Cuando le despedida es insostenible: Funeral, un servicio esencial que no está al alcance de todos
En México fallecen personas todos los días, sin embargo, pocas familias pueden pagar un servicio funerario de alta gama, por lo que suelen recurrir a préstamos o empresas que operan en el mercado irregular y muchas veces no dan un trato digno a los dolientes.
El ataúd azul hecho de cartón y tela del padre de Emmanuel Hernández ocupa lo que alguna vez fue su cocina. Su muerte, a pesar de llevar algunos meses enfermo, sorprendió a su hijo. El día que falleció no pudo creer lo que pasaba y cuando tuvo que recoger el cuerpo del patriarca de la familia no le quedó otra opción más que pedir ayuda al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
“El servicio de mi papá costó 3 mil 500 pesos. Creo que nos ayudaron mucho porque se me fue bastante dinero con los medicamentos y la hospitalización, pero lo pudimos velar y enterrar”, comenta el joven de 34 años.
En San Jerónimo Chicahualco, un pueblo tradicional que pertenece a Metepec en el Estado de México, existen escenas similares, muchas personas suelen velar a sus familiares en sus casas por tradición. Sin embargo, existen comunidades en donde no pueden acceder a este tipo de servicios por sus altos costos.
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Servicios funerarios, un servicio esencial que para muchos es un lujo
Los servicios funerarios son un sector a prueba de crisis. Las cifras no mienten.
En 2021, se registraron un millón 122 mil 249 defunciones, un incremento del 25 por ciento, en contraste con los 841 mil 318 fallecimientos de 2022, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inegi) Cabe destacar que en el crecimiento de 2021 también influyó la pandemia de COVID-19.
A pesar de que el número de defunciones no cesa, morir en México es muy costoso. Se consultaron a tres casas funerarias sus costos generales con el objetivo de conocer las facilidades de pago que ofrecen. En promedio, un servicio funerario oscila entre 13 mil y 33 mil pesos en estos establecimientos.
Estas cifras contrastan con el ingreso de los hogares en el país. Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestran que en el segundo trimestre de 2023, el ingreso laboral real promedio de la población ocupada a nivel nacional fue de 6 mil 875 pesos al mes. Eso significaría que miles de mexicanos tendrían que utilizar casi la totalidad de dos meses de pago para poder pagar el funeral de un ser querido.
Esto afecta directamente a las familias que muchas veces por la falta de un plan de previsión funeraria buscan de forma desesperada los servicios de algunas empresas que pueden resultar fraudulentas.
Manuel Ramírez, director general de Funerarios J. García López, explica que esto orilla a las personas a contratar los servicios de compañías que pertenecen al mercado negro. Este tipo de “pseudo funerarias“, como las llama el líder de la agencia funeraria, promete brindar servicios por 10 mil pesos, pero es una mentira.
“Lamentablemente solo el 4 por ciento de la población mexicana cuenta con un seguro de servicios funerarios. Así tienden a contratar empresas que les prometen cobrarles 10 mil pesos por su servicio funerario, sin embargo, al momento de recuperar el cuerpo del hospital, les cobra el doble para hacer el trámite”.
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Un último suspiro acompañado de caos y responsabilidad
El padre de Emmanuel murió a las 11 de la mañana un 24 de enero de 2019. En ese momento, una ola de responsabilidades recayó en él. El primer hijo varón de Gabriel Hernández se convirtió, en ese momento, y sin aún quererlo, en el guía de su familia. Pero pocas veces se había sentido tan confundido.
Él pudo ser víctima de una de las pseudo empresas que nombra el director general de J. García López, ya que recuerda que fue víctima de acoso por varias casas funerarias dentro del hospital casi inmediatamente después de que los médicos le informaron de la muerte de su padre. No obstante, su madre le brindó el número del área encargada de los servicios funerarios del DIF del área de Metepec, Estado de México.
“Nadie piensa en la muerte como tal. Mi papá estaba bien ese día y de repente le dio un fallo orgánico total. En medio de la conmoción llamé al número del DIF y me hicieron una cuenta de 3 mil 500 pesos con gastos que yo no consideraba“.
