Fake news y viralidad: ¿Por qué amamos las mentiras?
Las noticias falsas se propagan seis veces más rápido que las verdaderas en las redes sociales. ¿Por qué amamos lo falso? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con la difusión de las mentiras?
“La burra no era arisca.” Es una frase que escuché con mucha frecuencia desde que era niño para explicar por qué las personas se vuelven más desconfiadas.
Hoy, más que nunca, las personas están perdiendo la confianza en lo que dicen y hacen las instituciones, como bien lo muestra el Edelman Trust Barometer 2024.
Uno de los datos más graves es saber que a 73 por ciento de los mexicanos les preocupa que los líderes empresariales intenten engañar deliberadamente a la gente diciendo cosas que saben que son falsas o exageraciones graves.
Pero no son sólo ellos: a 80 por ciento de las personas les preocupa que los líderes gubernamentales mientan; también los periodistas estamos en problemas, pues a 73 por ciento de los encuestados les preocupa que no digamos la verdad.
¡Es muy grave! “La confianza se ha convertido en uno de los valores más preciados por ser necesaria y escasa al mismo tiempo”, dicen los autores del estudio Confianza: De la comunicación a la reputación, de LLYC.
Parte del origen de esta desconfianza tiene que ver con las famosas fake news, un término que se usa para referirse a la divulgación de noticias falsas que provocan un peligroso círculo de desinformación.
El ejemplo más icónico de las fake news es, por supuesto, Donald Trump. En su campaña presidencial de 2016, el 70 por ciento de sus declaraciones electorales fueron bastante falsas, falsas o grandes mentiras, según la web Politifact, experta en fact checking y ganadora de un premio Pulitzer por su trabajo. En la campaña de 2024 se superó con un 76 por ciento de afirmaciones engañosas.
“La comunicación política sabe desde siempre que, entre racionalidad y emoción, predomina la emoción, y que la manipulación, las medias verdades o directamente las mentiras estratégicas hacen su juego para construir una base electoral o, peor aún, consolidar una idea política”, dice Hugo Pardo Kulinski en su ensayo “La microfísica de la Posverdad”.
¿Qué son las fake news y por qué son tan criticadas por Noam Chomsky?
¿Te encanta el chisme?
El problema es más serio de lo que parece. Piensa en esto: las noticias falsas se propagan en las redes sociales seis veces más rápido que las verdaderas.
¿Por qué? Porque suelen estar diseñadas para provocar emociones intensas como la sorpresa y el enojo, dos ingredientes que funcionan como combustible para que la gente las siga compartiendo sin pensarlo.
La dinámica no es tan diferente a lo que pasa con los chismes. ¿Alguna vez has sido víctima de uno? Seguro recuerdas la rapidez con la que se esparcen, cómo de repente todos parecen saber algo que ni siquiera es cierto.
Y es que lo emocionante, aunque no sea verdad, se vuelve irresistible para compartir. Por eso no es casualidad que la probabilidad de que alguien reenvíe una noticia falsa sea un 70% mayor que si fuera cierta.
Al final, las fake news operan con la misma lógica: no necesitan ser verdad, sólo necesitan hacer ruido.
¿Qué motiva las fake news en el mundo de los negocios? Las razones detrás son variadas: desde desacreditar a una empresa, llevar millones de visitas a un link publicitario o simplemente para conseguir notoriedad.
Un ejemplo escandaloso es el de la petrolera Exxon Mobil, que ha liderado campañas de desinformación negando los efectos del cambio climático y, junto a otras petroleras, llevan más de 50 años haciendo lobbying, atacando a empresas de energías renovables y productoras de autos eléctricos.
La información falsa, dice Susana Carrioza en un artículo del diario El País, “busca descaradamente hundir negocios y obtener rédito económico”. El golpe va directo a la reputación de la organización y puede causarle un grave daño.
Por eso, menciona Emilio j González, las compañías están obligadas “a ser más transparentes y veraces que nunca en sus relaciones con el público y supone un coste adicional que puede llegar a ser alto, aunque siempre menor que el que puede representar la pérdida de su reputación”.
No hay opción: la comunicación estratégica con todos tus stakeholders es vital para tu organización. No se trata de comunicar sólo cuando vas a lanzar un nuevo producto o servicio. Se trata de construir y cuidar esa confianza y esa reputación todos los días.