Esta película animada mexicana conquistó al público con su historia y estética única, pero también con una estrategia de marketing impecable. Conoce las lecciones que revelan cómo logró brillar en una industria dominada por productoras globales.
El marketing es una parte esencial de cualquier producto que busca generar ganancias y reconocimiento. Se puede aprender mucho observando proyectos que han sabido posicionarse, y la película Soy Frankelda es uno de los mejores ejemplos recientes.
Saber vender un producto o servicio puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Por eso, destacar se ha convertido en una tarea cada vez más desafiante en un mercado tan competitivo.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosSin embargo, la película de animación stop-motion que se estrenó en 2025 demuestra que una estrategia bien ejecutada puede marcar la diferencia.
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La cinta transporta al México del siglo XIX para contar la historia de Francisca Imelda, una joven escritora cuyas oscuras narraciones son ignoradas por su entorno.
Al adoptar el seudónimo Frankelda, decide no rendirse y emprende una travesía hasta su subconsciente, donde las criaturas de sus relatos cobran vida.
Guiada por el príncipe de los sustos, Herneval, deberá restaurar el equilibrio entre la ficción y la realidad antes de que ambos reinos colapsen.
Más allá de su trama apasionante, Frankelda destaca por ser la primera película mexicana de animación en stop-motion, un logro técnico y creativo histórico para la industria nacional.
Para lograr su realización se necesitaron más de 140 marionetas, 50 escenarios y una producción enteramente mexicana.
En palabras de sus creadores, los hermanos Arturo y Roy Ambriz, el filme es una declaración de amor al proceso artesanal en un mundo que actualmente está dominado por la tecnología y la Inteligencia Artificial.
Además, la película utiliza elementos culturales propios como aluxes, ajolotes y la figura de Porfirio Díaz para construir un universo híbrido entre terror, fantasía y lo mexicano.
Asimismo, el respaldo del cineasta Guillermo del Toro elevó su visibilidad internacional, poniendo en el mapa mundial a un proyecto hecho desde la pasión y la identidad.
“Como artistas mujeres, la historia ha sido todavía más cruel, no solo en México, sino en el mundo. Cuando Mary Shelley publicó sus libros tuvo que hacerlo bajo el nombre de su esposo, Percy Shelley, y entonces nosotros nos preguntamos: ¿cuántas Mary Shelley habría habido en México?”, explicó Roy Ambriz en una entrevista.
La industria cinematográfica estrena títulos en cines casi todos los días y a eso se le suma la dura competencia de lanzamientos en plataformas de streaming.
Aun así, Soy Frankelda logró brillar entre la multitud. ¿Cómo lo consiguió? Aquí las claves detrás de su éxito.
Los hermanos Arturo y Roy Ambriz comprendieron a la perfección para quién estaban creando su historia.
Por ello, decidieron convertirla en un largometraje, en lugar de mantenerla como serie, para conectar mejor con su audiencia.
Su estrategia incluyó referencias a la cultura mexicana, un elemento que fortaleció la identidad del proyecto y lo volvió más cercano al público nacional.
Conocer y definir con precisión al público objetivo permite dirigir los esfuerzos de marketing hacia quienes realmente valoran el producto.
Soy Frankelda supo destacar sus mayores atributos: la animación stop motion artesanal y la elaboración manual de escenarios y personajes. Esta autenticidad se convirtió en su mayor atractivo publicitario.
Incluso sus limitaciones se transformaron en oportunidades. Aunque el equipo enfrentó restricciones presupuestales, los hermanos Ambriz usaron esa narrativa para resaltar la pasión y el esfuerzo detrás de la producción.
Conocer las debilidades de un producto permite anticipar críticas, fortalecer la marca y mantener la confianza del público.
Arturo y Roy Ambriz construyeron una campaña estable y de largo plazo. Antes y durante el estreno, participaron en los Festivales de Cine de Animación de Annecy y Guadalajara, así como en foros especializados, ganando respaldo de expertos y visibilidad.
Una promoción constante, respaldada por voces influyentes, genera credibilidad y asegura una presencia duradera en la mente del público.
Dominar las fortalezas y debilidades de un producto es indispensable para comunicarlo con claridad.
El equipo de Soy Frankelda demostró que conocer su creación a fondo les permitió responder preguntas, destacar atributos y mantener un discurso coherente en cada entrevista o aparición mediática.
Esa coherencia fortaleció la narrativa de la campaña y reforzó el valor de marca del proyecto.
Más allá de las estrategias de difusión, el networking fue clave en el éxito de Soy Frankelda.
Los directores cultivaron relaciones con figuras influyentes como Guillermo del Toro, quien recomendó la película y amplificó su alcance internacional.
Construir vínculos sólidos con aliados, medios y líderes de opinión no solo potencia la promoción, sino que consolida la reputación de la marca a largo plazo.
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