Confiado, fuerte, agresivo y dominante son características que, por mucho tiempo, fueron deseables en los hombres, pero en la era del caos, el mundo necesita otro perfil de macho alfa.
Nunca fui bueno para los golpes. Siempre lloré en las películas románticas. Nunca aprendí a “ligar”.
Siempre me dio miedo hablar fuerte y me escondí detrás de los libros para pasar desapercibido.
Aunque mi papá me dijo desde niño que los hombres no lloran, yo sí lloré muchas veces. Todo un fracaso como macho alfa.
Ser así me hizo sentir por muchos años como bicho raro, como alguien que no pertenecía a este mundo.
La cosa no cambió cuando crecí. Era lo mismo en la universidad y en todos los trabajos que tuve después: el “líder” era el que hablaba más fuerte, el que intimidaba, el que parecía tener todas las respuestas y nunca flaqueaba.
Los hombres seguros de sí mismos, fuertes, agresivos y dominantes representaban el 70 por ciento de los altos ejecutivos de las empresas a inicios del siglo.
Por fortuna –mala o buena–, nos cayó la pandemia en 2020 y muchas cosas que permanecían ocultas en el mundo corporativo salieron a la luz, entre ellas, esas anticuadas y falsas concepciones de liderazgo.
Y digo falsas porque justo esas características tan apreciadas –y deseables– en el mundo corporativo e, incluso, en el ámbito personal, han llevado a las empresas al borde del desastre, con equipos enfermos de estrés y ansiedad, formados por personas temerosas, maltratadas, invisibilizadas, con el consecuente golpe en la productividad y los resultados de las empresas.
“Muchas de sus fortalezas por excelencia también pueden dificultar el trabajo con los alfas. Su confianza en sí mismos puede parecer dominante. Sus altas expectativas pueden volverlos excesivamente críticos. Su estilo frío puede impedirles inspirar a sus equipos”, dicen Kate Ludeman y Eddie Erlandson en un artículo de Harvard Business Review.
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Revolución silenciosa
Más allá de las limitaciones de los machos alfa como líderes, lo cierto es que las concepciones sobre los modelos de “hombre exitoso” u “hombre modelo” se han diversificado.
Hoy decir que eres un macho alfa hasta puede sonar contraproducente, pues puedes ser visto como misógino, intolerante y poco empático, o sea, nada que ver con cómo se concibe hoy a los verdaderos líderes… con todo y el retroceso provocado por Trump y los empresarios que lo siguen.
En el mundo real, a pesar de la existencia de los Trumps, Musks y Zuckerbergs, los hombres que lideran de verdad, que inspiran y son seguidos, son aquellos que se atreven a mostrarse tal cual son: vulnerables, no tienen todas las respuestas, saben escuchar y pedir ayuda, son sensibles, promueven la diversidad y el respeto por las diferencias; en síntesis: buscan el bien común y no solo el bien personal.
“Las fortalezas excepcionales de un alfa pueden convertirse en un defecto trágico, especialmente cuando no reconoce sus límites debido a un comportamiento narcisista excesivo. A menudo carecen de inteligencia emocional y, al priorizar sus propias necesidades, no son buenos para percibir los sentimientos de los demás ni para considerar su perspectiva”, describe Manfred FR Kets de Vries, profesor de INSEAD.
Por eso, en la realidad tan adversa que vivimos, con líderes políticos y empresariales aferrados al modelo clásico del macho alfa, yo te propongo que hagamos una revolución silenciosa donde quede claro que el verdadero hombre modelo es aquel que hace todo por cuidar de su familia, por respetar las reglas sociales, por cuidar el planeta, por promover la equidad, la diversidad y el respeto.
Que los machos alfa del futuro podamos llorar sin que a nadie le parezca raro.
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Fundador de Bar Emprende Periodista de negocios, estratega editorial, consultor en storybeing y comunicación integral, y mentor de emprendedores. LinkedIn Top Voices 2019. Fundador de BAR EMPRENDE. Speaker en temas de liderazgo, storytelling, periodismo digital, comunicación integral y emprendimiento. Fue director de Entrepreneur en Español y fundador de Forbes.com.mx. Ha sido editor en El Financiero, El Economista y Expansión, y reportero en El Universal.y recibe contenido exclusivo