Evaluar la integridad de los colaboradores mejora las finanzas en la empresa
Cuando una empresa actúa éticamente fomenta una cultura de integridad que motiva a sus colaboradores a proceder de la misma forma a nivel individual logrando así un círculo virtuoso.
A veces los problemas complejos se resuelven con preguntas muy básicas. Éste es un cuestionamiento de ese tipo: ¿permitirías que cualquier persona entre en tu hogar? La respuesta inmediata es ‘no’, porque antes de abrir ese espacio un elemento indispensable es que haya confianza; conocer más de ese posible invitado.
Si procedemos con esa responsabilidad en casa, ¿por qué no habría de seguirse el mismo juicio en la organización? Incluso, ¿por qué no evaluar la integridad de una persona tras años de ocupar una posición?
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En una charla con Fernando Calderón, Managing Director de MIDOT México, firma especializada en desarrollar e implementar soluciones para evaluar la integridad de candidatos y colaboradores, así como la seguridad laboral en grandes empresas y pymes, reiteró lo siguiente:
“Ser honesto es diferente que ser integro. Y hoy tenemos en las organizaciones a muchas personas no integras. La gravedad de esto es que racionalizan, de diferentes maneras, el comportamiento deshonesto y eso impacta gravemente a las empresas”.
¿Cuál es la diferencia?
La honestidad es un valor humano, que consiste en actuar de manera sincera, expresar -por ejemplo- lo que se piensa sin mentir. En este caso la persona procede según sus creencias, sin ocultar nada.
En tanto que la integridad forma parte de la personalidad, hay constancia al actuar de esa manera. La persona que se comparta de manera integra realiza las prácticas y las acciones correctas, consideradas de ésta manera por la propia sociedad, y acepta los principios éticos.
Entonces, un colaborador puede ser honesto, pero si el escenario en el lugar de trabajo no le beneficia (pensemos en el escenario de un descenso salarial) puede verse tentado a actuar de forma deshonesta.
Las mentiras, el falseamiento de datos, ocultar información, desviar recursos, robo hormiga y otros tipos de actos poco éticos pueden presentarse hasta en los mejores equipos de trabajo, en teoría, más sólidos.
Aunque no todas esas acciones tienen la misma gravedad, hasta la menor transgresión puede impactar de manera importante a la organización, al menos el 10% de los ingresos pueden verse mermados por comportamientos poco éticos por parte de los colaboradores, según estimaciones de MIDOT, firma de origen israelí.
“En las empresas todos es cuestión de confianza y por ello debe haber más conciencia y conocimiento sobre cómo y porqué cambia la integridad de una persona. Esto ayuda a prever escenarios. Hoy sabemos, por ejemplo, que 16% de los candidatos a un puesto, en Latinoamérica, miente en las entrevistas de trabajo. Es vital medir, evaluar, generar un mindset en los líderes en lo que respecta a posibles daños por deshonestidad”, precisa Fernando Calderón.
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El costo de la mentira laboral
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE, 2020), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la corrupción, el robo hormiga y el fraude forman parte de los delitos que de manera más frecuente sufren las empresas en México, es decir se trata de actos que representan deshonestidad de los colaboradores.
A su vez, la Asociación de Certificadores de Fraude (ACFE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos calcula en su informe Fraude Ocupacional 2022, realizado en 133 países, que las pérdidas económicas en las empresas supera los 3.6 mil millones de dólares anuales, e indica que los dueños o altos ejecutivos cometen el 23% de este delito, lo que representa el mayor impacto económico.
El fraude ocupacional, el que cometen los individuos contra las organizaciones que los emplean, se considera el delito financiero más costoso y común del mundo.
Las áreas donde más se comete son: operaciones (15%), contabilidad (12%), alta dirección (11%), y ventas (11%), señala ACFE. Una de las razones por las que es tan costoso y común es simplemente que hay muchas personas en condiciones de cometer estos delitos.
No es algo que opine de manera aislada, está documento que esas ‘pequeñas acciones’ que se desprenden, por ejemplo, de un colaborador molesto con su empresa, pueden ser lo que genere desestabilidad a la organización, no solo lo económico, sino también por un daño en la reputación con costos difíciles de calcular, pero evidentes.
¿Qué funciona para prevenir la deshonestidad?
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), una empresa íntegra es más competitiva y algunos de los beneficios que obtienen las organizaciones que deciden apostar por la honestidad tanto de empleados como directivos son: atraer nuevos clientes, retener talento y llegar a nuevos mercados.
Cuando hay ausencia de esto, ‘abrimos la puerta’ a la ineficacia, el mal ambiente laboral, las fallas con los clientes, entre otros aspectos. La clave es evaluar antes de contratar y luego ejecutar estas mediciones tras algún tiempo de antigüedad la persona, para identificar desde un posible comportamiento deshonesto, hasta la inteligencia emocional de las personas frente a determinados hechos.
Un estudio realizado por la firma israelí indica que cuando una persona recibe retroalimentación de una prueba de honestidad, tiende a disminuir la posibilidad de un comportamiento deshonesto, porque la persona sabe que fue evaluada; es una muestra de que la empresa se preocupa por mantener códigos respecto a ética, valores oganizacionales, etcétera.
No en vano, esta firma ha experimentado un incremento de casi el 40% en el uso de pruebas digitalizadas sobre integridad y honestidad en los últimos dos años.
Cuando una empresa actúa éticamente, fomenta una cultura de integridad que motiva a sus colaboradores a proceder de la misma forma a nivel individual, formando así un círculo virtuoso, según el Módulo 11 Integridad y Ética Empresarial, desarrollado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) bajo su iniciativa Educación para la Justicia.
Especialistas coinciden en que después de la pandemia de COVID-19 se ha dado un aumento en el riesgo de malas conductas en las empresas, debido -entre otros factores- a las afectaciones económicas causadas, la incertidumbre y el aumento en las cargas de trabajo.
Ante estos datos, es vital contar con herramientas que ayuden a procurar la integridad en todos los niveles e implementar acciones concretas que garanticen tener al mejor capital humano, pues la falta de esta cualidad puede llevar a cualquier organización al fracaso.
¿Qué opinan al respecto?, ¿en sus organizaciones, sin importar el número de colaboradores, practican la implementación de evaluaciones?
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