Lavar dinero es hacer que el dinero de origen ilegal parezca legal y hay muchas actividades que se pueden usar para eso, incluido el pago a creadores de contenido. Aquí te explico cuál es el modus operandi.
Está bien; seguro no te sorprenderá que la respuesta es «sí».
Vamos en orden. Lavar dinero es hacer que el dinero de origen ilegal («dinero sucio») parezca legal («dinero limpio») y hay muchas actividades que se pueden usar para eso.
Es más fácil encontrar las actividades que no se pueden usar para lavar dinero, solo que algunas son más fáciles que otras.
Por eso, por ejemplo, las propias leyes han hecho leyes especiales para giros especialmente expuestos al lavado; hasta inventamos un término legal: «actividades vulnerables».
Ahí están —entre otras— negocios como casinos, joyas, blindaje de vehículos y tarjetas prepagadas. Atención a esta última.
Y no solo son varias las actividades, sino también los trucos o modelos —en idioma abogadés, «tipologías»— para hacerlo, y hoy vamos a tratar una que aprovecha a los influencers.
Dos cosas importantísimas para protegerme un poquito:
- No acuso a nadie de lavar dinero; no quiero pelearme con mis youtuberos favoritos; y
- No estoy «enseñando a lavar dinero»; esta información está en las páginas del GAFI, de la UIF y de la CNBV.
Guía completa para entender qué es el delito de lavado de dinero
¿Por qué ser influencer se puede prestar para lavar dinero?
Ahora sí, a la carnita: ¿por qué ser influencer se puede prestar al lavado de dinero? La respuesta corta es porque pueden concentrar muchos pagos chiquitos (y en efectivo) en una sola cuenta de banco y es casi imposible detectar de dónde viene ese dinero.
El dinero que viene del delito casi siempre está en efectivo y, por eso, no puede usarse para comprar cosas grandes; generalmente, pagos mayores a 10 mil dólares ya prenden mil focos rojos y tal vez hasta son rechazados.
Por esto, los criminales tienen que encontrar forma de concentrar su efectivo y lograr que entre al sistema financiero (bancos y cosas parecidas a bancos) sin activar alertas.
Aquí aparecen nuestros influencers. La mayoría de las plataformas permiten a los creadores monetizar su contenido. Tomemos como ejemplo (y solo como ejemplo) a YouTube; YouTube paga a cada canal un monto pequeño por cada reproducción, pero les da la oportunidad de ofrecer «membresías».
Estas membresías tienen nombres como «socio nivel oro» o «miembro platino», cada creador de contenido decide sus precios y beneficios, se cobran mensualmente y —a cambio de la suscripción— ofrecen a los miembros beneficios especiales (contenido, mercancía, menciones, etc.).
Bueno, pues en YouTube «los creadores reciben 70 por ciento de los ingresos por membresías después de que se deducen los impuestos y tarifas aplicables.
Todos los costos de transacciones (incluyendo tarifas de tarjetas de crédito) actualmente los cubre YouTube». Y, ¿cómo puedo pagar mi membresía en efectivo? Fácil: comprando tarjetas de regalo de Google Play.
Entendido esto, el modelo es sencillo: usar canales (existentes o nuevos) para ofrecer membresías que se pagan con tarjetas compradas en efectivo y, una vez que el influencer detrás del canal recibe el dinero, lo canaliza hacia donde quiera, ya limpiecito.
El problema de tipologías como ésta no es que se vayan a usar mucho porque son fáciles o accesibles; de hecho, son caras y requieren de más pasos para que la estructura sea indetectable. No, en realidad yo veo dos problemas:
- Lo amplia que es la oferta de redes que utilizan tarjetas de regalo que se pueden pagar en efectivo, haciendo casi imposible localizar el origen del dinero; y
- La cantidad de influencers exitosos que existen y lo difícil que sería intentar distinguir los legítimos de los ilegítimos.
Y ambos problemas desembocan en uno solo: estos modelos novedosos le hacen difícil el trabajo a los gobiernos y fácil a las organizaciones criminales.
La próxima vez que alguien les diga «no hay nada nuevo bajo el sol», ustedes cuéntenles de los influencers lavadores; a ver qué cara les ponen.
REFERENCIAS
1. Como la Ley Antilavado que, en realidad, se llama Ley Federal para la Prevención e Identificación Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita.
¿Fin de la era de los influencers? 30% de los creadores de contenido morirá por la IA
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Director de Streiner, Buró anticorrupción Experto en anticorrupción, antilavado y cumplimiento normativo con experiencia en diversos sectores, es especialista en investigaciones corporativas internacionales y behavioral compliance, el único en México avalado por la International Anti-Corruption Academy. Es director en el Buró Anticorrupción, Streiner; en Diáfano, Laboratorio Latinoamericano Anticorrupción; y en Pares México, además de ser miembro de comités anticorrupción en la Barra Internacional de Abogados, ANADE y COPARMEX.y recibe contenido exclusivo


