Rusia está gobernada por un líder neototalitarista, Vladimir Putin, conoce las tres tácticas con las que el enemigo de Estados Unidos pone en práctica su puño de hierro.
Desde que Vladimir Putin asumió el poder en Rusia ha sido una figura central en la política global. Su estilo de liderazgo ha moldeado no solo el destino de su país, sino también las relaciones internacionales del siglo XXI.
A través de su enfoque autoritario y una política exterior agresiva, este político ha redefinido las normas de la gobernanza y las relaciones internacionales.
A lo largo de su gestión como líder de la nación más grande del mundo, el ex agente de la KGB ha demostrado en repetidas ocasiones tener un estilo de liderazgo autoritario.
Lev Gudkov, sociólogo y asesor académico especial del Centro Levada, definió su régimen con el término totalitarismo híbrido o neototalitarismo. Esto debido a que el líder se encargó de regenerar elementos totalitarios que habían estado brevemente en pausa bajo el modelo de gobierno de Boris Yeltsin.
Su forma de gestionar su nación pone a los demás países a temblar y no es para menos. De acuerdo con la Fundación German Marshall, la guerra de Vladimir Putin contra Ucrania, que inició en 2022, es otra muestra de un patrón revolucionario más amplio de presión y ataque rusos al sistema global occidental liderado por Estados Unidos.
“La guerra de Rusia es calculada. Su intención es quebrar a Ucrania, poner fin a la lucha de este país por asegurar su democracia significa acelerar un debilitamiento del orden de seguridad posterior a la Segunda Guerra Mundial liderado por Estados Unidos”.
Liderazgo autoritario y carismático, las diferencias entre Putin y Zelenski
A pesar de ser un líder autoritario, Vladimir Putin ha emergido como un modelo para otros líderes autoritarios alrededor del mundo. Esto combinar elementos del antiguo régimen soviético con tácticas modernas de control, ha creado un sistema híbrido que es difícil de contrarrestar.
El modelo de la nueva política rusa incluye:
Desde su llegada al poder a finales de la década de los 90, Putin ha trabajado incansablemente para centralizar el control en la presidencia.
A lo largo del tiempo a reducido la influencia de otras instituciones democráticas. Esto ha creado un entorno donde la toma de decisiones es rápida y efectiva, aunque a menudo a expensas de la transparencia y la rendición de cuentas.
El Instituto Kennan hizo un análisis de las reformas que ha puesto en marcha el mandatario para asegurar el control de su nación. Entre las más conocidas se encuentran:
“Los esfuerzos de Putin por centralizar el poder estatal y fortalecer el gobierno federal han traído consigo reformas que a menudo son bastante diferentes de lo que se había planeado inicialmente”, dijo Robert Orttung, redactor jefe del Informe Regional Ruso del Instituto EastWest de Nueva York.
Bajo su liderazgo, el Kremlin ha tomado un control casi total sobre los medios de comunicación rusos. La censura y la propaganda se utilizan para mantener una narrativa favorable al gobierno y silenciar a la oposición.
Esta estrategia ha sido adoptada por otros líderes que buscan mantener el poder a través de la manipulación de la información.
El Comité para la Protección de los Periodistas explicó en 2000, un año después de que Putin llegara al poder, que los medios de comunicación confieren un enorme poder político al estado.
“Es difícil nombrar un solo periódico o emisora de Moscú que no esté controlado directamente por uno de los tres conglomerados de medios de comunicación en competencia”.
Un grupo estaba encabezado por el magnate de los negocios Boris Berezovsky, que es cercano al Kremlin. Otro es el feudo de Vladimir Gusinsky. El tercero está gobernado por el exalcalde de Moscú, Yuri Luzhkov.
Esto demuestra que solo los allegados al presidente tienen injerencia en los medios y eso no ha cambiado.
Vladimir Putin ha demostrado que un liderazgo fuerte puede mantenerse mediante la supresión activa de la disidencia.
Las leyes restrictivas, el encarcelamiento de opositores y el uso de tácticas de intimidación han eliminado gran parte de la oposición política en Rusia. Este enfoque ha sido imitado en otros países donde los líderes buscan eliminar las amenazas a su poder.
Durante el segundo año de su invasión a gran escala de Ucrania, el gobierno ruso incrementó la censura de guerra, el encarcelamiento de críticos abiertos y el represión del activismo en favor de los derechos humanos, informó Human Rights Watch.
“Mientras el Kremlin continúa su guerra, redobló sus esfuerzos para erradicar la mera posibilidad de críticas públicas a sus políticas internas y externas”, dijo Rachel Denber , directora adjunta para Europa y Asia Central de Human Rights Watch.