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¿Por qué fracasa la contratación por habilidades sin una cultura organizacional?

Maria Flynn 01 Sep 2025

Sin una cultura organizacional que respalde el modelo, contratar por habilidades está destinado al fracaso. Se requiere transformación profunda y visión a largo plazo.

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La contratación basada en competencias y habilidades se ha convertido, en cierto modo, en víctima de su propio éxito. Este enfoque se promocionó como una solución a lo que los empleadores percibían como una escasez endémica de talento.

Por lo tanto, se ampliaron las oportunidades para las empresas ávidas de talento pero con dificultades para cubrir los puestos más demandados.

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Como era de esperar, esto dio lugar a pronunciamientos de directores ejecutivos que exigían la eliminación de los requisitos de titulación para muchos puestos.

Los resultados iniciales de una investigación indicaron que las iniciativas de contratación basada en competencias no estaban cumpliendo con las altas expectativas de sus promotores.

Pero las prácticas basadas en habilidades no producirán impactos positivos de la noche a la mañana.

Las prácticas basadas en habilidades se asemejan más a cambios en un estilo de vida saludable a largo plazo.

Es decir, se convierten en intervenciones que requieren un esfuerzo constante y concertado, con resultados difíciles de observar a muy corto plazo.

No es ningún secreto que los malos hábitos pueden ser difíciles de abandonar.

Y, al igual que con los esfuerzos por desarrollar fuerza, el progreso no siempre es inmediato, sobre todo cuando se trata del mercado laboral.

Cumplir la promesa de un enfoque de contratación basado en habilidades depende de cambios a largo plazo en la mentalidad.

Pero sobre todo en la cultura, las prácticas y los procedimientos que sustentan las actividades diarias de los empleadores.

Desarrollar hábitos de contratación saludables no será fácil ni rápido. Romper con los hábitos existentes comienza por comprender cómo surgieron.

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Superando los hábitos de contratación tradicionales

Nuestra excesiva dependencia de los currículums y los títulos universitarios comenzó hace casi un siglo.

Es mucho tiempo para que los hábitos y los sesgos se calcifiquen, lo que hace que la dificultad para implementar ampliamente la contratación basada en habilidades.

Y por lo tanto el plazo más largo para ver resultados generalizados, sea totalmente predecible.

Quienes apoyan las prácticas basadas en habilidades, siempre han comprendido que esta transición en la contratación no sería tan sencilla como “eliminar los requisitos de titulación de las descripciones de puestos”.

Desde reconsiderar cómo se miden, documentan y comparten las habilidades o competencias hasta reconstruir las reservas de talento para que sean más accesibles a personas de diversos orígenes educativos y económicos, existen muchos cambios necesarios.

Pero ninguno, quizás, es tan complicado como cambiar la cultura. Después de todo, adquirir una nueva herramienta o plataforma para facilitar el intercambio de habilidades es simple comparado con cambiar las actitudes y las mentalidades.

Cuando el progreso no siempre es inmediato

El desafío de cambiar la cultura empresarial también es evidente cuando se trata de adoptar prácticas basadas en habilidades.

Las personas que se verán más afectadas por este enfoque también son las más propensas a ser algo escépticas al respecto.

En una encuesta de 2022, el 48 por ciento de los encuestados de nivel C-suite estaban totalmente de acuerdo en que las organizaciones deberían contratar basándose en las habilidades en lugar de los títulos.

El porcentaje se redujo al 40 por ciento para los encuestados de nivel ejecutivo y al 35 por ciento para los encuestados de nivel directivo y de RR. HH.

El cambio cultural en una organización implica un ajuste en los comportamientos, actitudes y valores colectivos.

Avanzar hacia un sistema de gestión del talento basado en habilidades requiere nuevas formas de hacer negocios.

Además desarrollar esas nuevas habilidades comienza con una cultura que apoye los nuevos objetivos y esté dispuesta a adaptarse a las nuevas normas.

A los empleados les llevará tiempo desarrollar nuevos hábitos y centrar su atención en las habilidades y la capacidad demostrada (en lugar de en el historial o el currículum).

Pero cuando una organización adopta un enfoque basado en habilidades a nivel cultural, está mejor posicionada para implementarlo con éxito.

Implementación de prácticas basadas en habilidades

Implementar, optimizar y mantener prácticas de talento basadas en habilidades requiere muchos recursos y no se logra de la noche a la mañana.

