero de 2023, la ciudad de Seattle aprobó una ley para prohibir la discriminación por casta. La asamblea legislativa de California aprobó un proyecto de ley similar, pero fue vetado en octubre de 2023 por su gobernador. Afirmó que la discriminación basada en la casta ya estaba prohibida por las leyes vigentes en el estado.
Estos esfuerzos legislativos están en consonancia con las leyes de países que tienen sistemas de castas, como la India. Cuya constitución prohíbe la discriminación por castas y garantiza la discriminación positiva de las personas de casta inferior en la educación pública, el empleo y los cargos políticos.
Los directivos de todo el mundo deben comprender estas cuestiones para ayudar a proteger a los empleados de origen surasiático de la discriminación. Así evitarán los riesgos legales que pueden derivarse de acoso y otros actos en el lugar de trabajo.
Los directivos también podrían mejorar el bienestar y el rendimiento de las personas y sus organizaciones abordando la influencia de la casta en actividades como la contratación, la responsabilidad social corporativa, el intercambio de información y la creación de redes.2
El supuesto fundamental que subyace al sistema de castas es la noción de que los seres humanos han sido creados como grupos desiguales. Esta desigualdad se manifiesta asignando arbitrariamente diferentes niveles de pureza y valor a grupos de personas.
Esto conforma una jerarquía definida artificialmente que otorga a algunos de ellos derechos y privilegios impuestos socialmente. Incluido el derecho a ejercer determinados conjuntos de ocupaciones.
La casta es un sistema complejo que comprende miles de grupos y subgrupos en todas las religiones. A grandes rasgos, entre los practicantes del hinduismo, los brahmanes ocupan la cima de la jerarquía.
Sus ocupaciones han incluido tradicionalmente deberes religiosos y profesiones relacionadas con el conocimiento, como el mantenimiento de registros, la ciencia y la educación.
Los siguientes en la jerarquía son los kshatriyas (militares), seguidos de los vysyas (empresarios y comerciantes) y los shudras (obreros y trabajadores).
Existen grupos y subgrupos similares entre los practicantes de otras religiones. Por ejemplo, entre los musulmanes del sur de Asia hay castas altas (ashraf, formada por los saiads, jeques, pathanes y mogoles). Además de castas bajas (ajlaf, formada por artesanos y otros trabajadores).
Entre los practicantes del sijismo, hay grupos de castas altas como los jatts y los khatris. Del mismo modo, las congregaciones cristianas del sur de Asia se han formado en torno a distintas identidades basadas en las castas.
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Los dalits están fuera y muy por debajo de los grupos anteriores. Los que siguen las normas del sistema de castas los consideran inferiores e impuros. Incluso los llevan hasta el punto de ser infrahumanos y los relegan a ocupaciones que implican actividades como limpiar excrementos y deshacerse de los muertos.
Los dalits, que se encuentran en todas las religiones, son estigmatizados como “intocables” debido a la práctica histórica. Esto aún es prevalente, de que otras castas eviten el contacto físico y la proximidad espacial con ellos.
Los adivasis (es decir, los primeros habitantes o, más en general, los pueblos indígenas) son otro grupo ajeno al sistema de castas que ha vivido históricamente en zonas forestales o montañosas alejadas de los núcleos urbanos y que a menudo han sido estigmatizados como proscritos.
Aunque en la actualidad los miembros de cada grupo desempeñan ocupaciones distintas de las que les asigna su casta, ésta sigue siendo un factor determinante de las oportunidades sociales y profesionales que se les ofrecen.3
Las castas pueden influir en el entorno interno de una organización de varias maneras. La reserva de talentos de la que contrata una empresa puede no tener diversidad de castas debido en parte a diferencias en el acceso a la educación y otros recursos que han persistido durante generaciones.
La casta determina el acceso al capital y a valiosas conexiones empresariales. Las cadenas de valor que atraviesan el sur de Asia reproducen las jerarquías de castas. De modo que los individuos de casta alta controlan actividades importantes de la cadena (como el diseño, la investigación y el marketing).4
Mientras tanto, los individuos de casta baja quedan relegados a actividades menos valoradas (como el ensamblaje y la fabricación de productos).5 El control desproporcionado de instituciones como los organismos educativos, reguladores, legislativos e industriales por parte de individuos de casta alta también configura el entorno en el que operan las organizaciones.
Es probable que los reclutadores y directivos introduzcan prejuicios en las decisiones de contratación y promoción, incluso en la alta dirección. Estos prejuicios pueden ser explícitos, como los estereotipos sobre personas de determinadas castas. También son implícitos, como la importancia que se da a factores como hablar inglés con un acento familiar u observar determinadas normas sociales.
Los estereotipos de casta también pueden afectar a la asignación de puestos de trabajo. Como cuando se asciende a personas de casta alta a puestos directivos y se relega a personas de casta baja a trabajos de baja categoría. Por ejemplo, a la introducción de datos y la codificación en el sector informático o los trabajos de limpieza en otros sectores.
Las personas de casta inferior pueden sufrir acoso, intimidación e incivilidad mediante comportamientos como insultos o exclusión. Incluso verse sometidas a condiciones de trabajo inseguras o degradantes, por ejemplo en el sector tecnológico.
