Diversos estudios demuestran que siete de cada 10 litros que surten las empresas purificadoras de agua no cuentan con las medidas sanitarias suficientes por lo que representan un problema de salud pública.
El agua mal purificada puede tener serias consecuencias para la salud de las personas, debido a que contiene toxinas dañinas como el plomo que en exceso ocasiona presión arterial alta y problemas renales.
Con el paso del tiempo el uso de purificadores de agua se ha vuelto más popular por la facilidad que le da a los consumidores, además de que resulta una alternativa mucho más económica en contraste con un garrafón de agua tradicional.
Sin embargo, se ha encontrado que las empresas purificadoras de agua, están causando un problema de salud pública ante la falta de control y supervisión.
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Francisco Bustamante Ruisanchez, presidente de la Asociación Civil Agua en México , alertó que siete de cada 10 litros que surten estas empresas “presentan algún tipo de contaminación, principalmente con bacterias coliformes provenientes de materia fecal”.
Estudios realizados por Agua en México y centros educativos como el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Guadalajara y la Universidad Autónoma de Chiapas en diversas ciudades del país muestran que la calidad del agua que venden las rellenadoras “no es apta para consumo humano”.
Dentro de los principales problemas que destacan se encuentra la mala capacitación del personal, la falta de mantenimiento, el saneamiento de las instalaciones y la deficiente calidad de los botellones, lo que provoca que el agua mal purificada llegue hasta los hogares de miles de personas.
Es una infección causada por beber agua mal purificada es el virus Dracunculus medinensis, mismo que produce una lesión cutánea dolorosa por el crecimiento del parásito, el cual es una lombriz muy larga y delgada. Los primeros síntomas aparecen un año después, cuando la lombriz busca la manera de salir del cuerpo provocando una laceración en alguna extremidad, sobre todo en las inferiores.
Es provocada por lombrices parasitarias de agua dulce, la contaminación en el agua puede deberse a la orina o las heces de un animal o humano infectado. El parasito ingresa al torrente sanguíneo y puede afectar diversos órganos como el hígado.
Se trata de una infección intestinal que es causada por el parásito microscópico Entamoeba histolytica, la cual se puede albergar en el intestino grueso, sin causar daño, en algunos casos invade la pared del colón provocando colitis, disentería aguda o diarrea prolongada. La infección puede llegar al hígado a través del torrente sanguíneo, incluso podría propagarse a los pulmones, el cerebro o a otros órganos. La personas pueden contraer el parásito debido a la contaminación con material fecal del agua mal purificada.
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Es una infección ocasionada por el parásito Cryptosporidum, mismo que podría encontrarse en el agua que se bebe e incluso en la que se nada. El síntoma más común es la diarrea acuosa, además podría estar acompañado de deshidratación, pérdida de peso, cólicos o dolor estomacal, fiebre, náuseas y vómitos.
Una enfermedad diarreica provocada por Giardia intestinalis, que se puede arraigar en el intestino delgado de las personas. Puede provocar dolor abdominal, nauseas, y pérdida de apetito.