Bad Bunny tiene pasaporte gringo
Bad Bunny no estaría en la cima del mundo sino fuera por su pasaporte.
San Benito, como se autodenomina en Twitter, es uno de los artistas musicales de América Latina más importantes del siglo XXI.
Puedes aborrecer como canta, su música, los temas que toca, y todo sobre él, pero los datos son clarísimos.
Ni Luis Miguel, ni Peso Pluma, ni Shakira, ni J Balvin, ni Soda Stereo, ni Silvio Rodríguez, ni Los Ángeles Azules han logrado capturar los corazones y las carteras de tanta gente de manera tan consistente durante los últimos siete años.
Esto no debería ser una declaración contenciosa. No soy ni cercanamente el primero que menciona su meteórico crecimiento y reinado. Me anteceden publicaciones tan importantes como Rolling Stone, The New York Times, The Guardian, NPR, El País, Los Angeles Times, y Latinometrics.
O sea, el muchacho es un fenómeno y todo el mundo quiere estar cerca de él y de su éxito. No por nada sale en películas con Brad Pitt y Gael García Bernal, lo invita Red Bull Racing al paddock en Fórmula 1, y está (¿o estuvo?) saliendo con Kendall Jenner.
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El puertorriqueño claramente posee un talento extraordinario, y no sólo para conectar con sus millones de fans a través de su música. Es un maestro en explorar sistemáticamente los canales de comunicación que mejor funcionan, y en experimentar con actividades mediáticas, estilos musicales, y colaboraciones inesperadas.
Aprovecha cada nuevo hito en su carrera para expandir los límites de su propia identidad como artista y como latino, y eso le ha permitido convertirse en un ícono musical, sexual, de moda, de arte, y hasta de una nueva masculinidad. Es un verdadero placer observarlo.
Y aún así, no podría haber hecho todo esto sin un pasaporte que le permitiera acceder a la infraestructura de Estados Unidos.
Los gringos gozan de una red inmensamente grande y eficiente de atajos y herramientas para que sus ciudadanos puedan encontrar éxito a través de la creatividad y el trabajo.
Creada durante décadas, esta gran infraestructura—universidades comunitarias, préstamos bancarios, estado de derecho, bases de datos, servicios públicos, optimismo, capital de riesgo, plataformas de distribución, sistemas de pagos, mercados públicos, etc.—ha puesto la mesa para que Estados Unidos sea una nación de emprendedores: El Sueño Americano™.
Es exactamente esa infraestructura la que Bad Bunny utilizó para darse a conocer, para aprender y crecer.
Puso todo su talento a trabajar sobre el sistema de creación de valor que Estados Unidos y el primer mundo pusieron a su disposición, desde SoundCloud, pasando por las redes de distribución de Nueva York y Florida, y hasta Sony Music. Y ese es exactamente el modelo que debe seguir América Latina: Talento + Infraestructura.
Talento hay en todos lados, y América Latina está repleta de gente talentosa, trabajadora, y creativa. Lo que no tenemos son oportunidades, porque no hay esa infraestructura para apoyar a nuestro talento. Si tuviéramos esas herramientas estaríamos en la misma cima que Bad Bunny. Y no lo digo yo, lo dicen los datos.
Recientemente salió el U.S. Latino GDP Report del Latino Donor Collaborative. Es un tesoro de información, pero lo más impresionante es esto: El Producto Interno Bruto de los latinos en EUA es 2.8 trillones de dólares (trillones gringos = millones de millones).
Si fueran un país, serían la quinta economía del mundo, sólo detrás de EUA, China, Japón, y Alemania. Su crecimiento durante los últimos 10 años es el tercero más grande de todos los países del planeta, salvo China en India.
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Si lo comparamos con América Latina, el dato es aún más asombroso. Ellos son 63 millones de personas y generan 3.2 Trillones. Nosotros somos 667 millones y generamos 6.2 Trillones.
Es decir, cada latino en Estados Unidos produce más de CINCO VECES MÁS que cada latino en América Latina. El mismo reporte dice que los tres factores que hacen a los latinos tan exitosos, por encima de otras etnias en Estados Unidos, es su capacidad de trabajo, su autosuficiencia, y su optimismo.
Eso es lo que pasa cuando tenemos las herramientas para producir.
¿Por qué no tenemos nosotros esa infraestructura? Porque desde hace 200 años cargamos con la herencia maldita de haber nacido como colonias explotadas, con el complejo de haber llegado 1,000 años tarde al concepto de una nación, con los problemas de integración de nuestra cultura indígena con nuestra cultura invasora, tratando de construir una identidad nueva a partir de eso, y pagando los platos rotos de decisiones hechas hace 100 años y a miles de kilómetros de aquí, por hombres que no tenían la más remota idea de cómo son las cosas en América Latina, y las cuales seguimos sufriendo.
Todo latino puede hablar de pobreza, guerra, carencias, discriminación, racismo, polarización, indefensión aprendida, narcotráfico, guerrillas y una evidente falta de visión a largo plazo.
Para nosotros el futuro no existe, porque llevamos 30 generaciones enfrentando una catástrofe tras otra, sin parar, sin respiro. Un noruego sabe exactamente qué tasa de interés va a pagar en su hipoteca dentro de 20 años. Nosotros no sabemos qué va a pasar con el país la semana que entra. ¿Quién va a querer invertir o planear bajo esas condiciones?
Y nuestros gobiernos nunca van a resolver el problema. Ellos nunca van a poner esa infraestructura que necesitamos para triunfar. Ellos también son producto de ese pensamiento que nos mantiene atados, y también están atrapados por esos ciclos incesantes de catástrofes recurrentes.
Lo bueno es que no los necesitamos.
Lo bueno es que todas esas herramientas nos las trae Internet hasta la puerta de la casa.
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La revolución cultural, tecnológica, y social más importante de la historia de la especie está ocurriendo en este momento, y la iniciativa privada nos está invitando a ser parte de un futuro completamente nuevo.
Todo lo que necesitas está puesto: educación, mentoría, ideas, aceleradoras, incubadoras, inversión, apoyo legal, comunidades, tecnología, comunicación, diseño, distribución, plataformas, etc.
Y no tienes que pedirle permiso a nadie. Así como Bad Bunny no tuvo el más mínimo reparo en salir de Puerto Rico y de Estados Unidos y lanzarse al mundo, rompiendo estigmas, ignorando a los pesimistas, y haciendo exactamente lo que él quería, tú puedes hacer lo mismo, y hay miles de personas como tú que te quieren ayudar y quieren hacer ese viaje contigo.
Sólo tienes que subirte a este tren y dar pa’lante.