Disney es la empresa de entretenimiento más grande del mundo. Esto lo logró siguiendo estrategias que posicionaron sus productos en el mercado.
Cuando las personas hablan de Disney ya no solamente recuerdan a sus princesas icónicas, también aparecen en su mente los superhéroes de Marvel o inclusive los Simpson o Star Wars.
Walt Disney, como empresa, surgió en 1923 y Mickey Mouse fue su primer producto estrella. A partir de esta fecha, la casa del ratón comenzó su ascenso hasta convertirse en un imperio de la industria del entretenimiento.
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Es así como el proyecto creado por Roy y Walt Disney, de origen humilde se convirtió en una megacorporación que se volvió una mina de oro.
Desde 1955 Disney apostó por invertir en algo más que en películas, ya que decidió debutar en la industria de los parques temáticos. Al abrirse paso en este nuevo terreno, la compañía empezó no solamente a entregar filmes, sino a vivir una experiencia.
Este tipo de vivencias, para el público de esa época, fueron únicas ya que desde un inicio el propósito de estas atracciones era el interactuar y estimular los sentidos y emociones de la audiencia. Principio básico del neuromarketing.
Gracias a estos espacios los niños, jóvenes y adultos pueden convivir con personajes que marcaron su infancia, asistir a producciones que los haga sentir en el mundo de los personajes mágicos o inclusive llevarse a casa un recuerdo que le remita a esta experiencia.
Esas son las principales razones por la que el slogan de los parques temáticos es: “Donde los sueños se hacen realidad”.
Desde sus inicios Disney es sinónimo de contar historias, por lo tanto, desde los años 20 esta empresa comenzó a ejercitar una habilidad crucial en el marketing, el storytelling.
Sin embargo, las historias que los directores y guionistas contaron (y siguen contando) a través de la pantalla grande remueven los sentimientos más profundos de su público, lo que los hace identificarse y simpatizar con los personajes de sus historias.
Geoffrey de la Bourdonnaye, ex ejecutivo de Disney, dijo que uno de los más grandes poderes de la franquicia es crear un mundo utilizando un tema y algunos personajes, estos elementos son los que se encargan de generar nuevos universos.
“Todos conocemos el poder de atraer emociones a través de una narración fuerte, y eso es lo que hace que Disney sea tan único”, comentó.
Con la compra de Pixar en 2006, Disney comenzó a apostar por la diversificación de productos a través de la compra de diversas organizaciones a pesar de que al principio esa estrategia fue cuestionada.
Algunos de sus detractores mencionaron que la calidad de las entregas del estudio Pixar podrían resultar afectadas al ser absorbidas por una industria corporativa. Mientras que Disney temió haber pagado demasiado por esa compra (más de 7 mil millones de dólares).
Sin embargo, tras comprar Pixar, la casa del ratón le dio la bienvenida a dos grandes talentos: Ed Catmull y John Lasseter. Estos personajes fueron los responsables de generar grandes películas como Tangled, Wreck-It Ralph y Frozen.
Este fue el primer paso de la empresa de entretenimiento para hacer de su catálogo uno de los más extensos. Posteriormente se llevó a cabo la compra de Marvel y la de Fox. Esto sin contar la obtención de más de una veintena de canales televisivos entre los que destacan ESPN, A&E ABC, etc.