La transición energética viene con la creación de una nueva economía
La transición energética traerá consigo nuevos trabajos y formas de producir capital, sin embargo, es necesario dejar de usar combustibles fósiles de una vez.
Joe Biden, actual presidente de los Estados Unidos, se toma el cambio climático muy en serio, y con ello, la transición energética. Incluso se refiere a él como una “amenaza a la existencia”. Ha ordenado disminuir la prospección de gas y petróleo en terreno público, promover el uso de vehículos eléctricos federales, y más.
John Kerry, el primer “emisario especial sobre temas ambientales”, y Gina McCarthy, la primera asesora de la Casa Blanca sobre cuestiones climáticas, lideran estas tareas, aunque en realidad todo el Gabinete está consagrado a ellas como nunca antes.
Como era de esperarse, las compañías de combustibles fósiles y los actores políticos conservadores claman que esta postura “acabará con varios empleos” y “destruirá la economía”.
La transición hacia energías renovables
Esto último es absurdo. ¿Qué resulta más costoso: una economía más limpia de energías renovables, o climas extremos y millones de refugiados ambientales? No hacer nada al respecto sería mucho más costoso a la larga.
No obstante, las críticas sin duda tienen razón en cuanto a la pérdida de empleos en ciertos sectores. En enero de 2021, legisladores de estados mineros de carbón manifestaron sus preocupaciones ante la secretaria de Energía Jennifer Granholm. Declararon que la transición energética debería girar en torno a la innovación y la creación de empleos, no a su eliminación.
Una transición energética justa implica no dejar a nadie atrás
Los trabajos de extracción de combustibles fósiles no tienen muchas posibilidades a futuro. A no ser que ocurran mejoras milagrosas en la explotación del carbón, Morgan Stanley predice su desaparición para el año 2033, provocada por cuestiones económicas más que políticas.
Sin embargo, si las normas sobre la explotación del carbón se vuelven más estrictas, como recomiendan las ciencias ambientales, esta industria podría desaparecer mucho antes.
El panorama no es tan oscuro. Hoy en día, más personas trabajan en las energías eólica y solar que en la extracción de combustible.
Lazard, una gestora de activos (que no es precisamente Greenpeace), reporta que a nivel mundial es más barato construir plantas solares y eólicas que invertir en combustibles fósiles. Y, en 2020, el 90% de toda la energía obtenida fue renovable.
La batalla terminó: se acabó el reinado de los combustibles fósiles. Dado que la energía renovable se obtiene del viento o del sol, su “coste efectivo” es igual a cero. Las energías renovables son también la única forma real de independencia energética, pues nadie puede acaparar el sol.
El difícil camino de un negocio hacia la transición cero emisiones de carbono
¿Qué pasará con quienes pierdan su empleo?
Brindar asistencia financiera a los desempleados de la extracción de combustibles fósiles costaría menos de lo que se cree. Luego de años y años procurando una mejor eficiencia, cada vez menos personas trabajan en estos sectores.
La Oficina de Estadísticas Laborales de EU estima que existen 43,000 mineras de carbón, casi la mitad de las 84 mil que había en 2010. Para que sea más claro, toda la industria del carbón emplea menos a personas que la cadena de comida rápida Arby.
La misma Oficina calcula que 133 mil 300 personas trabajan en la extracción de gas y petróleo; o cerca de 565 mil si añadimos “minería y excavación”.
Imaginemos una transición energética digna
Podríamos pensionar a los trabajadores desplazados en agradecimiento por haber contribuido a modernizar el mundo. O podrían contratarse para limpiar el desastre que dejó un siglo de extracción de carbón en los Apalaches. Pero ¿y el dinero para hacerlo?
Un pequeño impuesto a las transacciones financieras de Wall Street podría recaudar más de 2 mil millones de dólares en una década. Antes de preocuparnos por despojar a los banqueros, es preciso recordar que los bonos les redituaron en 2018. Tres veces el sueldo de todos los trabajadores con salario mínimo en Estados Unidos. Apenas una fracción de esta cantidad podría servir para jubilar a todos los trabajadores desplazados.
En una economía dinámica, las pérdidas de empleo son constantes En algún punto muchas personas fabricaban máquinas de escribir; Blockbuster llegó a tener 84 mil empleados.
Incluso antes de la pandemia, tan sólo las firmas de capital privado habían recortado 1.3 millones de puestos laborales durante la última década.
Transformación energética rumbo a 2050
Los intereses de la industria minera moldean la política
Desde hace años los intereses de la industria minera han moldeado la política interna y las estrategias geopolíticas de Estados Unidos. Sin embargo, ya no es posible seguir protegiéndolos ante todo, tanto por razones económicas como climáticas.
Debemos dejar atrás los combustibles fósiles para evitar que enormes zonas del planeta se vuelvan inhabitables, ya sea por inundaciones o por olas de calor insoportables.
La transición hacia las energías renovables está en marcha. Fingir que no es así, y prometer salvar empleos en desaparición, sería mentir. Los mineros de carbón, quienes habían gozado de una estabilidad laboral desde hace décadas, ahora se enfrentan a la obsolescencia.
Suponemos que preferirían líderes honestos que hablen claro sobre su futuro. Por ello, siendo empáticos, debemos exigir que los políticos ofrezcan apoyos económicos y sean humanos para descubrir nuevos caminos.
Estos empleos están desapareciendo, pero crearemos una economía nueva, mejor y más saludable, con mayores oportunidades para todos.
SOBRE LOS AUTORES
Andrew Winston (@andrewwinston) es un reconocido experto en compañías rentables y resilientes que ayuden a prosperar a las personas y el planeta. Hunter Lovins (@hlovins) es presidenta y fundadora de Natural Capitalism Solutions, y docente de gestión sustentable en el programa de Maestría en Negocios del Colegio Bard.