Los “samuráis azules” se han vuelto una selección imperdible de ver en el Mundial. Y en Qatar 2022 amenazan con sorprender a todos, gracias a su estrategia en equipo.
Los “samuráis azules” no se han perdido de ningún mundial desde 1998. Su trabajo constante ha hecho que en cada Copa la afición de su país (y de otras naciones) se enorgullezca de su desarrollo.
Los esfuerzos de la Selección Japonesa fueron recompensados al derrotar al equipo alemán en su primer partido en Qatar 2022. Más cuando la selección teutona es considerada como una de los más fuertes dentro del torneo. ¿LA razón? Han ganado la Copa del mundo en cuatro ocasiones.
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Los nipones recibieron muy bien su primer triunfo en Qatar 2022. Sin embargo, la lucha de los samuráis para posicionarse como la mejor selección asiática y conquistar esta victoria comenzó desde hace décadas.
En 1968 la Selección Japonesa ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de México. Pero durante los años posteriores el equipo inició con un declive. Fue hasta 1970 que los samuráis azules consiguieron participar regularmente en las fases de clasificación mundialista.
Hasta el año 2002 ese equipo fue reconocido como una de las 16 mejores selecciones del mundo. Esto debido a que en el mundial de aquel año los japoneses fueron eliminados hasta los octavos de final. Y en 2018 los samuráis azules fueron de los primeros equipos en clasificar para acudir a la Copa Mundial en Rusia.
Esto es una muestra de cómo el trabajo constante de los samuráis ha hecho que lleguen hasta el punto en el que sus rivales saben que tienen que cuidarse de ellos. Ya que en cualquier momento pueden tomarlos desprevenidos y retomar el marcador.
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Daichi Kamada, que forma parte del equipo Eintracht Frankfurt, y Takefusa Kubo, que actualmente está en las filas del Real Sociedad de Fútbol, son conocidos por formar una dupla que funciona bien en el campo de juego.
Una habilidad que tiene Takefusa es encontrar los espacios disponibles para poder realizar distintas jugadas. Mientras que Kamada es el encargado de atacar aprovechándose de ellos.
Contener este tipo de habilidades únicas y complementarias entre los colaboradores de cualquier clase de organización hace posible que se conquisten cada vez más victorias. Los samuráis azules se valen de esto al momento de encarar a un rival.
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En 2018 lo japoneses cayeron en un partido contra Bélgica, al enfrentarse de cara al mundial de Rusia. El marcador final de ese partido fue de 3-2 a favor de los diablos rojos europeos. Pero la afición nipona esperaba que en los últimos minutos los samuráis dejaran pasar el tiempo para irse a penaltis.
Los mediocampistas, Keisuke Honda y Shinji Kagawa fueron los encargados de actuar de manera diferente a lo que el mundo esperaba en esa ocasión, ya que intentaron llevar el balón al área belga para poder marcar un gol incluso en los segundos finales.
Esto le demostró al mundo la seguridad que el equipo japonés tuvo en la cancha. A pesar de que el plan de Honda y Kagawa no fue exitoso, los equipos de colaboradores tienen que aprender mucho de la valentía que tuvieron en ese momento los samuráis azules.