El primero de los desembolsos que tuvo que enfrentar Emmanuel, gerente de una pequeña cafetería ubicada en Metepec, fue la recuperación del cuerpo de su padre, posteriormente la preparación de los restos, el ataúd y la renta del equipo para hacer el servicio funerario.
De acuerdo con información recabada por el DIF Estado de México, el costo de un servicio similar al que utilizó Emmanuel Hernández actualmente tiene un costo aproximado de 4 mil pesos. Sin embargo, si los dolientes deciden utilizar alguna de sus capillas para velar los restos, el precio puede alcanzar hasta los 7 mil 500 pesos.
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Mole, pollo y café, los gastos invisibles de un funeral
Gabriel Hernández fue un hombre que amó la fiesta. Las motocicletas, el alcohol, los amigos y su familia lo llenaron por completo, por eso su funeral duró dos noches. Los dolientes más cercanos acompañaron su cuerpo durante la primera noche, en la segunda, aquellos que provenían de Valle de Bravo lo velaron.
Una buena despedida para un hombre lleno de amigos. Aunque su hijo se tuvo que enfrentar a los gastos que hubo detrás del homenaje para su papá.
“Todo el mundo que llegaba al funeral de mi papá me preguntaba qué me hacía falta, yo lo agradecía, pero no sabía lo que necesitaba. Después me di cuenta que en el funeral no solo se gasta en un ataúd, también se atienden a los asistentes”, comentó Emmanuel.
Un funeral no es solo una despedida
Se sirvieron litros de café durante ambas noches y antes de su entierro, la familia de Gabriel le brindó a los dolientes un plato con frijol, arroz, mole y pollo. Sumando eso, el servicio funerario costó en total cerca de 19 mil pesos, una cifra bastante similar a lo que ofrecen algunas empresas.
Esta es la razón por la que el funeral no es solo un evento en el que se salvaguarda el cuerpo de un fallecido, se vuelve un homenaje a la persona que fue en vida. Y como tal, los gastos se incrementan.
Por ejemplo, Funerales Zúñiga, una compañía de servicios funerarios que se encuentra en el centro de Toluca, ofrece un paquete con un descuento para personas de escasos recursos. Ellos cobran 12 mil pesos por el servicio de recuperación de cuerpo, preparación, velación y el acceso a una capilla con servicio de catering básico para 40 personas incluido.
Santa Mónica, por su parte, es un servicio que lanzó J. García López como una alternativa para personas con un grado de vulnerabilidad económica que buscan rendir homenaje a un ser querido. De acuerdo con el director general, el costo de sus servicios no rebasan los 15 mil pesos.
“En un funeral interviene una cadena de servicios muy grande, entre 16 y 18 personas que tocan a un mismo cliente”, explica Ramírez.
En el caso de J. García López, cuentan con un call center que opera las 24 horas para atender a los dolientes. Además, están los responsables del primer contacto, aquellos que se encargan de recuperar el cuerpo de los hospitales, también los especialistas que llevan a cabo la preparación química y estética del cuerpo, el personal que coloca los restos en el ataúd, las personas que atienden a la familia y otros colaboradores.
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Hablar de la muerte es necesario
El homenaje de Gabriel se sintió como un maratón físico y emocional para Emmanuel. Durante más de 24 horas la mente del primogénito fue absorbida por completo por miles de preocupaciones. Buscó vasos, café, sillas, comida y tuvo que ir a organizar el entierro de su padre. Esto nubló tanto su mente que le costó más de 72 horas poderle llorar a su padre.
“Si pueden pagar un servicio funerario que funcione y que les quiten todo este viacrucis que vives y que te deje estar con tu dolor sería esencial”.
Al hacer cálculos supo que contratar a una empresa le hubiese costado hasta 50 o 60 mil pesos, pero con la posibilidad de comenzar a vivir su propio duelo.
Emmanuel Hernández aún recuerda el día en el que falleció su padre: lo último que le pidió fue llevarlo a casa, el lugar que con tanto trabajo construyó.
No solo cumplió con esa promesa, sus restos hoy descansan en un ataúd adornado con listones y una tela azul Francia, el color que más le gustaba porque le recordaba al Club América.