Un partido demócrata impotente y reducido a abuchear

La “figura” o próximo líder demócrata necesita postularse ahora mismo y no esperar a hacerlo en dos años, de lo contrario, con J.D. Vance remplazando a Trump, podríamos estar afrontando 12 años más de Trumpismo y eso sería catastrófico para Estados Unidos
Cuando Donald Trump tomo el pódium y comenzó su discurso de actualización de los primeros 30 días de su administración ante el Congreso de los Estados Unidos, lo hizo de manera estratégica para recordarle al país (incluyendo a demócratas) que él había ganado el voto popular y que las políticas que iba a discutir eran parte del mandato concedido por el pueblo.
Este discurso o su presencia en el congreso no eran requeridos por ninguna ley o procedimiento legislativo. Lo hizo porque puede hacerlo.
Con una mayoría republicana en el Congreso, están a sus órdenes y este discurso le sirvió como plataforma para incrementar su índice de popularidad y demostrar que sus políticas económicas tendrán un impacto positivo en los bolsillos de la gente.
Los números demuestran lo contrario. La bolsa de valores ha estado inestable debido a las amenazas de aranceles contra México, Canadá, y China, y contra productos como automóviles y electrónicos.
En una encuesta reciente de CBS, solo el 36 por ciento del país piensa que Donald Trump se está enfocando lo suficiente en mejorar la economía.
La inflación y su impacto en el poder adquisitivo de la gente sigue siendo el tema más importante para el país.
El costo promedio de una docena de huevos es de casi 10 dólares y Trump lo hizo un punto notable en su discurso, marcando que las políticas de la administración de Biden son responsables del costo astronómico de este producto básico.
Esto es relativamente cierto, pero él prometió una mejora económica inmediata que no se ha producido, ni lo hará en un futuro inmediato. Esto plantea un gran problema para Trump y el Partido Republicano.
Si el índice de aprobación de su manejo de la economía no mejora en los próximos seis meses, los mismos votantes demócratas que abandonaron al partido en esta elección regresarán con fuerza en las elecciones de 2026 y podrían recuperar la mayoría en la Cámara de diputados y el Senado.
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Un partido sin brújula ni visión
A nivel nacional, el Partido Demócrata está perdido. No tiene dirección, no tiene líderes claros, no tiene un mensaje que conecte con los votantes, y no tiene una respuesta para Donald Trump.
El partido demócrata se vio reducido a abuchear las declaraciones de Trump, a provocar que uno de sus miembros fuera expulsado en protesta, y a sostener letreros que indicaban si algo era verdadero o falso. ¿Quién les dijo que estas tácticas infantiles iban a tener algún impacto o relevancia?
Estoy seguro de que el congresista Green tuvo la mejor de las intenciones en su protesta y expulsión. Pero en mi opinión el mismo representa lo que está mal en el Partido Demócrata.
Un líder de edad avanzada, que lleva más de 25 años en su puesto, que no inspira dinámica o ideas nuevas. Él, Nancy Pelosi, Chuck Schumer, y sus contemporáneos deberían de haber dado paso a una nueva generación hace años y tal vez estarían mejor posicionados para pelear contra el Trumpismo.
Como es costumbre después del discurso sobre el estado de la unión, la oposición presenta una visión opuesta. La oportunidad de hacerlo es comúnmente vista como una plataforma para los líderes emergentes de sus partidos. Por ejemplo, en algún momento Marco Rubio presentó una visión opuesta después de un discurso del estado de la unión del presidente Obama.
En esta ocasión fue la senadora de Michigan, Melissa Slotkin. Desafortunadamente, su discurso fue un reflejo del estado actual del Partido Demócrata.
No tuvo dinámica, repitió los mismos argumentos anti-trumpistas de siempre y no nos dejó con una chispa o esperanza.
Solo nos recordó que tanto ella como Trump ganaron en su estado, como el caso del senador Ruben Gallego en Arizona, pero ellos son una excepción muy grande.
Su éxito se debió a sus posturas centristas y a una autocrítica del mismo Partido Demócrata que a nivel local fue aceptada, pero nunca sería aceptada a nivel nacional.

La opción de un líder no político
La decisión más acertada que el Partido Republicano jamás tomó fue dejar que Donald Trump tomara las riendas del partido. Sus mismos líderes aceptaron que ningún político en sus rangos iba a poder sobrepasar la popularidad de una “figura” como Trump.
Hay que recordar que Mitt Romney fue el último candidato presidencial republicano antes que Trump se postulara en tres ocasiones. Romney representó un estereotipo del político republicano (rico, hombre de negocios, exgobernador de un estado liberal, etc.), pero eso ya no conectaba con los votantes.
Y, a pesar de tener similitudes como sus fortunas y su experiencia como emprendedores, Trump es una “figura” y Romney nunca lo fue.
Todo esto para hacer el punto de que un futuro candidato presidencial demócrata no puede caer en ese mismo estereotipo. Los candidatos demócratas promedio tienen experiencias similares (sobre todo en California) – una carrera política extensa, algún vínculo o experiencia laboral como organizador de sindicatos, haber formado parte de la oficina de algún político, o haber sido líder de alguna organización comunitaria. Es una generalización, pero es un estereotipo aceptado.
Lo que necesita el Partido Demócrata es hacer una autoevaluación profunda (se supone que lo harían, pero quedó en solo una promesa) y darse cuenta de que nadie en sus rangos es una “figura”.
Y así como Trump se ha aliado con otras “figuras” empresariales como Elon Musk, ellos necesitan hacer lo mismo urgentemente.
La “figura” o próximo líder demócrata necesita postularse ahora mismo y no esperar a hacerlo en dos años, de lo contrario, con J.D. Vance remplazando a Trump, podríamos estar afrontando 12 años más de Trumpismo y eso sería catastrófico para este país.
