Conoce las diferencias de estas métricas, sus beneficios y cuál puede impulsar más la innovación en tu empresa.
Las métricas en las organizaciones también libran batallas. El debate sobre qué es mejor, si los KPI o los OKR, se ha vuelto central, ya que elegir entre medir resultados actuales o aspirar a metas ambiciosas que transformen el rumbo genera un amplio análisis estratégico.
Los KPI (Key Performance Indicators) sirven como termómetro de un negocio: muestran cómo van las operaciones, qué se está cumpliendo y dónde hay fugas en el rendimiento.
MIT SMR México se financia mediante anuncios y sociosEn contraste, los OKR (Objectives and Key Results) sitúan la mirada en el futuro: definen objetivos ambiciosos y resultados clave que estiran capacidades.
Aunque ambos sistemas tienen propósitos distintos, su combinación estratégica es lo que permite a las empresas equilibrar estabilidad con avance disruptivo.
Cómo los KPIs y el ROI en Learning & Development transforman tu organización
De forma sencilla, los KPI son ideales para medir el avance de manera cuantitativa.
Un KPI bien definido indica si una acción está funcionando o no, y ayuda a las empresas a reaccionar rápidamente.
Por ejemplo, en ventas, un KPI podría ser el porcentaje de cierre de clientes potenciales.
Su mayor fortaleza radica en la estabilidad y el control, algo crucial en industrias reguladas o con objetivos de eficiencia claros.
Sin embargo, su naturaleza estática puede limitar la creatividad, ya que el foco se centra en cumplir metas predeterminadas y no tanto en explorar nuevas oportunidades.
Los OKR, popularizados por Google, ponen énfasis en objetivos ambiciosos y resultados clave medibles.
Funcionan como un motor de cambio porque invitan a los equipos a pensar más allá de lo que es seguro o predecible.
Por ejemplo: un objetivo podría ser “Mejorar la experiencia del cliente”, y los resultados clave podrían incluir “Reducir el tiempo de respuesta en un 40 por ciento” o “Aumentar la satisfacción del cliente al 95 por ciento”.
Este enfoque favorece la colaboración y la creatividad, ya que se revisa de forma trimestral o incluso mensual, lo que permite adaptarse rápidamente a cambios del mercado.
Un estudio de WhatMatters.com reveló que las empresas que usan OKR duplican la probabilidad de innovar en productos y procesos.
La diferencia principal entre KPI y OKR radica en que los KPI se centran en medir el rendimiento de objetivos ya establecidos, mientras que los OKR combinan metas ambiciosas con métricas para inspirar innovación y adaptabilidad.
Para innovar, los expertos recomiendan usar ambos de forma complementaria: KPI para mantener el rendimiento y OKR para impulsar el cambio.
En la práctica, la mayoría de los líderes de alto rendimiento integran ambos modelos.
Los KPI ofrecen la estabilidad necesaria para medir lo que ya funciona, en tanto que los OKR actúan como palanca para alcanzar nuevas oportunidades.
Así lo confirma McKinsey: las organizaciones que combinan métricas de rendimiento y objetivos ambiciosos aumentan en un 30 por ciento la probabilidad de lanzar innovaciones exitosas.
La elección no es blanco o negro. Si una empresa necesita orden y precisión debe empezar con KPI, pero si la meta que se persigue es romper límites y explorar, se necesitan adoptar los OKR.
Aunque si se busca un crecimiento sostenido y una cultura de innovación real, el camino ideal está en integrar ambas metodologías.
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