Entre peseros y aviones: El camino a Las Vegas de Salvador Aponte
Las Vegas recibieron a Salvador Aponte con la promesa de ganar un Latin Grammy y aunque ese sueño no se concretó, el cantante ha tocado las estrellas de otras formas. Esta es su historia.
“Somos unos soñadores”. Así describe Salvador Aponte a su gremio, a aquellos cantautores que viajan de ciudad en ciudad con la esperanza de ser escuchados, o a los compositores que se quedan dormidos escribiendo canciones.
Es importante que los cantautores y compositores siempre sueñen, que se mantengan soñando. Esto es porque es en sus sueños donde encuentran a los personajes que serán los próximos protagonistas de sus historias.
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Salvador es así. Se mantiene soñando. Así inició su primera gira, entre sueños y risas. En aquellos días él solía dormir en las terminales y sus espectáculos no se llenaban, aunque cobraba 50 pesos por entrada.
“A veces no tenía dinero para regresarme a mi casa, por eso solía quedarme en una ciudad por 3 meses, así sacaba algo para poder regresar”, dice el artista.
Es curiosa la forma en la que el destino cambia cuando se trabaja duro. Ahora, a más de una década de haber iniciado su carrera, el cantautor y compositor recuerda, además de sus primeros pasos, su viaje a Las Vegas hace algunos años, cuando estuvo a punto de ganar un Latin Grammy.
Peseros, combis y el metro: los primeros pasos hacia Las Vegas
De San Salvador a Guatemala, de Guatemala a Chiapas y de Chiapas a Monterrey. Así fue una de las tantas giras del artista regio.
Entre el calor del sur y del norte de México, el cantautor recuerda perfectamente cuando tuvo que dormir en una terminal de autobuses en Centroamérica. Esos parajes y algunos sillones fueron sus mejores aliados durante sus primeras giras para poder conciliar el sueño.
No, con las ganancias de la primera gira no pudieron comer bien. Pero los chicos de 20 años prefirieron adelgazar y tener ojeras antes que dejar de cantar. Peseros, combis, aviones, el metro; nombra al medio de transporte que quieras, seguro Aponte ha viajado en él, y así fue como llegó a Las Vegas.
Como cada año, en 2016 el MGM Grand Hotel albergó a todos los artistas nominados a los Latin Grammy. Mientras aquel imponente casino le dio la bienvenida a Salvador Aponte, su mente se llenó con los recuerdos de esos momentos que tanto amó (y en los que su bolsillo tanto sufrió).
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“Me está gustando”, esa fue la canción por la que fue nominada como mejor compositor de género regional mexicano. La historia de un hombre que descubre que se está enamorando perdidamente, fue la razón por la que fue nominado.
En esa ocasión, los reflectores de la alfombra roja y los flashes de las cámaras de más de una veintena de reporteros no sólo iluminaron al cantautor regiomontano, también alumbraron a aquel muchacho que luchó como loco por triunfar.
“Tuve la oportunidad de convivir con los mejores artistas de la música de América Latina. Francisco Céspedes y Marc Anthony estaban ahí”, expresa emocionado.
Sus ojos se iluminan. La velocidad con la que habla se acelera. Salvador Aponte explica ese momento como si hubiese vivido en un remolino.
Durante el gran evento, perplejo, el compositor vio a su alrededor. Él había cumplido su sueño y el de miles de personas que se aventuran día con día a darle una noticia a sus padres: ¡seré cantautor!
Dejar las canciones en los labios de alguien más, así es trascender
Seguro conoces una canción compuesta por Salvador Aponte, están en todas partes. Julión Álvarez, la Banda los Recoditos, La Adictiva y otros artistas las han hecho famosas. Por ejemplo, “Doble Vida”, fue la primera canción que marcó la vida del compositor y la de Edwin Luna y La Trakalosa de Monterrey.
De repente, la historia de un hombre que descubrió la infidelidad de su pareja (ideada por el regio) comenzó a sonar en todas partes. En las plazas, en los mercados, en las casas y en los autobuses.
“Yo nunca había escuchado una de mis composiciones en radio, pero con esa, hasta me tocó ver mi nombre en los créditos”, comenta el artista.
“Doble Vida” llegó a manos de la banda gracias a un disco que Aponte dejó en uno de sus conciertos en un bar. Ahí, tratando de conseguir una oportunidad para triunfar (así como Salvador), la banda descubrió la primera canción con la que fueron reconocidos en 2012.
“En mi perra vida”, “Niégame”, “La Princesa” y otras más de 120 canciones forman parte del repertorio de las letras que el regio le ha dado a otros artistas. Después del primer éxito que le brindó a La Trakalosa, la carrera como compositor del artista despegó.
Gracias a ello, Aponte tuvo la suerte de tener la cantidad de trabajo suficiente como para dividir su carrera como compositor y cantautor. Hasta el día de hoy, de lunes a viernes él se dedica a componer canciones y los fines de semana vuelve a ser aquel joven de veinte años que se atreve a ir de gira, aunque en sus conciertos no lleguen tantas personas.
La trascendencia llega así, con esfuerzo. Al artista le llegó a través de la radio, a través de sus menciones, cuando un grupo de personas sosteniendo un trago cantan una de sus canciones y cuando algún otro cantante en su primera gira termina una canción diciendo: “esa fue una canción de Salvador Aponte”.
Con toda una carrera por delante y a punto de colgar la llamada, el regio sonríe mientras dice: “Yo siempre termino una entrevista diciéndoles a todos que hagan al menos una acción diaria que los lleve a su objetivo, así después de un año estarán más cerca de lograr sus sueños”.