Audacia, empatía y pasión: Cualidades de las líderes que construyeron la historia de México
“La Güera” Rodríguez, Josefa Ortiz de Dominguez y Leona Vicario fueron las mujeres que transformaron la historia de México gracias a su audacia, empatía y pasión. Conoce más sobre su perfil de liderazgo de cada una.
“La Güera” Rodríguez, Josefa Ortiz de Domínguez “La Corregidora”, y Leona Vicario son tres mujeres líderes fundamentales en la historia de México, gracias a su participación activa para forjar el destino de la nación.
Cada una de ellas poseía habilidades específicas que las ayudaron a dirigir y gestionar uno de los más grandes proyectos: La Guerra de Independencia, que concluyó cuando el virreinato de Nueva España se separó de la monarquía española.
Isabel Revuelta, internacionalista, maestra investigadora e historiadora del arte especializada en historia de México, destaca el papel activo de las mujeres en este suceso histórico.
“Sin duda en este periodo hubo muchísimas mujeres que no solamente acompañaron a los hombres que tomaron las decisiones, sino que también ellas fueron las protagonistas”, explica Isabel Revuelta,
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Desde la perspectiva de la experta, estas líderes de la Independencia ofrecen valiosas lecciones que hoy se pueden poner en práctica para el desarrollo de algunas cualidades específicas.
La audacia de María Ignacia Rodríguez
María Ignacia Rodríguez, también conocida como “La Güera” Rodríguez, nació en un hogar criollo. Esta mujer es conocida mayormente por su belleza, incluso el científico Alexander Von Humboldt después de conocerla alabó su físico.
Sin embargo, la belleza no era el único atributo que tenía Rodríguez, asegura Revuelta. Esta líder era muy inteligente, facultad que le permitió manifestar sus opiniones en diversas tertulias en las que se sembró la idea de un México independiente.
“A pesar de tener padres hacendados y con una buena posición económica, ella fue valiente y tenaz ya que tomó la decisión de estar al lado de la autonomía mexicana”, agrega la académica.
El 13 de septiembre de 1810 el tambor mayor, Juan Garrido, denunció el plan de Independencia y afirmó que Rodríguez era quien sostenía económicamente a los revolucionarios, de acuerdo con el documento histórico “Compendio de la denuncia del tambor mayor del batallón, Garrido” citado por el historiador Luis Castillo Ledón.
A esta heroína no le importó arriesgar su estatus y posesiones. Fue su audacia la que le permitió emprender acciones fuera de lo común para defender su visión independentista.
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La empatía de Josefa Ortiz de Domínguez
Josefa Ortiz de Domínguez, “La Corregidora”, se caracterizaba por tener una personalidad de líder empática.
En el artículo “Mujeres patria- nación. México: 1810-1920” la doctora en sociología Natividad Rodríguez explica que Ortiz era sensible a las experiencias diarias de humillación, desprecio y segregación que sufría la comunidad indígena. Estos hechos la orillaron a crear un plan de liberación.
Su esposo fue Miguel Domínguez, un abogado novohispano que formó parte del Supremo Poder Ejecutivo de México de 1823 a 1824. Esta unión fue un elemento clave para su participación en el movimiento de Independencia, ya que, su poder adquisitivo le permitió ser la anfitriona de la legendaria conspiración de Querétaro.
“Ella pasó a la historia con un velo de la madre de la patria y en realidad fue una mujer poderosísima. Esta mujer no participó en el movimiento independentista solamente escuchando las conversaciones y discursos, ella fue una verdadera insurgente”, menciona Isabel Revuelta.
De acuerdo con el biógrafo de Ortiz de Domínguez, Gabriel Agraz García, en el siglo XIX el sacerdote liberal, José María Luis Mora, dijo que las ideas independentistas de esta mujer se basaban en el desprecio que sentía contra los españoles.
La empatía de Josefa Ortiz le permitió ser sensible ante las necesidades que tenían otras personas. A pesar de tener una vida holgada, ella decidió dejar sus comodidades para liberar a las personas indígenas y mestizas en esta importante lucha.
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La pasión de Leona Vicario
Leona Vicario fue una periodista y activista social. A pesar de que las mujeres en esa época no tenían derecho de acceder a educación, ella tuvo la oportunidad de hacerlo.
De acuerdo con el libro “De liberales a liberadas” de la doctora en Letras Modernas Maricruz Castro Ricalde, a principios del siglo XIX prevalecía la creencia de que a los varones y las mujeres les correspondía realizar actividades diferentes.
Castro retoma el diálogo de uno de los personajes desarrollados por Joaquín Fernández de Lizardi, autor de la novela “El Periquillo Sarniento”, para ejemplificar cuáles actividades le correspondían a los hombres y a las mujeres de esa época:
“El sacerdocio, la política, el gobierno y la guerra eran actividades propias de los hombres, mientras que el ‘bello sexo’ estaba hecho para la maternidad y el hogar”, se lee en los documentos.
Dado que Leona Vicario se apartó de esos cánones fue investigada judicialmente, además, cuando la monarquía se enteró de sus ideales independentistas fue perseguida y metida en un convento (donde fue interrogada por la Inquisición).
De acuerdo con Revuelta, Vicario como insurgente traficaba armas y todo su caudal económico lo invirtió en el movimiento hasta que en 1921, año en el que terminó la Guerra de Independencia, le devolvieron algunos bienes.
La pasión que imprimió Leona Vicario en sus acciones, le permitieron luchar hasta el final para defender la autonomía de los novohispanos.
La investigadora Isabel Revuelta destaca que, a pesar de haber sufrido durante la lucha de Independencia, Leona Vicario nunca se dio por vencida. “Esta heroína imprimió el alma, la vida y hasta su capital por la causa del movimiento de Independencia. Leona Vicario fue la más insurgente de entre todas las insurgentes, ya que empeñó hasta su vida”.