Desde atunes hasta rostros de premios Nobel, los sellos postales mexicanos tienen una particular forma de celebrar a uno de los medios de comunicación más importantes de la historia, el correo.
En la era digital, donde la comunicación se realiza a través de correos electrónicos y mensajes instantáneos, es sorprendente descubrir que existen cientos de personas interesadas en coleccionar sellos postales, que eran esenciales para establecer un canal de comunicación en épocas anteriores. A este pasatiempo se le llama filatelia.
La colección de estos elementos, no solo ofrece una ventana al pasado a través de pequeños fragmentos de papel. También proporciona un medio para explorar el mundo y sus historias, todo ello a través de piezas diminutas pero significativas.
Para celebrar la filatelia, en todo el territorio mexicano se han fundado algunos museos. Uno de los más importantes se encuentra en la capital del país. El Museo Postal y Filatélico fue creado en 1920, pero fue a partir de 2022 que las autoridades inauguraron una exposición permanente en la que se puede conocer su historia.
“En este museo en el que se puede conocer la historia del correo postal en México y el mundo, a través de una colección de objetos y estampillas”.
Los amantes de la filatelia también pueden visitar el Museo de Filatelia de Oaxaca, que abrió sus puertas en 1998.
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El Día Mundial de la Filatelia se celebra de forma anual durante la jornada del 6 de mayo ya que durante la misma fecha, pero de 1840, fue cuando se introdujo por primera vez el uso de los sellos postales en el Reino Unido. La primera estampilla fue conocida como Penny Black o Penique Negro.
A pesar de que este sistema de correspondencia nació en Europa, se utilizó en todo el mundo y en cada país las estampillas se fueron modificando hasta ser catalogadas como pequeñas obras de arte. Su importancia cultural las convirtieron en un objeto de colección.
El primero de agosto de 1856 se puso en circulación la primera estampilla postal en México. Esto puso al alcance de todos los habitantes un servicio que, hasta ese entonces, era privado.
De acuerdo con información oficial, los primeros sellos postales se presentaron en una serie de cinco ejemplares, con denominaciones de medio, 1, 2, 4, y ocho reales en colores azul, amarillo, verde, rojo y lila del cual dependía el precio.
Cada uno de ellos llevó plasmada el rostro del cura Miguel Hidalgo y Costilla en papel sin marca de agua, imperforados y grabados por el diseñador José Villegas, director de la Imprenta del Gobierno.
Desde 1922, el Servicio Postal Mexicano ha emitido más de 2 mil estampillas. Así dio origen a Serie Regular Lugares y Monumentos, integrada por nueve estampillas.
“Para 1954 ascendía a 23 estampillas postales diferentes con valores faciales desde cinco centavos hasta veinte pesos”.
Algunas estampillas que circularon por territorio mexicano durante la época moderna por la filatelia se encuentran en la Colección Timbres Postales de los archivos gráficos del Archivo General de la Nación.
Hasta la actualidad los sellos son utilizados como una forma de conmemorar a través de sus diseños, sucesos históricos, acontecimientos importantes, efemérides o personajes históricos.
Entre estas temáticas podemos encontrar que existen alrededor del mundo estampillas postales con motivos agrícolas. Esto le ayuda a comprender a los mexicanos la trascendencia e importancia del campo y del sector agrícola a nivel mundial.
En el año 2000 se lanzó una edición especial navideña, en donde las protagonistas de la estampa eran un bello ramo de flores de nochebuena, flor por la que es popular el país.
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En México las estampillas postales han intentado reflejar parte de las costumbres, la gastronomía y la cultura del país, por medio de pequeños homenajes.
Po ejemplo, en 1999 se realizaron impresiones de sellos postales que hacían referencia a la riqueza cultural de cada uno de los estados de la república. De estas piezas resalta el sello postal Sinaloa, en la que delfines, gaviotas y atunes lucen como protagonistas.
Otro ejemplo de la misma serie es la estampilla del estado de Zacatecas, en la que se pueden apreciar pencas de agave sobresaliendo del campo.
En 2019, el Servicio Postal Mexicano emitió algunas estampillas donde se reprodujeron importantes obras del pintor oaxaqueño Francisco Benjamín López Toledo, mismo año en el que murió.
La primera de ellas fue el cuadro al óleo titulado El Camino, plasmado para la emisión de timbres sobre la inauguración del Museo de Filatelia en Oaxaca (Mufi) en el año 1998. Los cuales tuvieron un valor facial de 3.40 pesos.
Francisco Toledo, nombre por el que fue conocido el artista, no solo dedicó su vida a plasmar sus ideas, también fue un destacado activista. Durante toda su vida mostró interés por la preservación de la flora y fauna de su natal Oaxaca. Inclusive creó el Jardín Etnobotánico de Oaxaca como un refugio de cientos de especies de plantas endémicas de ese estado.
La primera estampilla dedicada a Octavio Paz fue emitida el 10 de diciembre del 2010 con motivo de la celebración del 20 aniversario de la entrega del Premio Nobel de Literatura que ganó en 1990. Cada timbre puesto en circulación se podía adquirir por siete pesos. La frase que se ocupó en el timbre postal fue:
“Todo es presencia, todos los siglos son de este presente”.
La importancia de las obras literarias del escritor se ve reflejada en los múltiples reconocimientos que recibió. Entre ellos destacan el Premio Xavier Villaurrutia en 1957, el Premio Internacional de Poesía de Bruselas, Bélgica en 1963, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura, el Premio Jerusalén, el Premio Nacional de Letras de México, estos tres en 1977, el Premio Nacional de Periodismo de México en 1998, éste por su gran trayectoria.
Pero sin duda alguna el más importante de todos, el Premio Nobel de Literatura en 1990.