El poder restaurador de los 8 minutos de Simon Sinek

En un mundo donde el tiempo es un recurso preciado y la atención es una moneda de gran valor, es fácil perder de vista lo que realmente importa: las relaciones humanas.

Cuidar y fortalecer los vínculos con amigos, familia, pareja y colaboradores es clave para tener un equilibrio personal y profesional.

En este contexto, el escritor y motivador inglés Simon Sinek en su obra El increíble poder de brindar ocho minutos a un amigo, nos recuerda la importancia de invertir tiempo y energía en las personas que nos rodean.

A través de simples gestos y una escucha activa, podemos convertirnos en pilares fundamentales para aquellos que enfrentan desafíos y crisis.

Como bien lo menciona el también autor de El Círculo Dorado, a veces, todo lo que necesitas para sentirte mejor es un amigo y un teléfono.

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El poder del apoyo emocional

A pesar de que ahora tenemos más medios de contacto y apps como Zoom, Google Meet, WhatsApp, Telegram, Facebook Messenger y Line, entre otras, según el estudio “Effect of Layperson-Delivered, Empathy-Focused Program of Telephone Calls on Loneliness, Depression, and Anxiety Among Adults During the COVID-19 Pandemic”, realizado en 2021 por JAMA Psychiatry, las personas que tuvieron la suerte de recibir llamadas breves varias veces a la semana experimentaron una reducción significativa en los niveles de depresión, soledad y ansiedad.

Y es que, en el ajetreo de la vida cotidiana, a menudo pasamos por alto la necesidad básica de conexión y apoyo emocional.

Sin embargo, dedicar tan solo ocho minutos de nuestro tiempo puede marcar una diferencia significativa en la vida de un amigo o colaborador, ya que es en esos confianza, intimidad y empatía que creamos un espacio seguro donde pueden surgir conversaciones honestas y liberadoras.

Brindar apoyo a un amigo o colaborador no se trata solo de ofrecer soluciones o consejos, sino de estar presente de manera plena y asertiva.

Es escuchar sin juzgar, validar sus emociones y ofrecer un hombro en el que puedan apoyarse.

Algunos ejemplos claros de este tipo de apoyo son cuando un amigo está atravesando una ruptura amorosa, la perdida de una familiar o una crisis existencial, por lo que, en lugar de minimizar sus sentimientos o tratar de arreglar la situación, podemos brindar nuestro apoyo simplemente escuchando y ofreciendo consuelo.

A veces, las palabras son innecesarias; nuestra presencia y empatía son suficientes para demostrarle a nuestro amigo o colaborador que no está solo en su dolor y compartir su carga emocional.

Por otra parte, también es crucial proporcionar sustento práctico a quienes están pasando por momentos difíciles.

Esto puede manifestarse de diversas formas, como ofrecer ayuda con tareas cotidianas, ayudarle a revisar su presupuesto y ofrecer consejos para administrar sus gastos, proporcionar recursos útiles o incluso acompañarlo a un amigo a una cita importante.

Estos actos de generosidad no solo alivian la carga de la persona afectada, sino que también fortalecen el vínculo entre amigos y colegas.

Por último, ser un lugar seguro implica crear un ambiente libre de juicios y críticas, donde las personas se sientan cómodas compartiendo sus vulnerabilidades más profundas.

Esto requiere una actitud de aceptación incondicional y confianza mutua, ya que al convertimos en refugios para nuestros amigos y colegas, les brindamos la libertad de ser auténticos y vulnerables sin temor al rechazo, sobre todo cuando enfrentan problemas de salud mental y emocional.

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Fomentar conexiones humanas

En conclusión, el acto de brindar ocho minutos a un amigo o colega puede tener un impacto profundamente positivo en sus vidas.

Al ofrecer apoyo emocional, sustento práctico y un lugar seguro para expresarse, fortalecemos nuestros lazos de amistad, colaboración y confianza, además de crear una red de apoyo que nos sostiene en momentos de necesidad.

En un mundo donde la conexión humana es más importante que nunca, cultivemos el increíble poder de estar presentes para los demás.

Como diría el escritor y conferencista estadounidense, Stephen R. Covey:

“Casi siempre, cuando alguien se da cuenta de que le han escuchado de verdad, se le humedecen los ojos. Creo que, en cierto modo, llora de alegría. Es como si dijera: Gracias a Dios que alguien me ha escuchado. Hay alguien que sabe qué es ser yo”.

Y tú, ¿ya brindaste ocho minutos de tu tiempo para transformar el día de un amigo y colaborador?

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