Vengan a México, hiperescaladores

Les hablaba en la entrega anterior de la innegable importancia de la fibra óptica, para todo tipo de actividades, digitales y no. Como planteé, esto no es una opción sino una condición de mercado que no tendrá reversa y que solo continuará exigiendo más y más a la industria de telecomunicaciones.

Entre los principales propulsores de las redes de infraestructura de telecomunicaciones de vanguardia se encuentran los hiperescaladores, esas grandes compañías de tecnología que son punta de lanza para los servicios digitales, de negocios, educativos o de entretenimiento.

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En otras palabras, los hiperescaladores son aquellas big tech que, debido a su oferta necesitan de una cantidad exorbitante de almacenamiento, procesamiento y tráfico de datos, lo que a su vez aumenta la demanda de centros de datos.

Los centros de datos son, precisamente, los grandes almacenes de nuestra vida digital; ahí viven los datos, de ahí entran y salen incesantemente.

Para hacerlo en milisegundos (como a todos nos encantan) necesitan caminos suficientemente anchos, seguros y limpios, como cualquiera de nosotros cuando viajamos. Esas carreteras son las redes infraestructura de telecomunicaciones y los hiperescaladores, simplemente, no podrían sobrevivir sin ellas.

Estas compañías son también responsables de que México haya ido ganando terreno en el mundo de los centros de datos de América Latina y que, debido a ello, cuente ya con 16 data centers, de los cuales 9 llegaron en 2022.

Así, nuestro país es hoy el segundo mercado más importante para este tipo de espacios en la región y el principal receptor de inversiones de proveedores de nube; inversiones que implican derramas económicas, aumento de la competitividad nacional y reducción de la brecha digital.

Además, son clave para el desarrollo digital ya que impulsan nuevas tecnologías como la nube, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y el Internet de las Cosas en las diferentes industrias del país.

La cercanía que tenemos con Estados Unidos, zonas geográficas con poca incidencia de desastres naturales, el talento especializado y el espacio (de acuerdo con CBRE, empresa especializada en consultoría, comercialización y servicio, México cuenta con un inventario de 250,000 metros cuadrados de Área Bruta Rentable) nos hacen idóneos para estas instalaciones.

Pero, más allá de todo lo anterior, existen factores menos conocidos que también juegan un papel fundamental en la expansión de los hiperescaladores en México: los proyectos e instalación de estos centros han creado una nueva demanda de infraestructura y conectividad, que actualmente no existe en nuestro país, por lo que es necesario modernizar y extender la red de infraestructura actual con líneas de fibra óptica.

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Es estratégico que el país esté a la altura de las grandes potencias y, sobre todo, de las grandes empresas que tiene estándares estrictos en cuanto al tipo de supercarreteras que necesitan para habilitarse.

Una de las grandes apuestas del sector son las redes neutrales, que se caracterizan por acelerar la llegada de las compañías a sus usuarios (time to market), permitirles ofrecer mejores servicios (no tienen que invertir en desplegar sus propias redes y pueden destinar ese dinero a otras áreas), así como tener una mayor y mejor cobertura (a partir de estas grandes autopistas de fibra óptica pueden solo hacer “caminos” más cortos a territorios más lejanos).

¿Han escuchado los conceptos de leasing o comodato?, es algo sumamente parecido y que potencia los beneficios para todos, incluidos los municipios y estados del país en los que se instalan estas organizaciones, contribuyendo así a disminuir retos como la descentralización de las inversiones.

Esto, sin duda, es posible gracias al esfuerzo del sector que, paulatinamente, ha avanzado en el trabajo conjunto con los diferentes niveles de gobierno, que juegan un papel crucial pues son ellos los que implementan las políticas que garantizan la operación autónoma de centros de datos, los que refuerzan la infraestructura eléctrica y de telecomunicaciones para la entrada de estos nuevos protagonistas.

Un ejemplo emblemático es el gobierno de Querétaro, que ha promovido un enfoque pro-industria mediante el intercambio entre la industria, el ámbito académico y el gobierno. Por eso, es un estado al que todavía veremos llegar más y más centros de datos… y con ellos, más y más demanda de infraestructura de fibra óptica (pensemos que, solamente para este año, aún esperamos que la demanda de centros de datos crezca tres veces).

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Saber y entender que la infraestructura de fibra óptica no es algo técnico ni lejano de nuestra vida diaria nos ayudará a obtener de ella los máximos beneficios para todos: para México, en competitividad y menor brecha digital; para las empresas, en negocios fructíferos.

Pero también responsables; para los consumidores, en servicios casi instantáneos y con posibilidades infinitas; para los niveles de gobierno, en mejores lugares para trabajar para sus ciudadanos y para las empresas neutrales de telecomunicaciones, la invaluable oportunidad de demostrar que el país está a la altura de las mejores potencias para recibir a cualquier hiperescalador, en cualquier momento.

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