Comunicación y estrategia en la era del caos
Hemos llegado por diversos caminos a principios como estos en la cultura corporativa moderna. (Imagen generada con Inteligencia Artificial/João Macedo/Adobe Stock)
La transparencia y el contexto resultan protagonistas en la comunicación empresarial de hoy, en donde tiene que existir congruencia e información en un mundo en donde las redes sociales plantean una opinión pública más poderosa que nunca.
¿Cómo comportarse ante el caos? ¿Qué pueden hacer las corporaciones para funcionar en un entorno de crisis recurrentes? ¿Cómo sobrevivir en un entorno BANI?
Hay quien diría que un buen año para declarar que el caos reina en el mundo es 2024… pero los años anteriores no se quedan atrás. Es un mundo BANI, y hay que actuar en consecuencia.
Una de las aportaciones más difundidas del futurólogo Jamais Cascio, uno de los Top 100 Global Thinkers según la revista Foreign Policy, quien ha escrito a profundidad sobre temas como la geoingeniería y el cambio climático, fue un breve planteamiento sobre una nueva manera de describir la realidad humana.
Así es como pasamos del marco VUCA al BANI.
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El diagnóstico y cómo enfrentarlo
Un buen día, en 2020, en pleno azote de la pandemia, Cascio escribió en un sencillo texto que el llamado marco VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) era insuficiente para describir al mundo.
Creado en el seno de la academia militar estadounidense en los 80, el marco VUCA fue adoptado por los estrategas de negocios a principios del siglo XXI como un método para analizar la realidad.
VUCA, según el propio Cascio, era una forma eficiente para describir a un mundo fuertemente digitalizado, crecientemente conectado, posterior a la Guerra Fría (y por ello multilateral).
Sin embargo, planteó el autor, posiblemente desde la soledad de su aislamiento domiciliario, este marco ya era insuficiente.
El ambiente altamente disruptivo de las segunda década del siglo XXI había culminado en una pandemia.
Así que propuso un nuevo juego de siglas: BANI, por frágil (brittle), ansioso, no-linear e incomprensible. El mundo, propuso el futurólogo, pasó de ser volátil y complejo a ser francamente imposible de comprender, y menos de predecir.
Las respuestas que el propio Cascio ofrece a este entorno han sido adoptadas por personas y empresas en esta década, incluso sin haberlo leído directamente.
La fragilidad puede enfrentarse con resiliencia, la ansiedad con empatía y consciencia plena, la no-linearidad, con flexibilidad y contexto y la incomprensibilidad a través de transparencia e intuición.
Hemos llegado por diversos caminos a principios como estos en la cultura corporativa moderna, quizá algunas empresas con más éxito que otras. No cabe duda de que la resiliencia y la flexibilidad han sido adoptadas en las estrategias de negocios.
Bien se puede decir que han sido la razón para la supervivencia de grandes corporativos y empresas pequeñas y medianas durante y después de la pandemia.
Al mismo tiempo, la empatía y la consciencia plena han ganado terreno en el ámbito laboral y de la comunicación interna, con la mayor parte de las empresas adoptando medidas en materia de equidad, tolerancia y respeto.
La transparencia y el contexto resultan protagonistas en la comunicación empresarial de hoy, en donde tiene que existir congruencia e información en un mundo en donde las redes sociales plantean una opinión pública más poderosa que nunca.
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Otro año de caos
No cabe duda de que 2024 se ha mostrado un año difícil, con 40 elecciones nacionales en el mundo, que llevaron a 40 por ciento de la población global a las urnas, más dos guerras oficialmente declaradas en zonas muy influyentes del planeta.
La llegada de la Inteligencia Artificial se suma al panorama, con su planteamiento de revolucionar el empleo como lo conocemos, dejando por el momento más dudas que respuestas.
En lo comercial, el mundo se ha volcado del globalismo al nearshoring, con consecuencias muy concretas en materia de inversión y levantamiento de barreras entre bloques económicos.
Y no sé si lo has notado, pero tenemos un fenómeno de migración masiva en todos los continentes y por lo menos un par de casos de Estados fallidos (Libia y Haití). Además, está la presión del crimen organizado sobre la seguridad en México y buena parte de América Latina.
El entorno BANI no significa que las empresas estén en crisis todo el tiempo, pero sí que éstas son cada vez más frecuentes, y difíciles de prevenir.
Esto implica, además de prepararse en materia de comunicación para un rango mayor de crisis, buscar cambios operacionales en las empresas para adquirir toda la flexibilidad y resiliencia posibles.
En muchos casos la propias soluciones para mantener esta transformación en las empresa viene de la tecnología misma.
Basta ver la forma en que ésta revoluciona a la banca hoy en día, con una nube de Fintech compitiendo al tú por tú con los grandes corporativos financieros.
Si vivimos en un entorno BANI, lo cierto es que hasta ahora tenemos las herramientas para hacerle frente a lo que venga.
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