Antifragilidad, la habilidad que transforma a los líderes en la incertidumbre
Daniel Colombo explicó las estrategias que deben tomar los líderes para adaptarse frente a la incertidumbre geopolítica actual.
“Vivimos en una época cambiante, frágil y quebradiza”, afirmó Daniel Colombo, Master Coach Ejecutivo y autor de 33 libros, durante su participación en el Foro MIT SMR México 2024.
En este contexto, Colombo destacó que los líderes no solo debían ser resilientes, sino desarrollar una habilidad más profunda: la antifragilidad.
Inspirado en las ideas de Nassim Taleb, el coach explicó que la antifragilidad va más allá de la resiliencia, ya que no solo permite a las organizaciones y personas recuperarse de las crisis, sino salir fortalecidas de ellas.
Uno de los enfoques clave, señaló, es la inteligencia cultural, una habilidad esencial en el liderazgo global.
Este aspecto del liderazgo es crucial, ya que facilita una mejor interacción entre equipos multiculturales y diversas generaciones.
Sin embargo, el reto no es solo comprender las diferencias culturales, sino también liderar con una mentalidad inclusiva que abrace la diversidad en etnias, religiones y preferencias personales.
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La capacidad de anticiparse
El segundo pilar fundamental es la adaptabilidad. Para el experto, no basta con acostumbrarse a los cambios; es esencial tener una actitud anticipatoria.
“El mundo seguirá cambiando. Todos los días se transforma“, destacó subrayando que los líderes deben estar preparados internamente para ser flexibles y responder rápidamente ante una crisis.
Colombo enfatizó que la clave para sobrevivir en este entorno es la agilidad operativa, ya que las empresas que no se adapten rápidamente quedarán rezagadas en un contexto de transformación continua.
En cuanto a la comunicación, subrayó la importancia de una comunicación tanto efectiva como afectiva.
“Ningún líder puede liderar solo. Los líderes estamos hechos para generar más líderes”, afirmó.
Además, destacó que la empatía es una herramienta crucial en el liderazgo moderno, ya que no debilita al líder, sino que lo fortalece, haciéndolo más humano.
La antifragilidad fue otro concepto clave que Colombo resaltó. Mientras que la resiliencia ayuda a los líderes y organizaciones a recuperarse, la antifragilidad permite anticiparse y prepararse para las crisis, de modo que estas no solo no destruyan a la organización, sino que la fortalezcan.
Esta capacidad debe cultivarse constantemente, tanto a nivel individual como organizacional. “Debemos ser como el junco que se dobla, pero siempre permanece en pie”, mencionó.
De igual forma, Daniel Colombo explicó que en un contexto geopolítico tan complejo y volátil, los líderes deben adoptar una visión sistémica.
“Las organizaciones no pueden verse como entidades aisladas, sino como parte de un sistema más amplio que incluye la economía, la cultura y la sociedad (…). El liderazgo global en tiempos inciertos no solo es necesario, es inevitable”.