En un estudio sobre la discriminación por motivos de casta en Estados Unidos, el 25 por ciento de los dalit encuestados declararon haber sufrido agresiones físicas o verbales. El 67 por ciento afirmaron haber sido tratados injustamente en el trabajo. Mientras tanto, el 60 por ciento declararon haber sido objeto de comentarios y chistes despectivos por motivos de casta.6
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La casta opera predominantemente de forma indirecta, en forma de identidad, recursos, redes y cultura. La casta de una persona no se desprende de sus rasgos fisiológicos, pero puede inferirse a partir de esas cuatro dimensiones y conformar su percepción del mérito.
Esa percepción del mérito, y no su casta, puede entonces alegarse como base de las decisiones y acciones que les afectan. He aquí cómo se manifiesta la casta en cada una de estas dimensiones.
Para muchas personas del sur de Asia, la casta es una parte inalienable de la identidad. Heredada por nacimiento, la casta se considera un símbolo de la propia ascendencia.
La identidad de casta se refuerza aún más con prácticas como la endogamia (casarse dentro de la propia casta). Esta pretende mantener la pureza de la casta. Casi el 95 por ciento de los matrimonios entre hindús, incluidos estadounidenses, se producen dentro de la misma casta.7
Incluso una aplicación de citas para sudasiáticos desarrollada por una empresa estadounidense permite a los usuarios filtrar por grupos de casta. Otros proveedores de servicios de búsqueda de pareja también facilitan los matrimonios entre castas.
La identidad de casta de una persona suele reflejarse en su nombre. Muchos apellidos sudasiáticos (como Bhatia, Kamble, Khan, Sharma y Yadav) pueden ser indicadores de casta. Los sudasiáticos que no tienen un nombre que revele su casta pueden enfrentarse a preguntas indiscretas y a la exclusión, porque la identidad de casta determina la disponibilidad de recursos, las redes y la afinidad cultural.
Los recursos tangibles, como el dinero en efectivo, los activos y las inversiones, están desigualmente distribuidos según las castas. Debido a las diferencias históricas en los derechos y oportunidades de poseer y acumular bienes entre castas, estas desigualdades se han agravado a lo largo de generaciones.
Las investigaciones han revelado que, en la India, los individuos de casta alta están excesivamente representados entre el 50 por ciento de los individuos más ricos, con un 90 por ciento de la riqueza total. Mientras que los individuos de casta baja tienen una representación mucho mayor en el 50 por ciento de los individuos más pobres en términos de riqueza.8
Los miembros de las comunidades de casta alta suelen tener sistemáticamente un mayor acceso al capital económico y a las ventajas que éste conlleva. Por ejemplo, la posibilidad de asistir a escuelas privadas de élite, lo que les permite un mayor acceso a las profesiones del conocimiento.
Por ejemplo, sólo el 6 por ciento del profesorado de los Institutos Hindús de Gestión procede de las castas bajas, que representan la inmensa mayoría (el 69 por ciento) de la población hindú. Una situación similar se da en otros centros de enseñanza superior.
Estas diferencias de recursos también afectan a quién puede emigrar desde el sur de Asia, ya que a las personas de casta alta les resulta más fácil emigrar. Por ejemplo, casi el 90 por ciento de los residentes estadounidenses de origen indio pertenecen a castas altas.9
La casta constituye la base de las redes sociales formales e informales que facilitan las transacciones económicas. Los miembros de una casta tienen más probabilidades de contratar, hacer negocios y prestar apoyo a personas de casta similar. La arraigada práctica de casarse dentro de una casta es una de las formas en que se forman estas redes.
Las castas también conforman redes a través de otras formas de segregación espacial y social. Los estudios han demostrado la existencia de segregación por castas en muchas ciudades de la India. Debido en parte a factores históricos que permitían a cada casta residir en una parte específica de la ciudad o pueblo. Y en parte, a la preferencia de los individuos por vivir junto a personas de su misma casta.10
La segregación social se produce por el modo en que las normas de casta configuran las interacciones entre castas. Por ejemplo, las personas de casta alta que se adhieren a dichas normas pueden evitar compartir espacio o una comida con dalits.
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Estas asociaciones pueden basarse explícitamente en las castas, como la Brahman Samaj de Norteamérica, abierta a todos los brahmanes, y la Pravara Vedika, abierta sólo a determinados subgrupos de brahmanes.
Algunas asociaciones se presentan como organizaciones “comunitarias” o lingüístico-culturales más amplias, pero están dominadas por determinadas castas superiores.
Por ejemplo, la Asociación Telugu de Norteamérica está dominada por los kamma, un grupo de casta superior que apoya activamente a sus parientes de casta. Además, está dominada por el grupo de casta superior de los reddy. La Asociación NRI Vasavi está formada predominantemente por miembros de la comunidad vysya.11
La cultura y las normas dominantes de una determinada religión o región del sur de Asia se definen a menudo en términos de la cultura de la casta superior. Incluso cuando ésta es practicada por una minoría numérica de la población.
