¿Qué estrategia debe seguir el sector productivo para devolver recursos al planeta?

Durante siglos, la humanidad percibió los recursos como algo inagotable y no medía las consecuencias de sus acciones en el entorno.

Con el paso del tiempo, los avances tecnológicos y sociales trajeron nuevas formas de producción, nuevos hábitos y más maneras de impactar al medio ambiente.

En la actualidad, el desarrollo industrial se encuentra en un punto de inflexión donde el consumo en determinadas áreas puede ser superavitario.

La industria está ante la oportunidad de revolucionar la forma en la que produce, mantiene e incrementa la rentabilidad y aporta positivamente al medio ambiente.

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Todo requiere uso de agua

Quizá, tú que me lees, te preguntes cómo puede ser posible; conforme avances en este artículo, sabrás que los avances tecnológicos que pueden hacer esto posible ya están al alcance de diversas industrias y su implementación representa una inversión más que un gasto.

Por ejemplo, todas las actividades productivas y económicas requieren del uso de agua; ya sea para sus procesos productivos, porque la consumen los asociados, operarios y empleados, o porque indirectamente se consume en la generación de la energía que utilizan.

El primer paso es reducir; al tener métodos que usen menos agua, también se disminuye el consumo de energía y todo lo que implica trasladarla, moverla, enfriarla o calentarla.

Una vez que se usa menos agua, la siguiente etapa puede ser el reciclaje, es decir, darle un nuevo uso en el que la calidad con la que salió de los procesos anteriores sea suficiente para una nueva fase productiva.

Tras ello, el agua puede circularse nuevamente e integrarse a más etapas productivas luego de su reacondicionamiento, y cuando ya no sea apta para su uso en la planta, reacondicionarla para devolverla a fuentes naturales.

Si tenemos en cuenta que para 2030, el planeta se enfrentará a un déficit de agua de 56 por ciento, según el World Resources Institute.

Y que 1,600 millones de personas carecerán de agua potable gestionada de manera segura, según las Naciones Unidas, podemos dimensionar la relevancia de lo que se puede hacer para proteger este recurso vital.

Otro ejemplo en el que la tecnología puede optimizar el funcionamiento en una planta es la implementación de ciclos cerrados de refrigeración, lo que reduce la necesidad de agua de enfriamiento al recircularla repetidamente en lugar de descargarla después de su uso.

Esto no solo ahorra agua, sino que también disminuye la contaminación ocasionada por los líquidos residuales.

Al ser responsable de una cantidad significativa de la energía que consume una planta de producción, habitualmente entre 33 y hasta 75 por ciento, hacer eficientes los procesos que involucran al líquido no solo ayudará a cuidarlo, sino que también puede reducir las emisiones.

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Todas tienen áreas de oportunidad

Entonces, ¿cuál es la estrategia a seguir? Primeramente, hay que tener consciencia de la huella que genera cada instalación.

A partir de esos datos, establecer metas de ahorro y reducción en el uso de agua y energía, en la emisión de gases de efecto invernadero y en la generación de aguas residuales.

Además, implementar sistemas de captación de agua pluvial y paneles de energía solar o eólica también pueden ser una buena opción.

Cada tipo de industria tiene distintas áreas de oportunidad, pero contar con la información sobre qué se puede hacer es el inicio para avanzar hacia nuevos modelos de producción y de negocio y lograr que la industria tenga un mayor impacto positivo.

Además de que mejore la rentabilidad y la reputación e incluso obtenga certificaciones que avalen su trabajo en beneficio del medio ambiente.

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