Liderar hoy exige construir puentes: combinar propósito, empatía y flexibilidad para inspirar equipos y generar resultados sostenibles con las nuevas generaciones.
Liderar en un mundo donde la Generación Z ya está marcando el paso no es una teoría de manual, es una realidad del día a día.
Actualmente en nuestra plataforma educativa convivimos con más de 100 mil estudiantes, muchos de ellos nacidos después del 2000, y el aprendizaje es claro: si no conectamos con sus valores y su forma de ver la vida, corremos el riesgo de quedarnos hablando solos.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosYo tengo 34 años, crecí en una época sin smartphones, pero trabajo rodeado de jóvenes que no entienden el mundo sin TikTok, sin memes o sin la inmediatez de un chat.
La pregunta no es “¿nos adaptamos a ellos o no?”, sino cómo construimos un espacio donde todas las generaciones se sientan parte de algo más grande que ellas mismas.
La Gen Z detecta la falta de autenticidad a kilómetros. nosotros lo vemos cada vez que intentamos comunicar algo a los estudiantes: si el mensaje es demasiado institucional, no engancha.
Cuando dejamos que un profesor suba un video espontáneo a redes hablando de por qué ama enseñar, de repente tenemos miles de interacciones. Con los equipos de trabajo pasa igual. Un líder cercano, que se muestra como es, tiene mucha más legitimidad que uno perfecto pero distante.
Un error común es creer que “flexibilidad” significa ausencia de reglas. No. En nuestra organización probamos algo muy simple: dimos a los equipos de marketing la libertad de proponer sus propios horarios, pero todos tenían que comprometerse con una métrica clara: el volumen de leads generados cada semana.
¿Qué pasó? El equipo se organizó mejor, se sintió escuchado y la productividad subió. La clave está en dar libertad, pero con un propósito compartido y un objetivo claro.
Cómo mejorar tu marketing para la Generación Z
Lanzamos un piloto para mejorar la experiencia de registro a inscripción. Teníamos en la mesa a un directivo con 20 años en procesos administrativos y a un grupo de jóvenes que acababan de vivir la inscripción como alumnos.
El primero señalaba riesgos legales y la importancia del orden documental; los segundos pedían que todo se pudiera hacer desde el celular en tres clics.
El resultado fue un sistema híbrido: seguro, pero ágil y digital, que hoy ya usan miles de estudiantes. Esa mezcla de experiencia y frescura es la que convierte un buen proceso en uno realmente transformador.
Los jóvenes no quieren jefes que se escondan tras reportes trimestrales. Son más impacientes, más dinámicos.
Quieren claridad inmediata: saber hoy si van bien o mal. Para ellos, la retroalimentación no es un trámite burocrático, es una herramienta para crecer. Cuando el líder escucha con atención y responde con rapidez, la confianza se multiplica y los resultados llegan mucho antes.
Para muchos líderes, la tecnología es un “extra”. Para la Gen Z, es el punto de partida. Cuando redujimos las juntas de seguimiento de proyectos a un dashboard en tiempo real, la participación de los equipos jóvenes se disparó. Fue un cambio sencillo, pero marcó una gran diferencia en motivación y velocidad.
Ahora bien, conectar con la Gen Z no significa perder el timón. Si cada equipo hiciera solo lo que quiere, la organización sería ingobernable. La responsabilidad del líder es dejar que la gente experimente, pero asegurarse de que todos naveguemos hacia la misma dirección.
En nuestro caso, transformar la educación en México y abrir oportunidades de vida a cientos de miles de personas. Esa es la brújula que nadie puede perder de vista.
Al final, liderar intergeneracionalmente no va de cambiar tu esencia para agradar, sino de construir puentes reales.
Mostrarte humano, dar espacio a nuevas ideas, abrazar la tecnología y marcar una dirección clara. La Generación Z no necesita líderes perfectos, necesita líderes auténticos y cercanos, que les permitan crecer y aportar a un propósito compartido.
En mi caso, ese propósito es claro: que cada estudiante de Lottus Education encuentre en la educación la palanca para transformar su vida.
Y lo increíble es que, trabajando juntos —baby boomers, millennials, Gen Z y pronto también la Generación Alpha— podemos lograrlo.
Raúl Hita Ortega es co-CEO de Lottus Education
Este artículo forma parte de las alianzas editoriales entre MIT Sloan Management Review México y diversas universidades e instituciones de prestigio comprometidas con la generación y difusión del conocimiento en México y América Latina.
A través de estas colaboraciones, MIT SMR México impulsa la divulgación de ideas, investigaciones y perspectivas que fortalecen el liderazgo, la innovación y el aprendizaje en la región.
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