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La paradoja del colaborador artificial

La paradoja del colaborador artificial
No se trata de aprender a programar, sino de aprender a dialogar con un colaborador increíblemente poderoso, como una máquina. (Imagen generada con Inteligencia Artificial/Hakule/Adobe Stock)
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La Inteligencia Artificial no va a tomar tu trabajo, pero inevitablemente serás superado por alguien con tus mismas habilidades y tu misma experiencia que sí sabe utilizarla. Esta persona producirá más rápido, analizará más profundo, generará ideas más diversas y, en última instancia, entregará más valor de carácter estratégico.

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La IA no te reemplazará, pero quien la domine Sí.

Imagina que el panorama laboral en México es el Zócalo de la Ciudad de México en un día soleado. De pronto, sin aviso de los servicios meteorológicos, cae un aguacero torrencial.

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Al principio, solo unos pocos, aquellos que vieron el cielo nublarse en el horizonte abren sus paraguas. Mientras la mayoría corre buscando refugio, desorientada y empapada, este pequeño grupo camina con calma, protegido y con un rumbo claro. La lluvia no discrimina, pero la preparación marca la diferencia entre el caos y la oportunidad.

Esta lluvia imprevista es la Inteligencia Artificial. No es una tormenta pasajera; es un cambio climático en el ecosistema profesional. Las estadísticas ya no son pronósticos, son el reporte del tiempo actual: según un estudio de IBM de 2024, cerca del 63 por ciento de las empresas en México ya están explorando activamente o implementando la IA generativa**.

La inversión en esta tecnología en América Latina, liderada en gran parte por México y Brasil, se espera que supere los 8 mil millones de dólares para 2026. La lluvia ya está aquí. La pregunta que todo profesional y toda organización debe hacerse no es si se va a mojar, sino si va a ser de los que aprendieron a usar el paraguas.

La narrativa predominante ha sido una de reemplazo, un eco de las revoluciones industriales pasadas donde las máquinas sustituyeron la fuerza muscular. Sin embargo, esta analogía es fundamentalmente errónea.

La IA, en su estado actual y previsible, no es un reemplazo de la cognición humana, sino un aumento cognitivo. No viene a ocupar tu puesto, sino a transformar la descripción de ese puesto en algo radicalmente más funcional, eficiente y estratégico. La verdadera amenaza no es el algoritmo, es la complacencia.

¿Qué, preocuparme por la Inteligencia Artificial?

La IA como aumento cognitivo

El verdadero cambio de paradigma que introduce la IA no es la automatización de tareas, sino la automatización de la parte predecible del pensamiento.

Históricamente, el valor de un trabajador del conocimiento residía en su capacidad para acumular, procesar y aplicar información.

Hoy, la IA generativa puede acceder y sintetizar la totalidad del conocimiento humano digitalizado en segundos. Competir en esa arena es una batalla perdida.

Aquí es donde la colaboración hombre-máquina se vuelve crucial. La IA se encarga del “qué” y el “cómo” a una escala sobrehumana, liberando al profesional para que se concentre en el “por qué” y el “para qué”. Pensemos en algunos ejemplos concretos que ya están redefiniendo roles:

  • En el Marketing Estratégico: Un analista de marketing antes pasaba el 80 por ciento de su tiempo recopilando datos de rendimiento de campañas, segmentando audiencias y realizando pruebas A/B. Hoy, una IA puede analizar miles de variables en tiempo real y proponer las cinco campañas con mayor probabilidad de éxito, borradores de copys y segmentaciones predictivas. El 20 por ciento del tiempo que el analista dedicaba a la estrategia se convierte ahora en el 100 por ciento. Su rol ya no es operar la maquinaria del marketing, sino dirigirla: interpretar los hallazgos de la IA, añadir el contexto del negocio, la intuición sobre la marca y la empatía con el cliente para tomar la decisión final. Quien no sepa cómo “dialogar” con la IA para obtener estos “insights” será superado por quien sí lo haga. 
  • En el Desarrollo de Capital Humano: Un reclutador tradicionalmente invertía horas en revisar cientos de currículums para encontrar candidatos compatibles. Ahora, una IA puede escanear, clasificar y rankear a los postulantes basándose en criterios complejos en cuestión de minutos. El valor del reclutador ya no está en la búsqueda, sino en la evaluación del ajuste cultural, la inteligencia emocional y el potencial de liderazgo del candidato, habilidades que, por ahora, son exclusivamente humanas. El reclutador que usa la IA puede realizar cinco veces más entrevistas de alta calidad que el que no lo hace, convirtiéndose en un verdadero socio estratégico de talento.
  • En la Consultoría de Negocios: Un consultor junior podía pasar semanas analizando hojas de cálculo y reportes de mercado para un diagnóstico empresarial. Una IA puede ingerir esos mismos datos y generar un reporte FODA preliminar, identificar tendencias y señalar anomalías en minutos. El valor del consultor se desplaza de ser un “analista de datos” a ser un “traductor de complejidad”, tomando el análisis crudo de la IA y convirtiéndolo en una narrativa estratégica convincente para el cliente, gestionando la relación y facilitando el cambio organizacional.

