De acuerdo el Instituto Nacional de Salud Pública (INPS), la inseguridad del agua es un fenómeno que crece cada vez más en todo el país. Eso significa que cada vez más familias mexicanas no tienen la capacidad de acceder y beneficiarse de agua adecuada, confiable y segura.
En el estudio, publicado en 2023, se afirmó que la prevalencia de inseguridad del agua en 2021 fue de 16.3 por ciento y en 2022 de 16.5 por ciento a nivel nacional. Este porcentaje puede parecer pequeño, sin embargo, su incremento es una seria amenaza a la salud.
Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), entre los principales contaminantes del líquido se encuentran:
Algunas de las principales instituciones a nivel internacional alertan que el consumo de cualquiera de estas sustancias, podrían poner en peligro la vida humana.
Por ejemplo, la Organización mundial de la Salud (OMS) advierte que la exposición al plomo tiene graves consecuencias, especialmente para los niños.
“Si el grado de exposición es elevado, el cerebro y el sistema nervioso central pueden sufrir daños graves. Puede provocar coma, convulsiones e incluso la muerte“.
Los habitantes de estados tan alejados como Sonora, Estado de México, Hidalgo o San Luis Potosí han recibido, con desagrado, la llegada de agua contaminada.
El caso más reciente es el de algunos pobladores de la delegación Benito Juárez en la Ciudad de México que detectaron un “olor” extraño del líquido que provenía de sus regaderas y lavabos. Ellos, describieron este desagradable aroma a algo parecido al de la gasolina.