Los emprendedores en México se enfrentan a múltiples desafíos para consolidarse, ¿qué hacer ante el fracaso y el sentimiento de frustración?
Carlos abrió su negocio de hamburguesas al carbón a las 12 del día, son las 8 de la noche y acaba de ganar sus primeros 45 pesos. Él está frustrado, su sueño siempre fue ser un emprendedor pero ahora teme al fracaso. En jornadas como estas, él se pregunta cómo conseguirá seguir manteniendo a su pequeña hija.
Ávido lector de libros de ventas ,su favorito es “El Arte de Empezar” de Guy Kawasaki, nunca se imaginó enfrentarse a un panorama similar algunos meses antes cuando compró un terreno para poner su negocio. Él se resiste a ser parte del 68 por ciento de los emprendedores que han tenido una empresa que quebró, de acuerdo con la Asociación de Emprendedores de México (Asem).
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Con piso de tierra, dos mesas y su asador; él espera llenar su negocio de flores neón y hacerlo más agradable para que las personas pasen y tomen muchísimas fotos.
“He leído que hacer el negocio instagrameable es una buena estrategia para levantar cualquier proyecto de comida. Nada más voy a juntar más dinero para continuar”, añade Carlos sin perder la esperanza.
Para emprender es necesario ser temerario. Sin embargo, ese no es único requerimiento que se necesita para fundar un negocio y continuar con él hasta sortear el Valle de la Muerte y volverse sostenibles. Aunque muy pocas logran llegar a ese punto.
De acuerdo al Banco Mundial, los emprendedores que fundan pequeñas y medianas empresas (pymes) generan más de la mitad de los puestos de trabajo formales en el mundo. Por lo tanto, apoyarlas y alejarlas del fracaso es elemental para el desarrollo económico de los países. ¿Pero cómo podría accionar ese plan?
La Asem explica que la causa principal del fracaso del 34% de los emprendimientos en México fue debido a la falta de preparación.
Aleythia Patricia Reyes, líder de emprendimiento de la Escuela Bancaria Comercial (EBC) campus Tlalnepantla sostiene que crear un pyme es muy fácil en teoría, pero es en la práctica donde todo se complica.
“Lo que no le brindan a quienes desean iniciar su pyme es la capacitación financiera y empresarial que es necesaria para comenzar un negocio”, dice.
Eugenio José Reyes Guzmán, director del World Trade Center Monterrey–Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) agregaría otro elemento: la soledad. Ya que puede ser peligrosa sin la preparación necesaria.
Él entiende claramente que la generación de un consejo directivo es algo a los que algunos emprendedores no pueden aspirar a crear en su inicio. Aunque él considera que siempre será necesaria la compañía de socios que ayuden a iluminar el camino de un negocio.
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Realizar un presupuesto anual; invertir en un seguro o automatizar los cobros de la luz, el agua o el gas son pequeñas acciones que pueden salvar el proyecto de un emprendedor. Pero a pesar de que suene sencillo, muchas veces los nuevos negociantes por su falta de preparación, no logran hacer esas actividades.
Eso debido a que son algunas de las lecciones más importantes de la educación financiera, aunque no lo son todo.
Intentar resumir la angustia financiera que Carlos y su familia viven actualmente, así como su frustración es complejo. Las emociones a las que se enfrentan aquellas personas que no lograron hacer que su Pyme triunfara es complicado. Sin importar si es formal o informal y tampoco el grado de estudios de sus dueños.
María Fernanda Martínez, directora de Comunicación Externa en AT&T quienes iniciaron su proyecto son valientes ya que dieron un salto de fe aún sin contar con los conocimientos requeridos.
“En este momento hablar respecto a que todos tenemos las mismas oportunidades para comenzar con una negocio sin importar nuestras realidades económicas, está lejos de la realidad. Aún nos hacen muchos programas que incentiven la inclusión para los nuevos empresarios”, explica.
De acuerdo al texto “El perfil psicológico del emprendedor y su proyección ante tiempos de crisis” los emprendedores deben de contar con cerca de 11 características. Entre ellas destacan la tolerancia al riesgo y la autoconfianza. Sin embargo, de acuerdo con la experta en comunicación y resiliencia, ambas pueden resultar heridas cuando fracasa un proyecto.
“Emprender es un acto de fe porque conlleva un riesgo emocional y financiero es por eso que cuando fracasa un proyecto vive una pérdida importante”, menciona.
Intentar definir el tipo de fracaso y la severidad de cada uno es complicado para las especialistas. Eso debido al duelo que representa cada una de esas pérdidas.
Aunque ambas especialistas advierten que para emprendedores como Carlos, no existe un piso parejo educativo que lo preparen para abrir un negocio. Esa es una lucha que las instituciones deben de comenzar a resolver para evitar fracasos económicos insostenibles.