En los últimos años, había recibido tratamiento por una rara enfermedad genética llamada parkinsonismo, con síntomas similares a los del Parkinson.
Ozzy Osbourne, ícono del heavy metal y figura irrepetible del entretenimiento, murió este martes a los 76 años. Su familia confirmó el fallecimiento en un comunicado, sin precisar el lugar ni la causa de la muerte.
De acuerdo con The New York Times, en los últimos años el músico británico recibía tratamiento por parkinsonismo, una enfermedad neurológica que deterioró su salud tras décadas marcadas también por el abuso de drogas.
Nacido en Birmingham, Inglaterra, Osbourne redefinió el sonido del rock pesado como vocalista de Black Sabbath y se convirtió en una figura central de la cultura pop gracias a su excéntrico carisma.
Desde sus escandalosas presentaciones, como aquella vez que mordió la cabeza de un murciélago en el escenario por accidente, hasta su faceta de padre en el reality show The Osbournes, su presencia en el escenario y la pantalla fue tan intensa como su vida.
5 lecciones sobre negocios de Ozzy Osbourne
Del metal al mainstream, el legado de Ozzy Osbourne
A lo largo de más de cinco décadas, Ozzy Osbourne logró consolidarse como pionero de un género musical que desafió convenciones.
También se convirtió en protagonista de una narrativa familiar televisiva que acercó al público una faceta distinta del artista: la del padre afectuoso y desorientado en medio de un caos doméstico.
Apodado el “Príncipe de las Tinieblas”, acumuló 13 discos de platino como solista y cerró su carrera en un emotivo concierto este mes en Birmingham, su ciudad natal, donde se reunió por última vez con los miembros originales de Black Sabbath.
Sentado en un trono negro, Osbourne agradeció entre lágrimas a sus fanáticos, marcando el fin de una era.

¿Quién fue la leyenda de Black Sabbath?
La presencia de Ozzy Osbourne era tan impredecible como magnética. Con una energía que parecía surgir de las entrañas, convirtió canciones como Iron Man, Paranoid o Crazy Train en himnos generacionales que trascendieron radios y estadios.
Pese a su figura icónica, Osbourne siempre habló con crudeza sobre sus adicciones, errores y límites. Tenía algo raro en el mundo del espectáculo: vulnerabilidad.
Era el antihéroe que todos querían ver ganar. Un sobreviviente que nunca se presentó como invencible, pero sí como auténtico.
Como el agorero de Black Sabbath, Ozzy fue capaz de transformar simples letras en experiencias sensoriales.
Cuando entonó “¿Qué es esto que está ante mí, figura de negro que me señala?” en Black Sabbath, no solo cantó: encarnó el miedo.
Lo mismo ocurrió en Sabbath Bloody Sabbath, donde su grito, “Los sueños se convierten en pesadillas, el cielo en infierno”, resonó con una furia que parecía extraída del mismísimo infierno.
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