Cerrar brechas a través de la creatividad
Aunque el mundo ha registrado avances para mitigar las desigualdades, aún hay muchos pendientes. En términos de inclusión de las mujeres en ecosistemas de innovación, existen algunos puntos clave en los que podemos enfocarnos.
Hedy Lamarr fue una inventora y actriz de origen austriaco cuya mayor contribución al mundo fue la presentación, en 1941, de la patente US2292387 titulada SISTEMA DE COMUNICACIÓN SECRETA, en conjunto con el compositor George Antheil.
El trabajo de Lamar llevó a desarrollar la técnica de salto de frecuencia, una innovación que sentó las bases para el desarrollo de las tecnologías inalámbricas actuales, incluyendo el Wi-Fi.
La historia de Lamarr no fue sencilla. Víctima de violencia de género, la inventora viajó a Estados Unidos para escapar de su esposo, un hombre violento que vendía municiones a los nazis.
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En ese país se convirtió en una reconocida actriz de cine durante la década de 1930. Gracias a su espíritu autodidacta, también se desarrolló como inventora en su tiempo libre.
La invención que Hedy Lamarr protegió por medio de la patente US2292387 tenía el objetivo de evitar que los torpedos de los Aliados fueran detectados durante el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, la Marina de Estados Unidos argumentó que esta tecnología era inadecuada y desechó el proyecto. Una hipótesis bastante difundida sugiere que la decisión tuvo más que ver con la persona que presentó el proyecto: después de todo, una mujer —conocida públicamente más bien por su belleza— difícilmente podía ser capaz de proponer una tecnología tan avanzada para la época.
No obstante, en 1957, tres años después de que expirara su patente, el gobierno estadounidense retomó la invención de Lamarr y la empleó para garantizar la seguridad de las transmisiones militares inalámbricas y así dificultar su intercepción.
Estos avances han sido cruciales para el desarrollo de tecnologías de transmisión de datos digitales usando señales variables; hoy las empleamos en dispositivos con conexión Bluetooth, Wi-Fi, GPS.
A lo largo del desarrollo de la humanidad, hay muchas historias como esta. En algunos casos, el trabajo de mujeres inventoras o creativas frecuentemente no ha sido tomado en serio.
En otros, sus proyectos han sido atribuidos a hombres, debido a prejuicios sistémicos que impiden reconocer que una mujer pueda dedicarse a la ciencia.
Hoy en día, las cosas han cambiado, pero no lo suficiente como para lograr condiciones sustantivas de igualdad en el sector de innovación. Según los datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), solo el 30% de las solicitudes de patentes a nivel global incluyen a una inventora mujer.[1]
Basándonos en los pequeños avances logrados en la equidad de género, se estima que la igualdad entre inventores hombres y mujeres se alcanzará en el año 2053.[2]
Estas brechas representan una pérdida de potencial para el desarrollo de la humanidad, que es, después de todo, el objetivo de la ciencia y la tecnología.
Durante mis años universitarios, ya en el siglo XXI, había pocas mujeres ingenieras. Seamos honestos: ¿cuántas veces, durante nuestras infancias, vimos el ejemplo de una mujer trabajando en ciencia y tecnología? Para mí, fueron muy pocas.
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Aunque el mundo ha registrado avances para mitigar las desigualdades, aún hay muchos pendientes. En términos de inclusión de las mujeres en ecosistemas de innovación, existen algunos puntos clave en los que podemos enfocarnos.
Primero
Las niñas deben crecer observando ejemplos de mujeres que trabajen en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Debemos sembrar la semilla de la curiosidad y fomentar su creatividad.
Segundo
Es necesario reconocer a las mujeres dedicadas a la ciencia, crear espacios para ellas y, sobre todo, brindar igualdad de oportunidades. Debemos desmantelar algunas ideas que hemos aprendido para que, en unos años, una mujer nunca tenga que elegir entre ser una buena madre y ser una mujer exitosa.
Es gratificante ver que cada vez más mujeres lideran proyectos de investigación, toman decisiones y guían a las próximas generaciones.
Como profesional de la propiedad intelectual, me enorgullece fomentar la protección de las ideas y creaciones de las mujeres, impulsar modelos a seguir en el campo de STEM que nos faltaban, para que ninguna niña vuelva a dudar de su capacidad inventiva y, con ello, eventualmente cerrar la brecha de género que aún nos separa.
Nuestra labor en el campo de la propiedad intelectual es asegurarnos de que las ideas de mujeres inventoras y emprendedoras estén protegidas, además de informarles que existen medios legales para protegerlas.
Sumar a las mujeres al ecosistema de innovación
Como miembros de la sociedad, debemos exigir que el Estado proporcione políticas públicas bien definidas, libres de sesgos discriminatorios, que busquen abordar las causas profundas de la desigualdad entre mujeres y hombres.
No es una tarea fácil, pero el objetivo es claro. Si avanzamos en la dirección correcta, tendremos la oportunidad de ver en las próximas generaciones un mundo lleno de mujeres inventoras, como Hedy Lamarr, aprovechando al máximo la capacidad inventiva del ser humano, sin prejuicios de género.
REFERENCIAS
[1] “The Global Gender Gap in Innovation and Creativity”, WIPO, 2023, https://www.unwomen.org/sites/default/files/2022-09/Generation-Equality-accountability-report-2022-en_1.pdf
[2] “Generation Equality Accountability Report 2022”, UN Women, https://www.unwomen.org/sites/default/files/2022-09/Generation-Equality-accountability-report-2022-en_1.pdf