En todos estos casos, el trabajo no desaparece; se eleva. Las tareas repetitivas y de bajo valor cognitivo son absorbidas por la tecnología, exigiendo que el humano opere en un nivel superior de pensamiento crítico, creatividad y habilidades interpersonales y que en las organizaciones empezan a valorarse.

La Nueva Brecha de Talento: “Prompt Engineering” es el Nuevo Excel

Hace 30 años, un candidato que no sabía usar una hoja de cálculo como Excel era considerado analfabeta digital y quedaba en desventaja competitiva. Hoy, estamos en el umbral de una era similar. La habilidad de formular preguntas precisas, contextualizadas y estratégicas a una IA lo que se ha denominado “Prompt Engineering” o ingeniería de instrucciones, la cuál se está convirtiendo en la nueva competencia fundamental del trabajador del conocimiento.

No se trata de aprender a programar, sino de aprender a dialogar con un colaborador increíblemente poderoso (comunicación con las máquinas). Requiere claridad de pensamiento, una comprensión profunda del dominio en el que se trabaja y la habilidad de iterar y refinar las preguntas para obtener resultados de alta calidad. La persona que puede usar la IA para redactar un borrador de contrato en 10 minutos siempre superará a quien tarda 5 horas en hacerlo desde cero. La diferencia no es la inteligencia innata, es el apalancamiento tecnológico.

Esta realidad crea un imperativo ineludible para las organizaciones y el sistema educativo: el reskilling y upskilling masivo. Un informe de McKinsey Global Institute sugiere que hasta un 20% de la fuerza laboral global podría necesitar una transición ocupacional para 2030 debido a la automatización y la IA. Las empresas que prosperarán no serán las que simplemente compren licencias de software de IA, sino las que inviertan agresivamente en el desarrollo del capital humano para que sus colaboradores puedan extraer el máximo valor de estas herramientas. La innovación ya no es solo tecnológica; es, fundamentalmente, pedagógica.

Claves para capitalizar la era de la Inteligencia Artificial Agéntica

La elección de sostener el paraguas

Volvamos al Zócalo bajo la lluvia. La tormenta de la Inteligencia Artificial no es una fuerza malévola que busca ahogar empleos. Es un fenómeno natural de la evolución tecnológica. Su impacto disruptivo no proviene del agua que cae, sino de la falta de preparación para ella.

La Inteligencia Artificial no va a tomar tu trabajo, pero inevitablemente serás superado por alguien con tus mismas habilidades y tu misma experiencia que sí sabe utilizarla. Esta persona producirá más rápido, analizará más profundo, generará ideas más diversas y, en última instancia, entregará más valor de carácter estratégico.

La elección que enfrentamos no es entre humanos y máquinas. Es entre la adaptación y la irrelevancia. Es hora de dejar de mirar al cielo con temor y empezar a buscar nuestro paraguas, aprender a sostenerlo con firmeza y caminar con confianza hacia el futuro, sin importar cuán fuerte arrecie la tormenta.

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Gilberto Novelo Pardueles

Director General iO Consultoria Conferencista, catedrático, investigador, escritor y consultor en innovación, estrategia organizacional y mejores prácticas empresariales. Doctor en Planeación Estratégica y Dirección de Tecnología, Maestro en Administración de empresas (MBA) e Ingeniero industrial. Facilitador de metodologías como Lego Serious Play, Design Thinker, SCRUM Master y Agile management.
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