Hay un abrumador consenso sobre las causas del calentamiento global. ¿Qué motiva las polémicas en torno a la agenda climática?
Rehtse Terán
A pesar del principio científico de cuestionar, comprobar y generar controversias, cuando se trata del cambio climático, no parece haber debate: numerosos estudios han encontrado que más del 90% de los científicos especializados en el clima están de acuerdo en que el planeta está aumentando su temperatura.
Salta a la vista que el nivel de consenso es considerablemente alto en lo que respecta al calentamiento global, dada la naturaleza competitiva de las investigaciones científicas por refutar, comprobar o desmentir explicaciones, sobre todo si no explican claramente fenómenos observables.
Cuando se empezaron a discutir las causas del cambio climático, a finales de los 80 y principios de los 90, aproximadamente dos tercios de los especialistas manifestaron estar de acuerdo con que la influencia de los humanos hace más impacto que las causas naturales.
Pero actualmente, esa cifra es mucho mayor. Alrededor del 97% de los científicos están de acuerdo con la existencia y las causas del calentamiento global. Pero a pesar de las iniciativas de divulgación y las investigaciones realizadas, todavía persisten figuras con autoridad que son citadas como ejemplo de que los científicos no se ponen de acuerdo.
Algunos, como Willie Soon, investigador afiliado al Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics mantienen su oposición al consenso científico, asegurando que el cambio climático es producido por el sol.
Cabe mencionar que Soon es conocido por haber recibido financiación de parte de la industria de los combustibles fósiles, la cual enfrentará radicales transformaciones, o incluso su eventual desaparición.
Otros, como el físico Richard Muller, cambiaron su opinión tras analizar de nuevo los datos históricos de la temperatura. Los hallazgos de su equipo confirmaron los resultados que se habían propuesto refutar. “Llámenme un escéptico converso”, escribió para el New York Times en 2012.
“Espero que el proyecto Berkley Earth Surface Temperature ayude a resolver el debate científico sobre el calentamiento global y sus causas humanas”, escribió también Muller. “Y luego viene la parte difícil: ponernos de acuerdo a lo largo del espectro político y diplomático acerca de lo que puede y debe ser hecho al respecto”.
La NASA considera razonable asumir que los cambios en las emisiones del sol causan cambios en el clima, ya que nuestra estrella es la fuente fundamental de energía, y el principal factor que influye en nuestro sistema climático.
En el pasado, se ha demostrado que la variabilidad solar ha jugado un rol en cambios climáticos pasados. Por ejemplo: un descenso en la actividad solar, a la par que una intensa actividad volcánica, provocó la “pequeña edad del hielo” que tuvo lugar entre 1650 y 1850.
Pero también hay evidencias de que el calentamiento global actual no puede ser justificado solamente por cambios en el sol. Desde 1750, la cantidad de energía emitida por el sol ha permanecido constante, o se ha incrementado solo ligeramente.
Además, si el calentamiento estuviese causado por un sol más activo, los científicos observarían temperaturas mayores en todas las capas de la atmósfera. En vez de eso, la atmósfera superior se enfría, mientras que la superficie terrestre se calienta. Esto sucede porque los gases de efecto invernadero atrapan el calor en la baja atmósfera.
Por tanto, modelos climáticos que incluyen las variaciones en la irradiación solar no pueden reproducir la tendencia al alza de las temperaturas. Ya sea un repaso a lo largo del siglo pasado, o más atrás, el alza no se explica si se excluye la concentración de gases de efecto invernadero.
En relación con esto, un artículo de la organización inglesa Engineering & Technology amplía al respecto: por sí solo, el aumento de la radiación solar no es el principal causante. Por otro lado, si se analizan aisladamente las causas antropogénicas tampoco explican el calentamiento global. Únicamente si se analizan ambos factores, las proyecciones concuerdan.
El calentamiento global observado actualmente, por tanto, no puede ser explicado sin tomar en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero, consecuencia directa de las actividades humanas.
Así que, ¿de dónde viene la idea de que existe un debate sobre el cambio climático? Una posible respuesta es que se trata más de una cuestión política y publicitaria que científica, ya que existe un abrumador consenso basado en la evidencia disponible. Por tanto, la narrativa de que los científicos no se ponen de acuerdo, es muy cuestionable.
El mito de la falta de consenso proviene, en parte, de iniciativas como el Global Warming Petition Project, una petición que urgió al gobierno de Estados Unidos a rechazar el Protocolo de Kioto en 1997. La petición proclamaba que el cambio climático no estaba sucediendo, o que, de suceder, no sería perjudicial para la humanidad.
Dicha petición fue firmada por 30.000 científicos; sin embargo, 90% de los firmantes cursaron estudios diferentes a ciencia atmosférica o ambiental; sólo figuraron 39 climatólogos. La mayoría fueron ingenieros, doctores, y otros con poca preparación relacionada al sistema climático.
Para ilustrar el punto de que se trata de una cuestión publicitaria, el New York Times cita un memorándum del consultor Frank Luntz, dirigido a legisladores estadounidenses conservadores. “Si el público cree que las diferencias científicas (sobre el calentamiento global) están resueltas, su percepción cambiará”, escribió.
Y cabe destacar que, desde entonces, Luntz ha cambiado de posición, y ahora asesora a políticos sobre cómo motivar acciones para amortiguar el cambio climático.
Como nota final sobre la incertidumbre, es justo mencionar que, quienes niegan el cambio climático, suelen mencionar la diferencia de puntos de vista como evidencia de que el debate no está resuelto. Incluso si, como se ha visto, la comunidad científica está casi totalmente alineada.
Sin embargo, en la ciencia, la incertidumbre no señala que hay una falta de conocimiento, sino que más bien mide cuánto se conoce sobre algo.
Ese grado de incertidumbre con respecto a algunos aspectos del problema, no minimiza la sólida y argumentada confianza que tienen los científicos para afirmar que el cambio climático es real. Y que los humanos lo estamos provocando.