Jacinda Ardern, es una de las líderes empáticas más representativas. Durante su gobierno ella puso en primer lugar la salud mental y emocional de su pueblo.
Jacinda Ardern, actual primera ministra de Nueva Zelanda, ha sido una de las políticas neozelandesas más importantes. Para ella, valores como la bondad, la democracia, la unidad y la compasión son los más importantes para gobernar su país natal. Esa es la razón por la que es catalogada como una líder empática.
Su posición durante la pandemia de COVID-19, en la que hizo hincapié entre su población para que siguieran las medidas de seguridad y de sana distancia, hicieron que se registraran 1657 muertes por el virus desde el inicio de la pandemia, de acuerdo a Reuters.
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Conocida desde 2008, año en el que logró formar parte del parlamento en Nueva Zelanda, se le conoció como una de las mujeres dedicadas a la política más jóvenes del mundo. Sin embargo, a pesar de la gran popularidad que ha tenido, esta semana anunció su renuncia del cargo que tiene actualmente.
“Es momento de irme”, comentó durante el discurso en el que anunció su decisión. Para Jacinda Ardern, su periodo como gobernante terminó por su propia elección.
“Me voy, porque con un papel tan privilegiado viene la responsabilidad: la responsabilidad de saber cuándo eres la persona adecuada para liderar y también cuándo no lo eres.” mencionó.
Un líder empático tiene la cualidad de generar confianza entre sus colaboradores (En el caso de Ardern, entre los ciudadanos neozelandeses). Ellos se comprometen a crear un ambiente de trabajo positivo.
Para los líderes empáticos lo más importante es mantener a su comunidad cómoda. Ellos sostienen que al tener una plantilla cómoda y alegre, la eficiencia se incrementa. Y esto lo dejó claro Ardern durante la crisis sanitaria:
“Sé fuerte. Sé amable“, así terminaba la mandataria terminaba cada uno de sus discursos cuando hacía referencia a la pandemia.
Este tipo de acciones generó impresiones favorables en todo el mundo. Por ejemplo, el sitio de Harvard Political Review la calificó como una de las mujeres líderes más amables y fuertes del mundo.
Los líderes democráticos suelen hacer que sus colaboradores tengan la libertad para accionar de la manera en la que más les parezca conveniente. Sin embargo, eso en muchas ocasiones resulta contraproducente para los colaboradores que necesitan ser direccionados.
Desde 2017 Ardern se ha vuelto famosa por acompañar a su nación en los momentos más estables hasta en las crisis. El 15 de marzo de 2019 un hombre realizó actos terroristas contra dos mezquitas ubicadas en la ciudad de Christchurch. Ante eso, la respuesta del gobernante fue inmediata.
En primera instancia, condenó el ataque de forma pública, en segundo lugar hizo más estrictas las leyes de Nueva Zelanda y prohibió las armas semiautomáticas de estilo militar. Gracias a esta acción se retiraron más de 52 mil armas que estaban en circulación en el país.
El deber de los líderes es escuchar activamente a su equipo de trabajo. Eso fue parte esencial de la estrategia de Ardern para gobernar a los neozelandeses.
Gracias a ese plan, tuvo como propósito la creación e introducción del “Paquete de Familias”, que se enfoca en la reducción de la pobreza infantil. Como resultado, esta política sacó de la pobreza a más de 66 mil niños hasta agosto de 2022.
Además, para reconocer la importancia de los Maoríes, un pueblo originario de Nueva Zelanda, estableció un día feriado para celebrar el Matariki, fecha importante para una parte de la población que antes no había sido escuchada.