La innovación se ha vuelto más que el resultado de mejoras a un producto, es un objetivo o un modelo comercial que mueve los engranajes y procesos operativos de las empresas.
La innovación ha sido clave desde épocas inmemorables para impulsar el desarrollo de la industria y debe de encontrarse en el centro de las empresas.
Hace casi cien años, Ecolab, el líder global en soluciones y servicios de agua, higiene y prevención de infecciones, formuló uno de los jabones para lavavajillas mecánicas más exitoso del mercado.
Ello ocurrió en la década de 1920 y la solución fue posible debido a la alianza con un estudioso de la Universidad de Minnesota, Leonard H. Englund.
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Ello para nosotros significó un “momento Eureka” y un paso monumental para lo que vino después: una verdadera vocación por identificar oportunidades en las que la ciencia facilita ahorros para las empresas, soluciona sus más grandes dificultades operativas y las transforma en verdaderas impulsoras de la eficiencia y la productividad, mientras protegen los recursos fundamentales, como el agua y energía, ¡y a sus colaboradores!
Lo que vino después es historia, pero la misma necesidad de facilitar soluciones para nuestros socios estratégicos persiste hasta el día de hoy.
Ahora contamos con más de diez mil patentes y destinamos anualmente alrededor de 12 millones de dólares en Investigación y Desarrollo.
Ello nos permite estar siempre donde importa: mediante expertos, ingenieros y técnicos que trabajan en más de cuarenta industrias por la inocuidad de alimentos, la prevención de enfermedades y la digitalización en la gestión del agua para los sectores más representativos a nivel global.
Ahora, la innovación se ha vuelto más que el resultado de mejoras a un producto, es un objetivo o un modelo comercial que mueve los engranajes y procesos operativos de las empresas.
A menudo pensamos que la innovación consiste en el descubrimiento de tecnología que hasta hace poco era ampliamente desconocida, pero también existe en la búsqueda continua de mejorar procesos que de otra manera son engorrosos o consumen demasiado tiempo y los recursos de un negocio.
Según Harvard Business School, existen dos tipos de innovación: la que impulsa los procesos y las tecnologías de una empresa para mejorar su línea de productos dirigidos a una base existente de clientes, y la que es disruptiva.
La segunda responde, por ejemplo, cuando empresas pequeñas ganan un segmento de clientes a los corporativos más grandes, mediante la satisfacción más rápida, eficaz o económica de una necesidad a la clientela.
Pensemos aquí en cómo nuevos jugadores en el ámbito de la tecnología financiera están impulsando la bancarización de poblaciones antes desatendidas mediante soluciones adaptables a una plétora de contextos económicos y sociales que existen en las comunidades lejos de los grandes centros urbanos.
Empresas industriales: lenta, pero segura su ruta hacia la digitalización
Hoy, sabemos que la transformación digital, lo que se refiere a la adopción de nuevas tecnologías por parte de empresas, significó la supervivencia de los negocios en la época más álgida por la pandemia que nos trajo la Covid-19, en la que los consumidores migraron del plano físico al digital y adquirieron nuevos hábitos de consumo, como son las compras por Internet y la atención remota al cliente, el consumo de productos y alimentos sostenibles, entre muchos otros.
Para Ecolab, la pandemia significó un gran reto y ante la necesidad de mantener estándares altos de limpieza y desinfección en los más de tres millones de ubicaciones de clientes en las que estamos presentes, aprovechamos tecnologías de monitoreo remotas para generar inteligencia en tiempo real y tomar acciones preventivas que evitan la disrupción en las operaciones y actividades de nuestros socios estratégicos en la industria de alimentos y bebidas, energética, farmacéutica y de servicios de atención a la salud, entre otras.
Asimismo, aglomeramos bajo un portafolio único y holístico soluciones y tecnología para proteger a los colaboradores parte de las industrias que nunca cerraron, las esenciales, aquellas consideradas por su valor intrínseco para la economía global y el bienestar de las personas, como la producción y servicio de alimentos, manufactura de insumos médicos, farmacéutica y de generación de energía.
Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la innovación es un factor que coloca a las economías más avanzadas y las empresas del mundo adelante de aquellas que muestran dificultades para impulsar su productividad, el crecimiento económico y el bienestar mediante la inversión continua e importante en el desarrollo de ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo sostenible.
El Índice Mundial de Innovación 2022, nos muestra que países como Suiza, Estados Unidos, Suecia, Reino Unido, Países Bajos, República de Corea, Singapur, Alemania, Finlandia y Dinamarca ofrecen a sus habitantes una mejor calidad de vida, mediante un mayor número de publicaciones científicas (resultado último de estudio científico y el desarrollo de la tecnología misma), una mayor gasto por parte del Gobierno, como porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB), y empresas que dedican a la Investigación y Desarrollo, entre otros factores.
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Dentro de las principales conclusiones se encuentra que, en 2021, el número de artículos científicos publicados en todo el mundo superó por primera vez los 2 millones y que las empresas que más gastan en Investigación y Desarrollo aumentaron su gasto en el ámbito más de 11% en 2020 y en casi 10% en 2021, hasta superar 900 mil millones de dólares en los Estados Unidos, cantidad que superó a los niveles de 2019.
El aumento, asegura la OMPI, proviene principalmente de los sectores de hardware y equipos electrónicos de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC); productos farmacéuticos y biotecnología; y construcción y metales industriales.
Leemos con lo anterior que la inversión por determinados países o empresas en Investigación y Desarrollo en distintos sectores se traduce en mayor actividad en la industria, lo que a su vez genera producción, empleo, consumo y un ciclo que facilita mayor innovación y así todo el círculo de nuevo.
Para Ecolab, la inversión en Investigación y Desarrollo tiene un gran impacto para la prevención de enfermedades e infecciones, la inocuidad de los alimentos, el ahorro de recursos y la gestión holística del agua en la industria, actividades que consideramos de gran importancia para el bienestar y viabilidad del mundo y las personas.
2023 se viene como un año de la mayor importancia para nosotros, en el que buscamos una vez más aumentar y profundizar nuestra contribución e impacto positivo en las comunidades en las que estamos presentes, innovar, innovar e innovar diariamente.
Myriam Mendoza es Líder Investigación y Desarrollo para Latinoamérica Norte de Ecolab
Sitio web: es-es.ecolab.com