Tecnologías de emisiones negativas, una opción para capturar carbono y reforzar la reducción de emisiones
El impulso de la tecnología de emisiones negativas (NET) está ganando ritmo y así lo demuestra el hecho de que el número de empresas con compromisos para alcanzar la neutralidad en carbono se duplicó entre 2019 y 2020.
Ante la intensificación de los efectos del cambio climático, las medidas para reducir las emisiones requieren de una estrategia que no se limite sólo a transitar al uso de energías limpias o reducir la generación de contaminantes atmosféricos.
Es indispensable sumar estrategias para capturar el carbono que ya ha sido liberado y que permanecerá algún tiempo en la atmósfera antes de que pueda ser absorbido por la naturaleza misma.
Es aquí donde la tecnología de emisiones negativas (NET por sus siglas en inglés) se posiciona como una opción para controlar las emisiones que favorecen el calentamiento global.
Desde el año 2018, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) había advertido que depender de energías renovables no sería suficiente, así que recomendó encontrar un equilibrio entre las acciones para reducir el consumo de energía, los recursos, una tasa de descarbonización y la dependencia de la eliminación del dióxido de carbono (CO2).
Muchas han sido las acciones que se han implementado desde entonces para reducir emisiones mediante la transición a fuentes renovables, pero tal y como lo advirtiera el PICC, existen emisiones residuales que es necesario eliminar también.
Por ello, para limitar el calentamiento global a 1.5 °C se requiere de la captura de estos residuos atmosféricos, compensando activamente la huella de carbono.
En ese sentido, un informe de Wood Mackenzie estima que la captura y almacenamiento de carbono (CAC) tiene un poderoso potencial para ayudar a reducir hasta en 15 por ciento adicional las emisiones de dicho componente, de manera que hoy se trabaja en diversas técnicas para conseguir que este gas sea controlado de manera eficiente.
El difícil camino de un negocio hacia la transición cero emisiones de carbono
Métodos NET que han mostrado su eficiencia
Existen varios métodos que se destacan por su capacidad catalizadora para colectar carbono mediante la captura directa de aire o DAC (Direct Air Capture).
Una de ellas se basa en el uso de equipos especiales que utilizan productos químicos o filtros para absorber CO2.
La ventaja de este método es que el gas atrapado puede utilizarse posteriormente en diversas aplicaciones o guardar en un sistema de almacenamiento a largo plazo.
Una segunda tecnología ha sido aplicada de forma sorprendente en una de las industrias señaladas por ser altamente contaminante, la del hormigón.
Esta técnica DAC se ha enfocado en la producción de concreto con la capacidad de retener dióxido de carbono, de manera que durante el proceso de curado del hormigón y hasta el final de su vida útil (unos 60 años) el CO2 es capturado.
Luego puede ser utilizado para mejorar y reforzar las propiedades del hormigón reciclado, lo que convierte a esta técnica en un modelo económico circular.
La Agencia Internacional de Energía (IEA) subrayó en un informe de 2022 el papel fundamental que juega la captura y almacenamiento de carbono (CAC) en el proceso de descarbonizar a la industria del cemento, y agregó que esta tecnología debe comercializarse a tal grado que se puedan capturar casi 180 megatoneladas (Mt) de emisiones para el año 2030, lo que significaría un aumento considerable respecto a las 0.1 Mt capturadas en 2022.
Cementos Moctezuma, cascos rosas y un crecimiento sostenible
Un mercado que se torna prometedor para los próximos años
Conscientes de las bondades y potencial de las NET, países como los de la Unión Europea y Estados Unidos han acelerado políticas para respaldar las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
Y lo mismo han hecho las grandes corporaciones que, conscientes de sus emisiones, han impulsado el desarrollo de prácticas innovadoras que con el fin de descarbonizar sus negocios.
Solo por mencionar algunos ejemplos, según datos de la AIE, desde el año 2020 los gobiernos interesados en reducir emisiones han invertido casi 4 mil millones de dólares en fondos específicos para el desarrollo e implementación de DAC.
A esta cantidad se sumaron más de mil millones de euros de la Comisión Europea, a través de su Fondo de Innovación, para fomentar proyectos climáticos innovadores.
Asimismo, países como Australia, Canadá y el Reino Unido han hecho lo propio al anunciar nuevos fondos para investigación y desarrollo.
Lo cierto es que el impulso de las NET está ganando ritmo y así lo demuestra el hecho de que el número de empresas con compromisos para alcanzar la neutralidad en carbono se duplicó entre 2019 y 2020, lo que corrobora que muchas firmas no solo están considerando desarrollar infraestructuras con bajas emisiones de carbono, sino que también exigen tecnologías que les permitan capturar, medir e informar sobre su progreso en la descarbonización.
SOBRE EL AUTOR INVITADO
Marco Cosío es vicepresidente Smart Infrastructure Siemens México Centroamérica y el Caribe.