Se requieren varias inversiones, y mantenerlas, para desarrollar una cultura que apoye un enfoque basado en habilidades, incluyendo las siguientes:

1. Desarrollar proactivamente el caso de negocio en toda la organización

El liderazgo debe comunicar con claridad y frecuencia cómo las prácticas basadas en habilidades benefician tanto a la organización como a cada empleado.

Este tipo de conversaciones debe comenzar con anticipación (antes de que se implementen los cambios reales) y realizarse con frecuencia, en todos los niveles de la organización.

La participación de los gerentes de contratación y del personal es fundamental para garantizar la implementación práctica de las prácticas basadas en habilidades, y cuando todos los empleados comprenden y valoran las habilidades por encima de los títulos, la organización está mejor posicionada para el éxito.

Los líderes senior desempeñan un papel importante a la hora de marcar la pauta: al adoptar prácticas basadas en habilidades en sus propias decisiones de contratación, demuestran a toda la organización que estas son prioridades, no solo retórica.

2. Realinear los incentivos para eliminar barreras

Las métricas de contratación tradicionales suelen enfatizar la rapidez de contratación y la retención, lo que anima a los gerentes a basarse en las credenciales educativas como una medida rápida y sencilla de competencia.

Para fomentar una verdadera cultura basada en las habilidades, las organizaciones necesitan reorientar los incentivos para recompensar a los gerentes que adoptan estas nuevas prácticas y priorizan las habilidades sobre los títulos, reduciendo así los riesgos percibidos en dichas contrataciones.

3. Ofrecer oportunidades de capacitación y retroalimentación continuas

Garantizar que los empleados de toda la empresa cuenten con la capacitación y los recursos necesarios para adoptar prácticas basadas en habilidades es una tarea continua.

Los gerentes de contratación, en particular los que están en la primera línea de este cambio cultural, necesitarán capacitación y apoyo a medida que desarrollan confianza al evaluar a candidatos sin credenciales tradicionales.

Además, las empresas deben fomentar conversaciones en todos los niveles de la organización que permitan a los empleados identificar los enfoques heredados que limitan la adopción de prácticas basadas en habilidades.

Por ejemplo, en las estrategias de reclutamiento o la falta de herramientas digitales para documentar las habilidades. Optimizar los procesos para que se centren en las habilidades dependerá de un ciclo de mejora continua.

4. Fomentar una cultura de inclusión

Una cultura inclusiva que valore los diferentes orígenes y perspectivas es esencial para el éxito de la contratación basada en habilidades, ya que garantiza que los candidatos sin formación académica tradicional sean valorados y apoyados.

Estas iniciativas ayudan a eliminar las barreras al éxito económico de todos, incluidas las personas de color y las de bajos ingresos.

Enfoques basados en habilidades en la práctica

Los resultados positivos de invertir en prácticas de talento basadas en habilidades pueden ser de gran alcance y duraderos.

Es importante destacar que estos benefician tanto a empleadores como a empleados.

Un estudio de 2024 reveló que la contratación basada en habilidades no solo amplía la cartera de talento para los empleadores, sino que también genera mayores tasas de retención.

Al ser contratados para puestos que anteriormente requerían un título universitario, los candidatos sin título permanecieron más tiempo, con una tasa de retención de dos años que fue 10 puntos porcentuales mayor, en promedio, que la de sus pares con título universitario.

Por otro lado, los colaboradores sin título universitario experimentan un aumento salarial promedio de aproximadamente el 25 por ciento al pasar a un puesto que anteriormente requería un título universitario, según el mismo informe.

Por supuesto, adoptar hábitos de contratación y desarrollo de talento basados en competencias es más fácil de decir que de hacer.

Mientras los sistemas educativos tradicionales luchan por adaptarse a las cambiantes necesidades de los empleadores, y los colaboradores jóvenes buscan cada vez más alternativas para acceder a empleos de calidad, adoptar prácticas basadas en competencias es un enfoque valioso para ayudar a las empresas a prosperar y, al mismo tiempo, facilitar la movilidad económica.

SOBRE LA AUTORA

Maria Flynn es directora ejecutiva y presidenta de Jobs for the Future, una organización sin fines de lucro enfocada en transformar los sistemas educativos y laborales de EU para impulsar el éxito económico de las personas, las empresas y las comunidades.


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Maria Flynn

Maria Flynn es directora ejecutiva y presidenta de Jobs for the Future, una organización sin fines de lucro enfocada en transformar los sistemas educativos y laborales de EU para impulsar el éxito económico de las personas, las empresas y las comunidades.

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