Esto se refleja sobre todo en las prácticas religiosas y culturales, la dieta y las lenguas habladas, que varían según la casta. Por ejemplo, los grupos de casta alta tienen una hegemonía sobre ciertas formas de música y danza “clásicas”. Esto es porque los grupos de casta baja han sido excluidos de su práctica.
Estas artes se consideran superiores a la música y las danzas folclóricas que practican los individuos de casta baja. Como hay más individuos de castas en el extranjero que de castas bajas, estos artefactos culturales suelen percibirse como típicos de la cultura del sur de Asia.
No, no todos los hindús son vegetarianos. Este es otro ejemplo de cómo la cultura de las castas altas define la norma en el extranjero. Varias organizaciones e instituciones de enseñanza superior de la India se adhieren a menús vegetarianos o tienen cocinas y comedores separados para los vegetarianos. Esto conduce a la segregación, estigmatización y exclusión de las personas de casta inferior.
Las percepciones de la cultura del sur de Asia se ven reforzadas por la representación generalizada de la cultura de las castas superiores en los medios de comunicación populares. Como los individuos de casta inferior no siempre encajan en estos perfiles. Los directivos no sudasiáticos pueden, sin darse cuenta, tratar también de forma diferente a los individuos de casta inferior.
Hari Bapuji (@haribapuji) es profesor de Gestión en la Universidad de Melbourne (Australia) y cofundador de Action to Improve Representation. Kamini Gupta es profesora de Gestión en el King’s College de Londres, donde también organiza las India Series. Snehanjali Chrispal es profesora de Gestión en la Universidad de Monash, Australia. Thomas Roulet es profesor de sociología de las organizaciones y liderazgo en la Judge Business School.
1. N. Tiku, “India’s Engineers Have Thrived in Silicon Valley“, The Washington Post, 27 de octubre de 2020; M. Pariyar, “Travelling Castes: Nepalese Immigrants in Australia“, South Asian Diaspora, 19 de septiembre de 2018: 89-103; H. Metcalf y H. Rolfe, “Caste Discrimination and Harassment in Great Britain“, National Institute of Economic and Social Research, diciembre de 2010; y “Caste Discrimination: A Global Concern“, Human Rights Watch 13, no. 3 (29 de agosto de 2001).
2. H. Bapuji, R.A. Kamble y R. Kumar, “Unrecognized, but Corrosive: Caste Inequalities in Global Workplaces and Employee Well-Being“, The Journal of Total Rewards 31, nº 1 (primer trimestre de 2022): 45-55; y H. Bapuji, S. Chrispal, B. Vissa, et al., “Local, Yet Global: Implications of Caste for MNEs and International Business“, Journal of International Business Policy 6, nº 2 (junio de 2023): 201-234.
3. H. Bapuji y S. Chrispal, “Understanding Economic Inequality Through the Lens of Caste“, Journal of Business Ethics 162, no. 3 (marzo de 2020): 533-551.
4. D. Mani y R. Durand, “Family Firms in the Ownership Network: Clustering, Bridging, and Embeddedness“, Entrepreneurship Theory and Practice 43, nº 2 (marzo de 2019): 330-351.
5. V. Soundararajan, G. Sharma y H. Bapuji, “Caste, Social Capital, and Precarity of Labour Market Intermediaries: The Case of Dalit Labour Contractors in India“, Organization Studies, publicado antes de impresión, 4 de mayo de 2023.
6. M. Zwick-Maitreyi, T. Soundararajan y N. Dar, et al., “Caste in the United States: A Survey of Caste Among South Asian Americans“, archivo PDF (Los Ángeles: Equality Labs, 2018).
7. A. Rajadesingan, R. Mahalingam y D. Jurgens, “Smart, Responsible, and Upper Caste Only: Measuring Caste Attitudes Through Large-Scale Analysis of Matrimonial Profiles“, Actas de la Decimotercera Conferencia Internacional de la AAAI sobre Web y Medios Sociales 13 (2019): 393-404.
8. N. K. Bharti, “Wealth Inequality, Class and Caste in India, 1961-2012“, documento de trabajo 2018/14, World Inequality Lab, París, noviembre de 2018.
9. D. Kapur, “Diáspora, desarrollo y democracia: The Domestic Impact of International Migration from India” (Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 2010).
10. N. Bharathi, D. Malghan, S. Mishra y otros, “Residential Segregation and Public Services in Urban India“, Urban Studies 59, nº 14 (noviembre de 2022): 2912-2932; y N. Sahgal, J. Evans, A.M. Salazar y otros, “Attitudes About Caste“, cap. 4 en “Religion in India: Tolerance and Segregation” (Washington, D.C.: Pew Research Center, 29 de junio de 2021).
11. S. Roohi, “Nadie se hace a sí mismo: Evolving Iterations of Giving and Shaping of Transnational Kamma Caste Subjectivities“, Ethnography 24, no. 3 (septiembre de 2023): 352-370.
Los autores desean agradecer a las siguientes personas sus comentarios y opiniones sobre versiones anteriores de este artículo: Christina Dhanuja (editora consultora), Amandeep Singh, Prashant Nema, Rajesh Chavda, Srinivas Kandula y Venkie Shantaram.