Gracias a la educación ambiental, los seres humanos toman conciencia de los riesgos ecológicos. Estas son algunas claves para ejercer esta práctica.
La educación ambiental es un proceso que busca sensibilizar, informar y formar a las personas en relación con el medio ambiente y los problemas ambientales. Su objetivo principal es fomentar la conciencia y comprensión de la interconexión entre los seres humanos y su entorno.
Este tipo de conocimientos les permite a las personas promover actitudes y comportamientos que contribuyan a la conservación y sostenibilidad ambiental. Gracias a este tipo de prácticas se desarrollan en todo el mundo programas coordinados para ayudar a salvar los recursos naturales.
Este tipo de programas educativos abordan una amplia gama de temas, incluyendo la conservación de la biodiversidad, la gestión sostenible de los recursos naturales, la reducción de la contaminación, el cambio climático y la promoción de prácticas ecológicamente responsables.
La gran ventaja de la educación ambiental es que puede llevarse a cabo en diversos contextos, como escuelas, comunidades, organizaciones no gubernamentales (ONGs), empresas y medios de comunicación.
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De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), existen cinco factores clave que integran este tipo de programas:
“La educación ambiental no defiende opiniones ni procedimientos particulares. En cambio, les enseña a los individuos a sopesar los distintos lados de una problemática mediante el pensamiento crítico, y estimula sus propias habilidades para resolver problemas”.
El organismo explica que las prácticas pedagógicas que ayudan a incrementar el conocimiento sobre el medio ambiente no son solo otro recurso más para informar a la ciudadanía sobre el estado del planeta. Su objetivo principal es hacer que las personas reflexionen sobre la importante de la naturaleza y cómo protegerla.
La organización Learn Project Tree explica algunas de las habilidades que desarrollan aquellas personas que se educan y sensibilizan respecto a las necesidades que tiene el medio ambiente.
“Ya sea que llevemos la naturaleza al aula, llevemos a los estudiantes afuera para aprender o encontremos momentos improvisados de enseñanza en un paseo por la naturaleza, la educación ambiental tiene muchos beneficios para los jóvenes, los educadores, las escuelas y las comunidades”.
La educación ambiental es un aprendizaje práctico e interactivo que despierta la imaginación y desbloquea la creatividad. Si se integra a un plan de estudios, los estudiantes se muestran más entusiastas y comprometidos con el aprendizaje.
Este tipo de enseñanzas no solo ofrece oportunidades para el aprendizaje experiencial fuera del aula, sino que también permite a los estudiantes hacer conexiones y aplicar su aprendizaje en el mundo real.
La educación ambiental anima a los estudiantes a investigar, investigar cómo y por qué suceden las cosas y tomar sus propias decisiones sobre cuestiones ambientales complejas. Así se ayuda a fomentar una nueva generación de consumidores, trabajadores y tomadores de decisiones informados.
Además, este tipo de educación hace que los estudiantes estén activos y al aire libre, y ayuda a abordar algunos de los problemas de salud. Por ejemplo, la obesidad, los trastornos por déficit de atención y la depresión.