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JEDI: Un camino para el impacto empresarial en México, más allá de la ciencia ficción

Aunque el término JEDI pueda evocar a los guardianes de la paz de una galaxia muy, muy lejana, estas siglas también pueden ser una guía para las empresas que buscan ser una fuerza para el bien y promover un México más inclusivo, equitativo y regenerativo.

Javier Herrero 12 Jun 2023

Esta no es una historia de ciencia ficción.

Año 2023. Pasada ya la pandemia que vivimos en todo el planeta, nuevos retos siguen poblando el paisaje de nuestros días, en México y en buena parte de nuestro mundo. Desigualdad creciente, injusticia social, cambio climático, pérdida de biodiversidad, violaciones de derechos humanos… y todo en un hermoso planeta de recursos increíbles, pero limitados, del que seguimos extrayendo riqueza como si fuera inacabable.

Sabemos que no nos van a rescatar desde otra galaxia. Y también que, si somos parte del problema, podemos ser parte de la solución. Cada vez más emprendedores y empresas, pequeñas y grandes, están comprendiendo que pueden hacer algo real y relevante ante estos retos.

Cómo ser un jedi en emprendimiento social

Lo que en un inicio fue la filantropía, luego evolucionó a responsabilidad social corporativa, la búsqueda de la sustentabilidad o el ESG más reciente. Hoy, cada vez más, hablamos de regeneración y de modelos de negocio de impacto que contribuyen a resolver problemas sociales y ambientales.

En esta búsqueda empresarial, creemos que las siglas JEDI, o lo que es lo mismo: Justicia, Equidad, Diversidad e Inclusión pueden ser una guía activa para la transformación del impacto empresarial para una sociedad y un país mejor. Todo comienza con un primer paso. O mejor, con una pregunta: ¿cómo podemos incorporar estos cuatro conceptos en nuestra empresa?

Incorporarlos puede ser un punto de palanca para impactar en aquellos problemas que tanto nos duelen de México y del mundo. Veamos cómo.

Justicia. Somos un país rico lleno de pobres. ¿Qué podemos hacer las empresas para comenzar a reducir esta brecha que impide el acceso a una vida digna? ¿Se han preguntado alguna vez cuál es el diferencial de ingresos entre la persona que más ingresos tiene en la empresa y la que menos?

Para esto, puede servirnos de inspiración el Desafío10X, un movimiento empresarial chileno que nació días después del estallido social del 2019, con el objetivo de inspirar a las empresas a compartir de manera más justa el valor que generan y así mejorar el bienestar de sus colaboradores. Su sello identifica a aquellas empresas que se comprometen a mejorar los salarios más bajos y se esfuerzan por reducir la brecha salarial a un máximo de 10 veces.

Reducir la brecha salarial de género, el salto de trabajo hacia la equidad

Equidad. Que hombres y mujeres tengan los mismos derechos como colaboradores o como proveedores no basta para acabar con desigualdades que vienen de tiempos inmemoriales. Mucho menos al considerar la inequidad entre grupos sociales que han sido desfavorecidos históricamente.

Trabajar por la equidad significa que estamos proporcionando recursos y oportunidades, tomando en consideración las necesidades y circunstancias específicas de nuestros colaboradores, pero también de nuestros proveedores o nuestros clientes, considerando el género, pero también el origen étnico, la orientación sexual o cualquier otra característica personal. 

Diversidad. Según el informe de McKinsey “Delivering through diversity in the workplace” de 2017, las empresas con mayor diversidad de género tienen una diferencia del beneficio económico del 21% y una creación de valor superior al 27%.

De la misma forma, la rentabilidad sube hasta un 33% en las empresas con mayor diversidad étnica, con un 43% de creación de valor. ¿Es la diversidad en nuestros colaboradores, proveedores y públicos de interés (etnia, género, orientación sexual, clase, estatus migratorio, religión…)  un activo para la innovación y la sostenibilidad de nuestra empresa?

Inclusión. La Agenda 2030 establece el compromiso de no dejar a nadie atrás. ¿Estamos escuchando todas las voces de nuestros públicos de interés? ¿Cómo eliminamos las barreras que inhiben la participación?

Las empresas pueden adoptar prácticas inclusivas en el lugar de trabajo, como la contratación de personas de diferentes orígenes o diferentes capacidades y la creación de un entorno de trabajo que valore la diversidad mientras promueve la inclusión.

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Existen herramientas sin costo, como la Evaluación de Impacto B, que permiten medir y diagnosticar el impacto social y ambiental de la empresa y encontrar preguntas y posibilidades que ayudan a incorporar progresivamente los principios JEDI en la organización, para su contribución hacia una economía más justa y sostenible.

Nada de esto es ciencia ficción. En el contexto que vivimos, la creación de culturas regenerativas es ya un imperativo para las empresas y su rol en el mundo en el que vivimos.

Justicia, equidad, diversidad e inclusión no son solo palabras: son el marco para la construcción de esta cultura en los equipos y en las relaciones de interdependencia, para hacer de los negocios una verdadera fuerza para el bien.

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LinkedIn: Javier Herrero Postigo

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